.



 

Discursos dados por Sai Baba

34 Disc. en 1984 sobre Bhagavad Gita, caps. 12 y 2

27/08/84 d-21 Adhieran firmemente a la Divinidad y lleguen a ser grandes

27 de Agosto de 1984

Prashanti Nilayam

  

***************************************************

El que se transforma en esclavo de los deseos, pasa a ser esclavo de todo el mundo. El que hace que los deseos sean sus esclavos, pasa a ser el amo de todo el mundo. Debemos creer que el auto-refulgente Atma es la base de todas las felicidades y alegrías del mundo. La gente sufre inmensamente pensando que son verdaderas las alegrías de los sentidos y las delicias de los objetos del mundo. Pero no es así. El hombre no ha logrado inquirir y descubrir en qué se fundamenta la felicidad que otorgan los objetos sensoriales y los lujos del mundo.

En el Bhagavad Gita, el cuerpo ha sido descrito como una vasija que tiene diez agujeros. Imaginemos que tenemos una luz. Y bien, si cubrimos esa luz con esta vasija que tiene diez agujeros, y cubrimos luego la vasija con un paño grueso, es claro que no dejaremos que ninguna luz brille a través de ellos. Si levantamos gradualmente el grueso paño con el cual hemos cubierto la vasija, podremos ver la luz que sale a través de los diez agujeros de la vasija. En este momento parecerá como si hubiera diez luces. Mas si quebramos la vasija, podremos comprobar que la luz no es sino una. El auto-refulgente Principio de Atma es la única luz que hay allí.

Es esta auto-refulgente luz de Atman la que hemos recubierto con el cuerpo, que tiene diez agujeros representados por los órganos sensoriales, los diez Indriyas. Esta vasija del cuerpo ha sido cubierta por el grueso paño del mi-ismo y del apego. Por ello, como primera cosa, debemos remover este paño del Mamatva (egoísmo). Este mi-ismo es ignorancia, es una forma de engaño que proviene de Mãyã [1] , que es ilusión. Mas este Mãyã, esta apariencia es también la ‘forma’ de Dios. Es por ello que Dios ha sido descrito como el Uno que tiene la apariencia como su Upãdhi. Una vez que retiramos este paño de la apariencia, podemos ver las diez luces. Esta luz que vemos a través de los ojos es un ‘reflejo’ del Jyothi único que está dentro. El sonido que escuchamos a través de los oídos es una ‘reacción’ de ese mismo Jyothi. El sonido que emitimos por la boca es una ‘resonancia’ de ese Jyothi. Todo lo que hemos sido capaces de hacer y de experienciar a través de estos órganos sensoriales, no es sino un reflejo y una imagen del Atma-Jyothi. En tanto tengamos esta vasija del cuerpo, lo experienciamos como diferentes Jyothis y diferentes luces.

Vemos multiplicidad o diversidad en la Unidad, mas los Upanishads han estado enseñando que debemos ver Unidad en la diversidad. ¿Cuándo podemos ver y experienciar esta Unidad? Sólo cuando hayamos destruido el sentido de identidad con el cuerpo, entonces seremos capaces de experienciar todo como Uno.

Es Mãyã lo que causa esta experiencia de ver la diversidad en la Unidad. Los Upanishads han enseñado que existe solamente el Uno, que es la Unidad que puede ser encontrada en toda esta multiplicidad. Esta Unidad constituye la base para todo en cualquier lugar. Es Atma que debe ser experienciado en cada objeto y en cada ser. Esta es la substancia del Bhagavad Gita, el que es, en sí mismo, la esencia misma de todos los Upanishads.

El Gita ha descrito esta Unidad, igual e invariable en todas partes, como Yoga. Debemos llevar a cabo una indagación, recurriendo a instancias de la vida cotidiana, para ver si podemos experienciar esta igualdad en la diversidad. Para descubrir la Divinidad que es inherente en todo, tomemos el ejemplo de algunas preparaciones de alimentos. Por ejemplo, podemos considerar algunas variedades de dulces, como Mysore Pak, laddus y otros que podamos preparar. Las formas y los nombres de todos estos dulces son diferentes, pero la substancia interna que es el azúcar, es la misma en todos. Esto ha sido descrito como Yogatva, aquello que es igual en todas partes. Debido a la presencia del azúcar es que hay dulzura en todos estos dulces. La harina de arroz no es dulce de por sí, pero cuando se asocia con lo dulce del azúcar, la podemos paladear como dulce. Tampoco hay dulzura en la harina de trigo, pero se hace dulce al asociarse con el azúcar. Otro tanto sucede con la harina de garbanzo cuando se la asocia al azúcar y por ello describimos al laddu como dulce. Se debe a que esta azúcar de la divinidad está mezclada con tantas cosas, el que podamos saborearlas como dulces.

El hombre no debería emplear su vida sólo para goces mundanos. Deberíamos reconocer la verdad de que no hemos adquirido esta naturaleza humana con el solo objetivo de gozar de la comida y el sueño. Cuando miramos en torno nuestro, podemos ver un sinnúmero de pájaros, de animales y reptiles que han nacido sólo para comer. ¿Cuál sería el provecho de tener una vida humana únicamente para gozar de los placeres de que gozan los animales y las aves? ¿Cuál sería la necesidad de adquirir toda esta educación para, finalmente, solazarse en los placeres que gozan los animales y las aves? ¿Cuál es el ideal especial que ha sido mantenido en alto para la humanidad? ¿Cuál es el sentido interno de la declaración que señala que el obtener una vida humana es algo extremadamente difícil?

La vida humana no nos ha sido otorgada para que podamos actuar como animales. Y la vida humana no nos ha sido otorgada tampoco para que podamos actuar como demonios. El hombre llega al nacimiento humano con el objeto de llegar a ser divino. Debemos reconocer el hecho de que la vida humana nos ha sido otorgada con el propósito de que alcancemos un plano elevado. Esto mismo fue enseñado por Jesús al decir "No sólo de pan vive el hombre".

El hombre debe alcanzar un logro que reviste una importancia extraordinaria. Se le ha otorgado la vida con el propósito de que reconozca la divinidad que le es inherente. El deber primero de un hombre es el de renunciar a las cosas que son transitorias y tratar de alcanzar aquellas que son permanentes. Mas hoy en día no aspiramos a tan extraordinarias cualidades, sino que, por el contrario, vivimos la vida del apego. "Por eso, Arjuna - dijo Krishna - esta conciencia corporal y el apego al cuerpo te están atando. Debes desechar el apego al cuerpo." Debemos inquirir en el motivo por el cual desarrollamos este apego al cuerpo. Para comprenderlo, podemos recurrir a este breve ejemplo.

Cada hombre sabe que no debe decir mentiras. Hay personas que incluso hacen la promesa de no mentir desde ese momento en adelante, mas en la próxima oportunidad en que entablan alguna conversación, vuelven a mentir. O pensemos en un comerciante que sabe que no debería engañar. Toma la resolución de que se limitará a obtener sólo una ganancia justa y modesta. Mas, ya al día siguiente, vuelve a recurrir a medios deshonestos. O una persona que decide no chismorrear ni herir a otros con sus palabras, sin embargo, a los pocos minutos ya ha olvidado su decisión y se lanza a criticar a alguien. El hombre no parece tener en absoluto una mente estable, y, careciendo de una mente estable y firme, es incapaz de controlar sus acciones. Durante un feriado religioso puede que sienta que no debería hacer sino pensar en el Señor y abstenerse de ingerir alimentos. Pero, algunos momentos después, se justifica a sí mismo y se dice "al menos voy a comer algo de Upma o de lddli [2] ".

De modo que si un hombre cambia continuamente sus propias decisiones, debe de haber alguna poderosa entidad que actúa dentro de él. Si no existiera un tan poderoso instinto o ansia actuando dentro de él, de seguro no habría variado en su resolución y habría usado su voluntad para atenerse a una cierta disciplina. Existe algún poder, alguna fuerza escondida en su interior que no es capaz de controlar o de entender. Si reflexiona en profundidad y trata de descubrir lo que es exactamente este poder, encontrará que se relaciona con los tres Gunas, los atributos que se hallan en el hombre.

Ellos son Satva, Rajas y Tamas y han sido nutridos por el alimento y el sueño. De los tres, el Rajo Guna y el Tamo Guna son los que pueden impulsarlo por la senda equivocada. Del Rajo Guna nació un hijo llamado Kama o deseo. Del Tamo Guna nació una hija llamada Krodha o ira. El primer impulso que hace que el hombre abandone todas sus resoluciones es este hijo del Rajo Guna, vale decir, el deseo. El deseo actúa como el líder o capitán de todas las malas cualidades.

Cierto es que podemos planear algunas estrategias para derrotar a nuestros enemigos externos, pero de nada servirán hasta que no hayamos conquistado a nuestros enemigos internos. Si uno se ha doblegado ante los enemigos internos, ¿cómo puede esperar conquistar a los enemigos externos? Si estos enemigos internos han subvertido el poder de su voluntad y derrotado a todas sus buenas resoluciones, ¿cómo podría el hombre ser capaz de desafiar y conquistar a sus enemigos externos?

Este capitán de las malas cualidades, el deseo, ha abierto un agujero y entrado en la casa, y los demás, el odio, la ira, la codicia y los celos, lo siguen. En el instante en que estos enemigos han entrado en el hombre, este pierde su sentido de la discriminación y su sabiduría. Y, tan pronto pierde su sabiduría, también renuncia a su resolución. De modo que la razón más importante para no mantener las propias resoluciones, es el deseo. Veamos de comprender esto mejor.

Generalmente, un templo está situado dentro de un recinto rodeado por una muralla. Esta muralla tendrá un cierto número de aberturas con rejas o puertas. Este cuerpo es algo como un templo que encierra a Dios, el que está dentro de él como Jivatma. Mamatva o egocentrismo puede ser descrito como el muro en torno a él. En este muro que rodea el recinto, los órganos sensoriales abren agujeros e invaden el santuario interior. El cuerpo le establece algunas limitaciones a este morador interno que es Dios. Los palacios construidos para residencia de emperadores y reyes, están habitualmente rodeados por murallas fortificadas. En estas fortalezas habrá nueve puertas. De manera similar, para este extraordinario emperador que es Atma, este cuerpo es algo como una fortaleza que tiene nueve puertas. También Krishna describió este cuerpo como una entidad con nueve puertas. Una fortaleza eterna puede construirse con ayuda de ladrillos, de cemento, arena y mortero, mas esta fortaleza del cuerpo está hecha de sangre, huesos y carne.

Mientras el morador interno resida en el cuerpo, este estará lleno de la fragancia de la vida. Pero en el instante que el morador abandona el cuerpo, este se hace inútil y se descompone. Se ha dicho que este cuerpo tiene nueve agujeros, mas estos no están adornados de diamantes. En vez de ser fragante y aromado, de un momento al otro emite un olor nauseabundo.

El proceso de transformar un cuerpo con tan repugnantes cualidades en divinidad puede proporcionar gran alegría y satisfacción. Pero, lamentablemente, el hombre piensa de su cuerpo sólo en cuanto instrumento para lograr placeres físicos, de modo que lo utiliza la mayoría de las veces de manera equivocada. Krishna advirtió que esto no era el distintivo de la humanidad real. Le dijo a Arjuna: "Niño, el cuerpo ha sido otorgado con el fin de entender al Dehi, el morador interno. Los animales y las aves carecen de este poder de discriminación".

El hombre ha podido disfrutar de muchas cosas a través de su habilidad para participar en la indagación y en el autoexamen. Debe recurrir a todos sus poderes para comprender el principio que constituye al Hombre. Primero, debemos entender este poder del deseo para hacernos dejar de lado todas nuestras resoluciones. Es cierto, que algunos deseos deben existir, ya que sin ellos el hombre no viviría. Pero el hombre debe usar sus deseos con un buen propósito. Y tiene que dar un buen ejemplo para otros. Esto es verdadera humanidad. Si un hombre no tiene como meta el bienestar de toda la sociedad, no es un ser humano. Desde el momento en que nace en la sociedad, que vive en ella y que recibe muchos beneficios de ella, debe también servirla. Al servir a la sociedad estará sirviendo al Señor. Ya sea un trabajo mínimo o un trabajo grande, todo lo que el hombre hace debe hacerlo por el bien del Señor. Todo trabajo que realice, debe convertirlo en una labor divina: debe ser transformado en adoración. Cualquier trabajo que lleve a cabo debe estar precedido por la pregunta: ¿vale la pena hacerlo? ¿Me llevará hacia la meta?

El total de las nueve luces que emanan del cuerpo tiene su origen en la luz divina que proviene de Dios. Las nueve son reflejos del Svarupa, la forma del Ser íntimo que es el resplandor del Señor Supremo. Deberíamos grabarnos esto en nuestra conciencia. Somos capaces de ver los órganos externos, como los ojos, las orejas, la nariz etc., pero no entendemos claramente el fulgor del Señor que mora dentro. Veamos este pequeño ejemplo. Cae una fuerte lluvia. El agua se escurre por el techo. Se producen muchas corrientes de agua. El agua se escurre por los árboles, baja por las canaletas, baja por el techo de la casa vecina e incluso desde allí se escurre sobre la techumbre de esta casa. Hay tantas cosas que se interponen entre las nubes y el suelo, afectando la caída del agua. Mas debemos reconocer la verdad de que todo este fluir proviene originalmente del cielo.

Todo este hablar, esta fuerza, toda esta belleza, todos estos talentos, sin que importe en quien se manifiesten, provienen todos de la Divinidad. Debemos reconocer la Unidad que subyace a todos estos diferentes rasgos. Una vez que aprehendemos esta Unidad, toda la diversidad desaparece. Una vez desaparecida la diversidad, desaparecen también los deseos. Cuando desaparecen los deseos, no queda ya espacio para la ira. Si destruyen al deseo y a la ira les será posible alcanzar al puro Atma-Jnana, la Sabiduría Divina. A través del Sadhana y a través de la indagación les será posible disfrutar de la Divinidad que está dentro de nosotros. Esto mismo se dice en la plegaria:

Asato ma sad gamaya,

Tamaso ma jyotir gamaya,

Mrtyorma amritam gamaya.

“Guíame de lo irreal a lo real, guíame de la obscuridad a la luz, guíame de la muerte a la inmortalidad”.

Los diferentes objetos adquieren su valor gracias a la posición que ocupan. Cualquiera sea el trabajo que desempeñen, si lo hacen por el Señor y se lo ofrecen al Señor, harán que el trabajo adquiera un valor especial. Gracias a la asociación del trabajo con el Señor, este trabajo se hace sagrado. Esto lo podemos entender en base a un pequeño ejemplo. Si vemos un ratón dentro de la casa, buscamos un palo y tratamos de matarlo. Al ver al ratón, también sentimos una cierta repugnancia, mas cuando el mismo ratón se transforma en el vehículo de Ganesha, lo veneramos como instrumento del Deva. ¿Por qué razón? El alto valor que ha logrado adquirir este ratón se debe a su asociación con el Señor. Cuando se encuentran con una serpiente puede que les de algo de miedo y vayan a buscar una vara para ahuyentarla, o puede que vayan en busca de un encantador para que la capture. Pero cuando la misma serpiente adorna a Ishvara, la veneramos y le ofrecemos salutaciones. ¿Por qué razón? Por el hecho que se ofrendó a Ishvara, y por ello ha llegado a ser divina como Ishvara. Aunque se trate de una serpiente venenosa, por el hecho de haberse ofrendado a Dios adquiere fama y nobleza.

Érase una vez en que Vishnu le envió un mensaje a Ishvara. Lo mandó por intermedio de Garuda, el águila que era el vehículo de Vishnu. Garuda llegó hasta Ishvara batiendo sus alas. La serpiente que adornaba a Ishvara sintió el viento que producían las alas de Garuda y comenzó a silbar.

La serpiente tuvo el valor de hacerlo debido a la fuerza que recibía a través de la posición que ocupaba en torno al cuello del Señor. Pero la serpiente sintió surgir en ella el egoísmo y le silbaba a Garuda. Garuda le dijo: "Oh Serpiente, estás en torno al cuello de Ishvara, y por ello te he disculpado. Mas sepárate un poco, retírate de allí, ven afuera''. Pero en el momento en el que la serpiente abandonó su posición, pasó a ser alimento de Garuda. Mientras permaneció en su posición, adquirió toda su fuerza debido a su proximidad a la Divinidad.

En verdad, el único Ahamkara, el único "yo-ismo" que resulta aceptable es el que se produce cuando establecemos el nexo entre el Aham y el Señor, cuando decimos "Aham Brahmasmi", “yo estoy asociado con el Señor”, “Yo soy uno con el Señor”. Mas cuando renunciamos a nuestra cercanía y a nuestro afecto por el Señor y nos llega a dominar el ego, nos volvemos malvados y también nos debilitamos y nos hacemos vulnerables. Aunque se trate de algo ínfimo y sin valor, todo lo que se refugia en el Señor incrementa grandemente su valor. Puede haber una piedra sin valor en medio del camino, mas cuando viene un escultor y la usa para esculpir una imagen sagrada llega a ser venerada en el templo. Pensemos solamente en el extraordinario valor que podemos llegar a tener al asociarnos con la Divinidad y llegar a ser divinos nosotros mismos.

No hay posibilidad alguna para que alguna pequeñez encuentre lugar en la Divinidad. Al mantener a Sita en el jardín de Ashoka, Ravana sufría de una inmensa angustia. Aun habiendo pasado diez meses, ella no se le rendía, ni siquiera le dirigía la palabra. Ante todas las amenazas con que la acosaba, ella permanecía impávida. Este hecho fue observado por Mandodari quien se dirigió a su marido Ravana y trató de corregirle. Le dijo: "Ravana, cuentas con infinitos poderes. Eres un extraordinario devoto de Ishvara. Has realizado incontables penitencias. Has llegado a adquirir un gran poder para disfrazarte, ya que incluso te transformaste en un Sannyasin para secuestrar a Sita. Puedes aparecer bajo la forma que gustes. Y, si tienes este poder, ¿por qué no vas a ella bajo la forma de Rama? De ese modo ella te habría aceptado de inmediato. ¿Por qué no lo has hecho aún?" Y Ravana le respondió: "Mandodari, si me disfrazara como Rama tomando Su sagrada forma, no podría tener en absoluto deseos tan lujuriosos".

Una vez que entramos en la Divinidad, todos nuestros ínfimos pensamientos negativos e ideas desaparecen. Ya no podrán surgir para perturbar nuestra serenidad.

"Es por ello” - le dijo Krishna a Arjuna – “cuando estés peleando en la batalla, lucha, pero mientras estés luchando, piensa en Mí. Esa es la manera correcta de cumplir con tu deber. De ese modo, también estarás estableciendo un ejemplo y levantando un ideal para el Kshatriya Dharma y, también, ganarás renombre. Si le ofreces todo a la Divinidad, tendrás éxito en toda empresa. Para lograr este propósito resulta muy importante el control de los sentidos. Debes ejercitar lenta pero seguramente el control sobre tus órganos sensoriales, de manera que lleguen a estar bajo tu completo control y llegues a ser capaz de darte cuenta de tu plena potencia como ser humano. Entonces habrás desarrollado la ecuanimidad mental y sólo entonces podrás ser llamado un Stithaprajna. Vives ahora con tantos apegos que apartas de ti la ecuanimidad mental. Todas las asociaciones que cultivas cambiarán continuamente. Son pasajeras y, en último término, no podrán ayudarte. Reconoce la verdad que es permanente, apégate a la Divinidad que está siempre viva”.

Anteriormente hemos descrito tres tipos de Akashas eternos: el Bhutakasha, el Chittakasha y el Chidakasha. En ese momento se trató sólo de algunos aspectos de estos Akashas. Desde mañana en adelante revisaremos los diferentes detalles de estos Akashas y trataremos de entenderlos en profundidad.,

Notas del revisor :

[1] Mãyã (NR) Si bien el término ha sido explicado anteriormente, es importante resaltar que en español el término ilusión no alude expresamente a lo que significa Mãyã ante lo cual colocamos un término adicional que sería Aparente. La ola es aparente, el agua, real.

[2] Upma e lddli : Son alimentos preparados para el desayuno en el sur de India.


Traduccion Herta Pfeifer

Revision Marcos Erize