.



 

Discursos dados por Sai Baba

11/09/84 d-29 Cuando miran hacia Dios, Dios mira hacia ustedes

11 de Setiembre de 1984

Prashanti Nilayam

  

***************************************************

Todo el que esté verdaderamente despierto y haya desarrollado sus poderes de discriminación para cerciorarse de la real naturaleza de los objetos, no sufrirá de pesadumbre ni estará sometido al temor. Tan sólo la persona que mantenga sus apegos al cuerpo y a los objetos experimentará temores y sufrimiento. Es por ello que Krishna instruyó a Arjuna para que desarrollara una visión integral.

La visión integral se denomina también Sudarshana [1] o buena visión. El hombre actual tiene tres visiones. La primera responde al punto de vista del cuerpo. Y la naturaleza de la gente que la posee es la de no ver sino la apariencia externa de todo. Se trata de una visión superficial, con ella se reconoce únicamente la apariencia exterior de otros, su estatura, su expresión facial, la vestimenta, las joyas con que se adornan, etc. Este tipo de visión se orienta totalmente hacia el mundo fenoménico.

El segundo tipo de visión es la mental. Mas que dirigirse hacia las características exteriores, los que poseen la visión mental perciben el comportamiento de los demás, de acuerdo a la forma en que se refleja en su conducta y expresiones. De modo que los que tienen esta visión buscan cerciorarse respecto de los sentimientos que emanan del corazón de los demás y de los pensamientos que cruzan por sus mentes de acuerdo a la forma en que estos se manifiestan en lo que dicen y hacen. En otras palabras, la persona orientada mentalmente enfoca las acciones exteriores que reflejan al ser interior. La actitud que les caracteriza es la de considerar que la gente siempre hablará y actuará de acuerdo a lo que siente y piensa.

El tercer tipo de visión es la visión Átmica. Aquel que la posea no restringirá su percepción exclusivamente a los rasgos exteriores del otro o a sus sentimientos íntimos, de acuerdo a como se revelen a través de su conducta y expresión exterior, sino que mantendrá una visión integral. Percibirá la unidad interna, la Divina Conciencia que lo permea todo, pese a las diferencias en los cuerpos y en las conductas.

Se dará cuenta que pensamientos, sentimientos y características conductuales están todos sujetos a los cambios y las transformaciones y que están expuestos a los seis tipos de modificaciones. Es por ello que, los que poseen la visión Átmica, no desarrollan ningún interés de agrado o desagrado especial respecto de la configuración corporal o formas de expresión de la gente. Su visión se orienta totalmente hacia la Divinidad que mora en su interior. Se trata aquí de una visión sagrada.

Las personas con esta visión integral y plena están en las manos de Dios. Y, no solamente están en las manos de Dios, sino que, en verdad, llegan a ser Dios mismo. Los Upanishads dicen que aquel que llega a conocer a Brahman, se torna Brahman. De modo que la persona que adquiere una visión tan sagrada, también asume la naturaleza de la Divinidad, Uno llega a ser aquello que uno percibe. Para ser un Stithaprajna, una persona de sabiduría permanente, uno deberá desarrollar esta visión integral. El Sudarshana o buena visión significa reconocer la Unidad interna en medio de toda la diversidad exterior. De ahí que Krishna le indicara a Arjuna que volviera en todo momento su visión hacia Atma y mantuviera esta visión integral bajo cualquier circunstancia.

En Bharat existe una tradición que se remonta desde tiempos muy antiguos y es conocida como Rathostava [2] , un festival de procesión de carrozas, que se realiza alrededor de templos tanto en aldeas como en las ciudades. Durante estas festividades, el ídolo de la deidad instalado en un templo, es elaboradamente decorado para ser sacado en procesión. Para ello antes se procede a preparar un gran carroza, bellamente decorada, en la que se instalará un asiento para la deidad. En el día más auspicioso, el ídolo es transferido del templo a la carroza al son de los rituales y cánticos apropiados. Luego la carroza es arrastrada por los devotos por las calles, siendo precedida por diferentes grupos de danzarines, músicos y cantantes.

Durante el trayecto, muchas personas le ofrecen el Aarti [3] a la deidad. Durante estos festivales de carrozas, se reúnen normalmente miles de personas que vienen de todas las comarcas circundantes. Asistirán a ellos tres tipos de individuos. El primero, que constituye la gran mayoría, serán todos aquellos que concentrarán su atención en la carroza y su apariencia externa. Luego habrá otros que se concentren mayormente en las expresiones y acciones de los participantes, en los que tiran de la carroza, en los sacerdotes y en los que ejecutan la música y las danzas. En tercer lugar se encontrarán aquellos pocos que reconozcan el real propósito de la realización del festival. Sólo este puñado de asistentes se preocupará por ver al Ocupante, a la sagrada Divinidad sentada en la carroza. Resulta evidente que el sentido del festival es el de sacar en procesión en la carroza al ídolo de Dios, ya que sin este ídolo el festival carecería de sentido. Este ídolo representa al Ocupante, quien es Dios mismo. Pero serán sólo individuos aislados los que dirijan su plena atención hacia esa Divinidad.

La mayor parte de la concurrencia verá únicamente la apariencia externa de la carroza, su decoración y cosas como la vestimenta con la que se haya vestido al ídolo, los trajes usados por los músicos y danzantes, sus movimientos, el sonido y el colorido. Habrá también algunos que concentren su atención en los rituales del culto, en las ofrendas como el quebrar de los cocos, el agitar lámparas e incensarios y otros detalles de la Puja [4] .

Reconocerán y se identificarán con la devoción que se expresa a través de estos rituales. El número de personas con este tipo de visión e interés será notablemente menor que el de los que disfrutan exclusivamente con la parafernalia asociada al espectáculo. En tanto que la Divina Persona que se ha instalado en esta carroza, que está conduciendo la carroza y que reside en ella, será vista sólo por un ínfimo número de personas intensamente devotas que anhelan obtener la sagrada visión de la Divinidad. En medio de las inmensas multitudes que se reúnen en estos festivales, estos genuinos devotos pueden contarse con los dedos de una mano. Para ellos, toda las exterioridades, todo el sonido y la excitación de la procesión, no son sino obstáculos a su anhelo de ver al bello Dios cuyo ídolo está sentado en la carroza.

¿Cuál es el sentido profundo de esta carroza? ¿Cuántas de estas carrozas habrá? La carroza de la que hablamos es el cuerpo humano. De modo que no habrá uno solo, sino que serán muchas, muchos millones de carrozas. A diario, estas carrozas se mueven por las calles y van de casa en casa, llevando al ocupante en procesión. Hemos desarrollado de tal manera nuestra visión que no vemos sino el cuerpo con sus rasgos exteriores o las expresiones que muestran diversos estados emocionales, pero no hemos aprendido a cultivar la visión interna, la visión que percibe a la persona interior en este carroza que es el cuerpo, ni a entender quién está realmente en ella. Es raro el individuo que trata de sondear más profundamente, más allá del aspecto externo y superficial del cuerpo y más allá de los rasgos emocionales y mentales del individuo, tratando de descubrir al sagrado Principio Átmico que mora dentro de él.

Los cuerpos de los seres humanos no son las únicas carrozas, también lo son los cuerpos de los animales como los perros, los tigres o los elefantes. De hecho, el cuerpo de todo ser es una carroza. Pensamos, por ejemplo, en Shiva montado en el toro Nandi. El buey es la carroza de Shiva. Sin embargo, cuando vemos un buey, podemos pensar en Nandi, pero no pensaremos en Shiva, aunque Él esté allí. Cuando vemos un ratón, no pensaremos en Vinãyaka o Ganesha, pero estará ahí, montado en el ratón. El ratón representa el vehículo para Vinãyaka, de modo que también será un carroza en la que esté instalado Dios. De manera similar, los leones, los cuervos, los perros, las serpientes, las águilas y tantos otros animales y aves son usados como vehículos para los muchos diferentes aspectos de Dios. En verdad, cada ser viviente es un vehículo que lleva a Dios en procesión. Pero en la actualidad se tiene la visión que no ve sino la carroza. Toda nuestra concentración la concentramos en el decorado exterior. En esta Era, casi todo nuestro tiempo se emplea en adornar el vehículo y en ocuparse de la comodidad y de los placeres del cuerpo. Como resultante, no le prestamos atención sino a las diferencias externas y no nos damos tiempo para tratar de visualizar al Ocupante.

"Por ello, Arjuna - decía Krishna— sabe que toda esta gente por la que estás tan preocupado no representa sino vehículos. Puede que sean abuelos, o hermanos, o primos, pero sin que importe lo que sean, no son sino carrozas. En verdad, no estás viendo sino los vehículos en la forma de todos estos diferentes parientes. Has mantenido nublada tu visión al no mirar sino al cuerpo, siendo que una sagrada persona como tú no debería preocuparse tanto por las exterioridades. Debes concentrar tu mente en el Ocupante que va sentado en cada cuerpo humano. Sólo así tu visión se hará sagrada. Y únicamente esta visión sagrada puede proveerte de la base para tu victoria.

Sólo una persona que posea la visión sagrada puede lograr el éxito en las grandes empresas. Arjuna, la gente suele darle el mismo valor a la sombra que al sagrado objeto que la proyecta, le dan el mismo valor al reflejo que al sagrado objeto cuya imagen están viendo. Eso no es correcto. Este inalterable objeto sagrado del que estamos hablando, es Atma. Su valor es ilimitado y está más allá de toda medición o evaluación. En cambio, la belleza externa de estos cuerpos y todos los pensamientos, sentimientos y conductas que manifiestan, no son sino imágenes. No son sino sombras, carentes de cualquier substancia real o de valor duradero".

Cuando Arjuna le da tanto valor a cosas que no son sino reflejos, actúa muy neciamente. Pero en verdad, Arjuna no es un necio. Cuando Krishna comienza a describir a Arjuna en el segundo capítulo del Gita, lo tilda de Kripana. Uno de los sentidos para este término es aquel que es pobre y desamparado. Pero estos epítetos no sirven para describir a Arjuna: ciertamente no era pobre ni menos desamparado. En lo referente a riquezas materiales, había llegado a amasar gran parte de las riquezas del mundo, no carecía en modo alguno de posesiones. Otro sentido para la palabra Kripana es avaricia, mezquindad. Pero esto tampoco describe a Arjuna. No era mezquino en absoluto; de hecho, recién había renunciado a todo lo que poseía. Le había dicho a Krishna: "No quiero este reino, ni siquiera el señorío sobre los tres mundos si me fuese ofrecido. Estoy preparado para mendigar mi subsistencia, antes de matar a esta gente". Tal era el nivel de la renunciación al que había llegado Arjuna. Es así que la palabra avaro o mezquino no le sentaba en absoluto. ¿Cuál es, entonces, el sentido correcto de la palabra Kripana aplicada a Arjuna? Kripana significa también ‘carente de juicio o de criterio', ‘incapaz de discriminar entre lo que es real y lo que es irreal'. Y, en este contexto, Kripana significa ‘ignorante'. Arjuna exhibía ignorancia, mas no se trataba del tipo de ignorancia mundana. Se trataba de una ignorancia no referida a este mundo, sino al mundo espiritual situado más allá. Arjuna iba rezagado en su visión interna. Para salvarle de los errores y de la confusión que nacen de esta carencia de visión interna, Krishna emprendió la tarea de enseñarle el conocimiento Adhyátmico [5]  y el Sadhana requerido para que alcanzara esta suprema sabiduría.

Un campesino ha de llevar a cabo una esforzada labor de preparación antes de iniciar cualquier cultivo en su campo. Referido a un Sadhaka, ¿cuál es este campo? Se trata del campo del corazón: un Sadhaka ha de ocuparse en cultivar el campo de su corazón.

¿Qué preparaciones son las que se requieren para cultivar en cualquier terreno? Primero habrá que determinar qué tipo de semillas pueden sembrarse en él y qué tipo de abono es apropiado para ese terreno. Luego hay que proceder a preparar el terreno. Antes de proceder a la siembra, hay que limpiarlo de malezas, piedras y malas hierbas; habrá que arar, regar y ablandarlo para que los nutrientes se mezclen con el suelo. Luego la tierra habrá de ser abonada y todo el terreno debe estar preparado para este cultivo. Recién entonces las semillas apropiadas podrán ser sembradas para asegurar una buena cosecha. Los mismos principios se aplican al cultivo del campo del corazón.

En primer término, uno ha de remover del corazón todos los pensamientos inútiles e indeseables. Y no solamente han de arrancarse de raíz los pensamientos indeseables, sino también los hábitos indeseables. Después de haber terminado con este desmalezamiento, hay que irrigar todo el corazón con las aguas del amor; estas aguas lo ablandan y lo hacen cultivable. Con la ayuda del Sadhana uno ha de arar el campo del corazón, para desparramar luego en él el abono de la fe, de manera que el terreno se fertilice y sea nutritivo para las simientes que hayan de sembrarse en él. Sólo cuando uno haya terminado con todos estos preparativos estará listo el corazón para la siembra. Mientras el corazón esté cubierto por las malezas de los pensamientos negativos, cuando se muestre estéril, endurecido y seco, ¿qué semillas tendrían la posibilidad de brotar allí y de madurar hasta un cultivo fructífero?

En relación a ésto fue que Krishna le dijo a Arjuna: "Arjuna, debes transformar y cultivar el campo de tu corazón. Debes arrancar de raíz tu visión externa. Desarrolla una corriente pura y fuerte de amor a Dios. Cultiva la Unidad que le es inherente a tu corazón y siembra allí las simientes de Mi Nombre, así llegarás a ser con toda seguridad un Stithaprajna, un hombre de acendrada sabiduría. Y entonces serás capaz de cosechar y de disfrutar los frutos de Moksha".

Todo el que tenga una fe firme y una visión integral centrada constantemente en la Divinidad que reside dentro de él, no estará eufórico en la alegría ni acongojado en la tristeza; sólo una persona así es Abhaya, plenamente intrépida. Bhaya significa ‘temor', Abhaya, intrepidez; Nirbhaya significa ausencia de temor. Aunque parezcan ser lo mismo, hay una gran diferencia entre Abhaya y Nirbhaya. Nirbhaya implica la supresión del temor.

Un ejemplo para esto sería una cuerda que podamos ver tirada en el camino en la penumbra del atardecer. Una persona que pase por allí podría pensar que se trata de una serpiente. Temiendo un ataque, enciende su linterna para ver mejor y para cerciorarse de que se trata de un reptil ponzoñoso. Mas tan pronto la luz la ilumina, se da cuenta de que no se trata de una serpiente sino de un trozo de cuerda y con esta verificación, su temor desaparece instantáneamente. Tanto el ser víctima del temor como el librarse de él son experiencias momentáneas, vienen y van. El temor no es más que una ilusión engañosa creada por la mente; la carencia de temor es también una ilusión engañosa creada por la mente. El tomar una cosa por otra hace surgir el temor; el reconocer la equivocación y el rectificarla lleva a desechar el temor. Ambos, tanto Bhaya como Nirbhaya se asocian al temor y a la liberación del temor. Abhaya no se asocia con ellos en absoluto. Abhaya significa intrepidez; constituye un estado permanente en el que nunca se produce el problema de experimentar temor. Una persona con Abhaya, está permanentemente consciente de su propia realidad, sería imposible para ella el ser víctima del temor. Pero no debemos considerar a esta cualidad del Abhaya como la mera ausencia de temor. En la intrepidez, uno no es consciente de ninguna segunda entidad. Uno se atemoriza únicamente cuando existe un segundo objeto, mas para el que posee Abhaya nunca existe ningún segundo. Es por ello que la intrepidez se asocia con la conciencia de Unidad; se refiere al Advaita: no dos... solamente Uno. De modo que únicamente cuando alcancen este estado del Advaita serán en verdad intrépidos.

Echemos una mirada al Bhaya, la experiencia del temor. Una persona que olvida ‘su’ Ser, Atman, sufre de miedo. Una persona que sólo recuerde el mundo sufre de miedo. Una persona llena de apegos y de deseos sufre de miedo. Por otra parte, una persona inmersa en la Realidad Trascendental jamás le temerá a nada. Siempre será Abhaya. Krishna dijo: “Arjuna, hay una sola cosa que habrás de desarrollar. No necesitas seguir desarrollando tu visión del mundo fenoménico; no necesitas seguir desarrollando tu mente. Necesitas desarrollar solamente la visión del Uno que existe en todos. Si Le conoces y Le recuerdas, entonces no estarás sometido a estos cambios de Bhaya hacia Nirbhaya. Mientras mantengas esta equivocada perspectiva, pensando que el mundo es real y que está constituido por muchos objetos separados, tu visión estará nublada y serás víctima del miedo. Pero cuando reconozcas la verdad de la Unidad, serás Abhaya. Una persona como tú debería convertirse en un Stithaprajna y no volver jamás a sentir miedo”.

Deberemos aprender a controlar nuestra tendencia a mirar hacia afuera, hacia el cuerpo y sus actos y hacia la mente con sus pensamientos y sentimientos, y desarrollar en cambio la visión interna del sagrado Atma. Esto es Sudarshana, la buena visión. Hay un bello ejemplo al respecto en el Srimad Bhagavatam, que relata la historia de Gajendra, un elefante que fue atrapado por un cocodrilo. Este elefante, Gajendra, tenía un ego muy fuerte y estaba convencido que con su fuerza sería capaz de luchar y librarse del cocodrilo. Sin embargo, hay que conocer a este respecto dos hechos: los elefantes son muy poderosos en tierra firme y los cocodrilos son muy poderosos en el agua. Cuando el elefante entra en el agua perderá mucha fuerza, y cuando el cocodrilo sale a tierra firme, también será mucho menos poderoso que en su hábitat natural, el agua. En este caso, debido a que el cocodrilo estaba en el agua pudo ejercer todo el poder de su fuerza. Gajendra, el elefante, en cambio, con su arrogancia y su inmenso ego, sentía que ningún cocodrilo podría igualarse a un elefante que era el rey de la selva. No pensó siquiera en que un cocodrilo en el agua podía ser un serio contrincante para cualquier elefante que no estuviera en tierra firme. Por un largo tiempo lucharon sin que ninguno de ambos cediera ni un ápice, hasta que, por último, el elefante se sintió cansado y perdió toda su fuerza física al igual que su fuerza mental. Su confianza estaba puesta en su destreza tanto física como mental, pero al haberlas agotado, comenzó a suplicarle al Señor. Mientras su visión permanecía orientada hacia su cuerpo, no había mirado hacia el Señor.

Mientras ponía su confianza en su propia fuerza corporal y mental, no surgió en él el pensar en Dios, ni la Gracia de Dios descendió sobre él. Mas cuando el elefante habiendo perdido su poder físico y su poder mental se volvió hacia Dios, el Señor Vishnu envió de inmediato su disco Sudarshana y le liberó de la catástrofe que lo había superado. Hay que notar que el Sudarshana del cual se habla aquí no se reduce a un mero disco: Sudarshana se refiere a la Visión sagrada. Tan pronto uno vuelve la visión hacia Dios, Dios a su vez vuelve Su visión hacia uno. Sudarshana se refiere al evocar hacia uno la Visión y la Gracia de Dios. ¿Cuándo puede uno lograr la atención de la Visión de Dios para arder en Su Gracia? Cuando uno renuncia a toda creencia egocéntrica y a la arrogancia que nace de la confianza en el poder del cuerpo y la mente propios. Tal como lo hizo este elefante Gajendra, uno deberá rendirse por completo a Dios, ponerse en Sus Manos y volver la visión totalmente hacia Él.

Sólo cuando dirijan vuestra visión hacia Swami, Swami volverá Su Visión hacia ustedes. En tanto que, aunque la Visión de Swami caiga sobre ustedes, si al mismo tiempo ustedes no se hubieran vuelto hacia Él, perderían la experiencia de su mirada benéfica. Ahora toda vuestra visión se encuentra concentrada en el cuerpo. El brillo del sol radiante puede rodearles por todos lados, pero no entrará en la habitación en la que se hayan encerrado. ¿Por qué? Hemos puesto cortinas y persianas en las ventanas y dejamos la luz del sol afuera. Sólo cuando abramos las persianas y descorramos las cortinas podrá la luz del sol entrar a nuestro compartimento interno. Asi también hemos cubierto nuestra visión con las persianas de la duda y del ego y con las gruesas cortinas de la conciencia corporal, de modo que los rayos de la Gracia no pueden traspasarlas ni entrar en nuestros corazones. Puede que se digan: "No nos ha sido posible lograr la Gracia del Señor". ¿Y cómo podrían lograrla si no han vuelto sus miradas hacia Él?

Este pequeño incidente sucedió hace algunos días. En una casa particular, una persona de edad, el dueño de casa, murió. La mujer y los hijos estaban profundamente apenados. Le rezaban a Dios: "Señor, ¿por qué eres tan cruel? ¿Por qué nos tratas así? ¿Por qué nos has olvidado? Swami, se debe a que los rayos de Tu Gracia no han caído sobre nosotros que nos haya acaecido esta terrible desgracia." De pronto se dejó oír una voz Divina: “¿Por qué Me han olvidado? Dicen que Dios les ha abandonado, sin embargo, de hecho, ustedes han olvidado a Dios. Dicen que la Visión y la Gracia de Dios no ha caído sobre ustedes, sin embargo ustedes no han dirigido su visión hacia Mi".

Si no miramos hacia Dios, es seguro que no podremos verle. Si estoy parado directamente frente a ustedes y ustedes están directamente frente a Mí, y nos miramos recíprocamente, ¿qué es lo que vemos? ¿A quién verán ustedes en Mis ojos y a quién veré Yo en los vuestros? Cada uno de nosotros se verá a sí mismo reflejado en los ojos del que tiene al frente. Cuando estamos cara a cara, Yo puedo ver Mi imagen en ustedes y ustedes verán su imagen en Mí. Pero si se ubican detrás de Mí, ¿cómo podría ver Mi Visión en ustedes o ustedes ver su visión en Mí? Sería un imposible. Es por eso que deben estar directamente frente a Mí y concentrar la visión en Mí.

Cuando la mirada del elefante Gajendra se volvió hacia Dios, la mirada de Dios se cruzó con ella, porque en ese momento Dios se tornó hacia él. Y cuando ello sucede, automáticamente todos los problemas se resuelven. ¿Quién es este elefante? Este elefante representa al orgullo y a la arrogancia. Cuando el hombre está lleno de arrogancia y de orgullo, desarrolla el deseo. El deseo puede compararse a la sed.

Cuando este hombre orgulloso desarrolla la sed, se dirige hacia las aguas del Samsara para beber. Aún antes de que entre por completo en ellas, el apego hace presa de él. El apego y la posesividad están representados por este poderoso cocodrilo que nos roba nuestra fuerza y nos hace clamar tan lastimeramente. Es muy raro que una persona comience a clamar antes de sumergirse en las aguas del Samsara, antes de haberse llenado de tantos apegos. Por ejemplo, antes del matrimonio, el hombre joven se sentirá libre y despreocupado. Pero después de casarse se producirá un permanente crecimiento de los apegos. Entonces hay que cuidar de la mujer, de los hijos, de los padres, de los suegros y de algunos otros parientes, de modo que comienza a sentir que el mundo lo ha atrapado y que lo está hundiendo, ahogándolo bajo las aguas.

Una vez que uno llega a desarrollar el egoísmo y el orgullo, siguen los deseos, Pronto aparecen los apegos y de los apegos nacen todas las demás ataduras. Una vez que aparecen las ataduras, estarán tan distraídos que no serán capaces ya de volverse hacia Dios ni de verLe. Y podrán ver a Dios únicamente si se vuelven hacia Él.

"Por eso, Arjuna, no caigas víctima de esta servidumbre. Mantén tu mente clara y pura, viendo a Atman, al Principio Universal, el Principio de la Divinidad única que existe en todas las cosas. Cultiva esta visión interna en tu mente. No permitas que las malezas y abrojos del ego y de la conciencia corporal se desarrollen en tu corazón. Cultiva, en cambio, el Árbol de la Gracia de Dios en él. Vuelve tu mirada hacia Dios. Deja que sea éste tu objetivo. Conviértelo en tu meta".

Notas del revisor :

[1] SU-DARSHANA: (NR) de ‘SU’, bueno + [DARSHANA]: la visión, la aparición, como el acto de mostrarse. La visión de aquello que es bueno para el observador SUDARSHANA: La visión de lo que es bueno para uno. Se utiliza principalmente para definir la Visión de lo Divino. SUDARSHANAM; purificar la visión como uno de los tres senderos que llevan a la liberación

[2] Rathostava: (NR): Es un ritual o ceremonia en la cual los devotos de una deidad realizan el acto de construir carrozas muy adornadas que se utilizan para transportar la imagen escultura o estatua de alguna deidad, en peregrinación. Ese icono que se encuentra en algún templo situado en alguna aldea o ciudad, es colocado en dicha carroza y su peregrinación se realiza sea alrededor de dicho templo, de la aldea, en la ciudad o en algún trayecto predeterminado. Las peregrinaciones católicas, cuando transportan la estatua de la Virgen María o el Santísimo Sacramento, la hostia consagrada, se asemejan prácticamente en su totalidad a esta antigua tradición de la India. Las carrozas son algunas de ellas de una altura que a veces supera los 25 metros.

[3] Aarti (NR) (hindi: arti; a veces también deletreado como aarti, arati, arathi, aarati, aarthi, aarthy y arthy) es un ritual religioso hindú de adoración, una parte de puja, en el que se ofrece luz (generalmente de una llama) a una o más deidades. Arti (s) también se refiere a las canciones cantadas en alabanza a la deidad, cuando se ofrece la luz.

[4] Puja: (NR):  puja (sánscrito y pali: puja) es un ritual religioso realizado en una amplia variedad de ocasiones para presentar respeto a una o más deidades como una manifestación de "honra, adoración y devoción." Los actos en una puja pueden tomar forma de reverencias, ofrendas o cánticos y se realizan en un entorno doméstico o en las festividades de la comunidad así como todos los días en un templo.

[5] Adhyátmico: (NR) El prefijo ‘adhi’ significa lo ‘inicial’, lo ‘primero’, lo ‘originario’. Adhyatma es entonces el conocimiento primordial o fundamental sobre Atma, al cual el Sadhaka debe recurrir para alcanzar la liberación. Es el conocimiento que lleva al autoconocimiento.


Traduccion Herta Pfeifer

Revision Marcos Erize