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Discursos dados por Sai Baba

34 Disc. en 1984 sobre Bhagavad Gita, caps. 12 y 2

25/08/84 d-20 Sin conocimiento de sí mismo, el conocimiento mundano es inútil

25 de Agosto de 1984

Prashanti Nilayam

  

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El Gita Acharya dijo que cuando removemos nuestra ignorancia a través del desarrollo del conocimiento espiritual, lograremos que se desvanezcan todos nuestros problemas, dificultades y pesares.

En tanto que nos identifiquemos con estos Upãdhis, estos instrumentos físicos, estaremos expuestos a innumerables dificultades, problemas y pesares. La razón primordial para haber adquirido estos cuerpos, es el permitirnos emprender actividades como para poder cosechar los frutos de nuestro Karma pasado. Pero, ¿por qué acumulamos este Karma? La razón para el Karma es el Raga-Dvesha, el deseo o apego que sentimos por algunas cosas y el desagrado o repulsión que nos producen otras. ¿Y cuál es la razón para esta atracción o repulsión? La razón es la dualidad.

Creemos que este mundo es real y que está lleno de objetos y cosas aparte de nosotros mismos. ¿De dónde provino esta dualidad? La razón para ella es Avidya, la ignorancia que recubre el conocimiento de nuestra verdadera Realidad. Hemos perdido la noción de la Unidad fundamental de todos los seres y cosas. Hemos perdido de vista a Atma, nuestro Ser real. Y se debe a esta ignorancia el que debamos enfrentar tanto sufrimiento y pesar. Si queremos liberarnos de esta obscuridad de la ignorancia, debemos obtener la luz de la sabiduría. Lo único que puede remover la obscuridad es la luz, así también, lo único que puede eliminar la ignorancia es la sabiduría o conocimiento espiritual. La ignorancia ha recubierto el conocimiento de Brahman, la conciencia Suprema, y ya no somos capaces de percibir la verdad. De la misma manera en que las brasas del fuego están cubiertas por las cenizas, nuestra sabiduría ha llegado a recubrirse de las cenizas de nuestra ignorancia y, por ende, no somos capaces de ver nuestra propia Realidad."

Podemos tener el poder de la visión en nuestros ojos, pero si tenemos cataratas, no podremos ver. Recobraremos la vista sólo después de habernos sometido a una operación. De manera similar, sólo después de que se efectúe una operación espiritual para remover la nube de la ignorancia, podrá brillar libremente el sol de la sabiduría, de la misma manera en que brilla el sol dentro de la habitación tan pronto descorremos las cortinas.

El Principio de la Divinidad existe en todos, de modo que es imposible para cualquier persona estar completamente desprovista de sabiduría. No hay ninguna duda de que toda la humanidad puede convertirse en Divinidad. La vida del hombre es igual a Dios cuando se la multiplica por infinito. Cuando la mente del hombre se multiplica por infinito, se hace igual al Creador o Hiranyagarbha [1], como se le ha llamado a ese infinito Principio Creativo. El Yo en el hombre y la Divinidad en él, Atman y Daiva-tvam [2], son Uno y lo mismo. Súmense el infinito a sí mismos y se convertirán en la Divinidad misma. Lamentablemente, habiéndose encarnado, el hombre ha olvidado la Divinidad dentro de sí, su ilimitada infinitud; sólo percibe conscientemente su limitada individualidad. Si quieren lograr la infinitud, deberán realizar una indagación sobre la Divinidad que les es inherente.

Piensen en una persona en particular que haya construido una casa para sí. Desde el momento en que terminó de edificar, comenzó a considerarla como ‘su’ casa. Después de su muerte, algún otro llega a ser el propietario al heredarla, y la reclama como 'su' casa.

Pasa el tiempo y este nuevo propietario debe vender la casa para hacerle frente a sus deudas. Otra persona la compra y comienza a llamarla 'su' casa. Y bien, ¿a quién le pertenece la casa? ¿Le pertenece al que la construyó, al que la heredó o al que la compró? La casa no ha cambiado, en otras palabras, el objeto permanece tal cual, sólo hay cambio en las personas que reclaman su propiedad. La casa continúa estando allí, el cambio interviene en los propietarios. De manera similar, existe esta entidad invariable, Atman.

El mi-ismo que puede asimilarse al dueño, cambia de continuo. ¿Existe algún medicamento para curar esta enfermedad del 'mi-ismo'? Los Shruti y los Smriti, las escrituras reveladas y las escritas, declaran ambas que es la mente la responsable por esta naturaleza posesiva. El Pundit que les hablara antes, dijo que la mente podría considerarse como el sexto sentido, junto a los otros cinco. Pero no se trata de un sentido más igual a los otros; de hecho, la mente es el amo de los cinco sentidos. Si no fuera por la mente, ni los órganos motores ni los sensoriales podrían funcionar.

Respecto de los diferentes sentidos, la mente ocupa la posición del controlador; actúa en cuanto puente hacia la vida interior de la persona. Puede que ustedes estén aquí, que vuestros ojos y vuestros oídos estén captando todo lo que aquí sucede, mas si vuestra mente no está aquí, si se dedica a vagar hacia vuestra casa y a pensar en lo que pueda estar sucediendo allí, no registrarían nada de lo que pasa aquí. Más adelante le preguntarían al vecino: "¿qué fue lo que dijo Swami? Mi mente no estaba aquí". Y, ¿cuál es la razón por la que no han escuchado si los oídos estaban aquí y no han visto si los ojos estaban aquí? La razón reside en la mente. Si la mente está ausente, aunque sus ojos estén aquí, no estarán conscientes ni de quién es vuestro vecino y, aunque los oídos estén aquí, no tendrán idea de lo que se ha dicho. El significado interno de esto es que la mente es el amo de los órganos de los sentidos, de modo que todos los órganos de los sentidos deberían estar debidamente supeditados a la mente.

Cuando la mente está en una posición de quietud, los órganos sensoriales no pueden funcionar. La mente posee dos estados: uno es la mente impura, Manas, el otro es la mente pura, Chitta. Cuando la mente se deja subordinar por los órganos sensoriales es impura; cuando ejerce control sobre ellos y está subordinada a Buddhi, el intelecto, es pura. Ambos estados no son sino aspectos de la misma mente. Veamos un pequeño ejemplo.

La naturaleza de un pañuelo así como el que tengo en la mano, es la blancura: el color blanco le es natural. Debido al uso, el pañuelo acumula suciedad y, entonces, podemos describirlo como sucio. Después de ser limpiado en la lavandería nuevamente pensamos de él como una tela limpia. Y bien, tanto la tela sucia como la limpia no son sino una. La misma tela, al acumular suciedad se vuelve sucia y, una vez que ha sido lavada y la suciedad ha sido eliminada, se ha vuelto pura y la llamamos una tela limpia. Decimos que el lavandero la ha dejado blanca, mas en realidad él no ha hecho nada por el estilo, la blancura era su rasgo natural y él sólo eliminó la suciedad. De manera similar, cuando la mente absorbe las impurezas de los órganos sensoriales puede ser descrita como impura. Pero cuando se la retira de los órganos sensoriales y las impresiones sensoriales se han eliminado, vuelve a ser pura. 

  Es dentro de este contexto que podemos entender el significado de estas dos palabras: Manas y Chitta. Cuando la mente ha sido liberada de la suciedad y las impurezas de los órganos sensoriales, se la describe como Chitta, la mente pura. Manas, la mente impura, consiste de un conglomerado de pensamientos, puede ser descrita como el proceso mismo de pensar. En este proceso de pensar es que se ensucia. Va absorbiendo las impresiones impuras de los órganos sensoriales y se hace impura y en este punto podemos denominarla mente, Manas. Manas no posee una forma específica: es la cosa que piensa. Si desviamos la mente de los órganos sensoriales y la dirigimos hacia Dios, nos será posible liberarla de todos los problemas y pesares que van asociados a los pensamientos impuros que surgen de las impresiones de los órganos sensoriales.

Debido a ello, debemos realizar todo esfuerzo posible por desviar nuestra mente de los órganos sensoriales y orientarla hacia Dios. Esto se puede describir como Dhyana, meditación, y Yoga, unión. Esto representa el proceso mediante el cual depuramos una mente que se ha vuelto impura. La mente requiere de una cierta cantidad de paz. Así como el cuerpo requiere de descanso, la mente requiere de paz. ¿Cómo puede lograr paz la mente? Sólo cuando controlamos el proceso de pensar y aquietamos el flujo de pensamientos, la mente podrá conseguir algo de paz.

La mente siempre busca salir a través de los órganos de los sentidos hacia los diferentes objetos sensoriales y esto, a su vez, origina el proceso del pensar. Si controlamos esta tendencia de la mente de salir al exterior y la hacemos, en cambio, tornarse hacia adentro, hacia Dios, decrecerán los pensamientos impuros. De este modo la estaremos empleando correctamente y, al mismo tiempo, le estaremos dando algún descanso. Esto ha sido descrito como Abhyasa Yoga, el Yoga de la práctica constante.

Examinemos esto de más cerca. Para alguien que viaja por una vía fluvial, ¿cuál será el conocimiento más importante que deba poseer? Debe saber nadar. Esto será lo primero, lo que tenga precedencia sobre todo otro tipo de conocimiento. Si sale a navegar y no sabe nadar, sin que importe cuan instruido sea, corre el riesgo de ahogarse. Swami ha repetido este relato ya varias veces, pero como hay presentes algunos muchachos nuevos, la misma historia puede volver a ser narrada.

Un renombrado erudito tenía que cruzar un río para asistir a una importante reunión. El viento soplaba en sentido contrario a la corriente aquel día, de modo que el viaje resultaba bastante lento. Y bien, estos Pundits tienen casi todos el hábito de hablar constantemente, ya sea para sí mismos, repitiendo Slokas de las escrituras, o para otros que estén al alcance de sus palabras. El repetir y entonar los Vedas se les ha hecho una costumbre.

En este día, el botero estaba concentrado en timonear la barca a través del río. Como el Pundit era el único pasajero a bordo y no tenía a nadie más con quien hablar, entabló conversación con el botero. "¿Sabes leer y escribir?", le preguntó, y el botero le contestó que no sabía. “Pareces ser algo raro” comentó el Pundit. En la actualidad, el gobierno ha establecido escuelas hasta en las más pequeñas aldeas, por lo que deberías saber al menos algo de leer y de escribir."

Sólo para pasar el tiempo, el Pundit continuó hablándole al botero. Luego le preguntó: "¿Sabes algo de música?" y este le respondió: "Swami, ni siquiera eso se”. ¡Qué rara persona eres! No hay calle en la que no haya un cine y parlantes que transmiten los últimos éxitos musicales. Y las radios tocan todos los discos de moda. ¿No tienes al menos una radio a transistores para escuchar música? El botero le confesó: Ni siquiera sé lo que es un transistor. El Pundit comentó: Si hay una persona en este Kali Yuga que ni siquiera sabe lo que es un transistor, al menos habrá desperdiciado un cuarto de su vida. Luego le dirigió otra pregunta: ¿Tienes un diario contigo? Si carezco de toda educación, qué sentido tendría de traer conmigo un diario, Swami! El Pundit continuó: “Eso no importa, siempre es interesante llevar un periódico con uno, aunque se carezca de educación. Uno lo dobla y lo lleva bajo el brazo, eso es lo que se hace en todas partes. Pero si no tienes un diario, has perdido la mitad de tu vida."

Después de unos minutos, el Pundit siguió preguntando: ¿Tienes un reloj? ¿Puedes decirme qué hora es? Si no tengo educación y no se ver la hora, ¿de qué me sirve tener un reloj, Swami? "Aunque no sepas ver la hora, al menos deberías llevar un reloj de plástico en la muñeca; esa es otra moda importante hoy en día. Si no tienes radio, no tienes un diario y tampoco tienes un reloj, has perdido totalmente tres cuartos de tu vida”. Entretanto se había levantado un fuerte viento que pronto se transformó en una poderosa tormenta. El bote empezó a ser arrastrado por la rápida creciente del río y el botero ya no podía controlarlo. Entonces le preguntó al Pundit: Swami, ¿sabes nadar? y este le contestó No, jamás he aprendido a nadar. Cuando estaba por lanzarse al agua, el botero le gritó: “Bueno, Swami, si no has aprendido a nadar, me parece que toda tu vida se ha convertido en un desperdicio...”

Una persona que navegue en el océano debe saber nadar. De nada le servirá todo el conocimiento de geografía, filosofía, física, química, botánica, comercio etc. que haya adquirido. En el viaje de la vida uno viaja por el océano del Samsara y debería aprender a mantenerse a flote y atravesar ese océano. Para nadar a salvo a través del océano uno debe poseer el conocimiento de Atman y desarrollar un fuerte poder de discriminación para discernir entre lo que resulta útil o inútil para esta travesía del océano de la vida mundana.

Si no se ha desarrollado la capacidad en este sentido, no habrá forma de encontrar la plenitud de la vida. En tanto el hombre base su vida en la riqueza, la propiedad y los bienes mundanos, jamás podrá lograr algún placer o alegría reales. Hay dos cosas que toda persona deberá alcanzar: una es la libertad exterior y la otra, la libertad interior. La libertad exterior se expresa en la independencia, en estar libre de ataduras y limitaciones. La libertad interior implica estar en control de los sentidos y libre de sus ataduras. Cada individuo debería llegar a lograr ambas de estas libertades. En el mundo exterior no lograrán una real alegría mientras estén sometidos al control de otras personas o de algún rey o gobernante. En el mundo interior, tampoco podrán gozar de real libertad mientras sean esclavos de los Indriyas, los diferentes órganos sensoriales. El control de los órganos sensoriales es importante incluso para la libertad exterior. Mas, para llegar a ser maestro del mundo interior, la única y más importante facultad que deben desarrollar, es el control de la mente. Una vez que lo hayan logrado, les será posible lograr la verdadera felicidad, interna o externamente, porque serán capaces de ver al Señor en todo.

El control de la mente y el control de los sentidos es una victoria que todo ser humano debe ganar. Hasta ahora hemos estado persiguiendo diferentes tipos de placeres y alegrías, seguimos pronunciando la palabra Sukha que significa felicidad, pero no realizamos ningún esfuerzo real por descubrir en donde se puede encontrar felicidad. Krishna le dijo a Arjuna: "Te estás engañando a ti mismo al creer que puedes lograr la felicidad y la paz en la vida cotidiana; allí no las encontrarás". "Los objetos sensoriales no te pueden dar la alegría que buscas. Sólo cuando llegues a controlar tus órganos sensoriales alcanzarás paz y felicidad. Quienquiera que sea, se trate ya sea de un creyente o de un ateo, no hay hombre que no requiera lograr el control sobre sus sentidos. El excitar los sentidos da por resultado todo tipo de debilidades y, desde el momento en que el cuerpo físico se debilita, ya no podrán emprender nada útil. Para esto podemos extraer un ejemplo de la vida de Arjuna.

Mientras Arjuna gozó de las bendiciones y la compañía de Krishna, fue un héroe poderoso, capaz de llevar a cabo muchos hechos heroicos. Una vez que Krishna abandonó su cuerpo mortal, Arjuna perdió todo valor y fortaleza. Cuando Arjuna escoltaba a las Gopikas [3] hacia Hastinapura, fue atacado por bandidos en la floresta.

Hizo lo posible por luchar en contra de ellos para liberar a las mujeres y niños que estaban bajo su protección, pero no pudo hacerlo. El mismo Arjuna que durante las varias batallas de la guerra del Mahabharata pudo enfrentar y derrotar a tantos grandes héroes, no pudo lograr algo tan ínfimo como vencer a los ladrones en el bosque. ¿Por qué? Hasta ese momento, Arjuna sentía que era su propio valor y su propia fuerza lo que le había llevado a las victorias que lograra. Mas la fuerza no había sido la suya: esa fuerza le había sido dada por lo Divino. Aunque una persona haya sido dotada de poder y de fuerza divinas, se engaña a si misma al pensar que la fuerza y el poder que tiene se deben a su propia fortaleza humana. Eso sucedió con Arjuna. Una vez que hubo perdido la fuerza de la Divinidad, no fue ya capaz de lograr ni la más pequeña cosa.

El hombre ha sido capaz de emprender muy diversas actividades debido a la Divinidad que le es inherente, y es esa Divinidad la que le ha provisto de toda su fuerza interior, su subsistencia y su poder. Sin este poder y fuerza divinos, el hombre no es capaz de logro alguno. Sin la impronta de la Divinidad ni las empresas más insignificantes llegan a rendir frutos. Veamos este ejemplo. Digamos que han hecho un bellísimo sobre con algún papel especial. Han escrito en él la dirección de Swami con una caligrafía decorada y puesto dentro una carta cuidadosamente escrita y adornada de bellos colores. Tampoco han olvidado de ornamentar los bordes del sobre con artísticos dibujos. Luego procedieron a cerrarlo y sellarlo y lo entregaron en el correo. Sin embargo, pese a todos sus esfuerzos, la carta jamás ha llegado a las manos de Swami. ¿Por qué? Porque se les olvidó colocar en él una estampilla. Todo el trabajo de decoración y de caligrafía no pudo hacer que la carta le llegara a Swami. Incluso una carta depositada en el buzón de los alojamientos no llegará a Prashanti Nilayam sin estampilla. Mas, con la estampilla puesta puede viajar por miles de kilómetros y llegar a su destino.

El servicio de correos jamás se fijará en las decoraciones, en la caligrafía ornamentada ni en los colores brillantes. No le prestará atención alguna a todo el bello trabajo artístico. Solamente comprobará si el sobre viene ¡correctamente franqueado! De igual manera, Dios sólo reconoce la pureza del corazón. Nada le importan vuestra erudición, todos vuestros logros, vuestra posición o vuestra fortuna. Sólo la gente del mundo muestra interés por estas cosas; no Dios. De nada vale haber obtenido una serie de diplomas y alcanzado una amplia especialización en algún tema si vuestro corazón no se ha purificado. Dentro del sistema educacional que aplicamos aquí, son estos los valores que practicamos a diario dentro del área de la verdad y la honestidad que podremos llevar siempre con nosotros.

¿Podrían saciar el hambre de un hambriento con sólo mostrarle diferentes tipos de manjares? ¿Se librará de la pobreza un menesteroso con sólo oír respecto a vuestra riqueza? ¿Sanará un enfermo con sólo describirle los diferentes medicamentos que le curarían? No es mucho el provecho que podemos derivar del mero escuchar la lectura de las grandes verdades del Bhagavad Gita y de las demás Escrituras. En cambio, lograremos verdadera felicidad si llevamos a la práctica aunque sea unas pocas verdades de las lecciones que hayamos entendido de los muchos discursos que hayamos escuchado. El asunto más crucial e importante, empero, de todas estas enseñanzas, es el control de los sentidos. Krishna le dijo a Arjuna: “Arjuna, si no logras controlar tus propios órganos sensoriales, ¿qué crees que podrás lograr en este mundo?” Así también Prahlada le dijo a su padre y Swami ha repetido esta frase un sinnúmero de veces: ¡Oh rey! ¡Has llegado a conquistar tantos mundos, pero no has logrado conquistarte a ti mismo! Si una persona no logra conquistar su propia mente, ¿cómo podría llegar a saborear el dulce néctar de la divinidad?

Una de las cosas más importantes que debemos llegar a reconocer, es que el mismo Principio Atmico existe en cada corazón. Un solo Sol brilla para todos. No existe un Sol separado para diferentes criaturas, para diferentes especies o para diferentes seres en diversas partes del mundo. El Sol es uno solo. Puede haber vasijas de greda, de bronce, de plata o de cobre, puede haber miles de ellas, todas diferentes y todas llenas de agua, mas habrá un solo Sol que brille en lo alto y que se refleje en cada una de ellas. De acuerdo a los reflejos, podría parecer que hay muchos soles, pero pese a la cantidad de vasijas y los múltiples reflejos, el Sol sigue siendo sólo uno. El valor de las vasijas también será diferente: una vasija de plata resulta muy valiosa comparada con una de greda, mas el Sol reflejado sigue siendo uno solo y el mismo.

Así también, desde el más insigne erudito al más ignorante tonto, desde el hombre más rico al más desposeído, desde el más grande emperador hasta el más humilde ciudadano, puede que haya una inmensa diferencia entre los cuerpos, mas Atman que se refleja en ellos, el residente en todos esos cuerpos, es UNO y el mismo. Las ropas que llevamos y las joyas que luzcamos pueden ser de un altísimo precio, y una persona de escasos recursos no podrá costearse tales lujos, mas es un hecho que todos ellos no son más que recipientes, Upãdhis diferentes; la Divinidad dentro de todos estos cuerpos es sólo una. Una vez que reconozcamos esta verdad, nos será fácil ejercitar el control de los sentidos.

En lugar de tratar de controlar a otros debemos buscar de controlarnos a nosotros mismos. Porque, ¿quién está llamado a ejercer poder y autoridad sobre quién? Los defectos e imperfecciones residen en cada persona. Si una persona ha cometido una equivocación, puede que sea nuestro deber el mostrarle el camino correcto, pero nuestro deber central es el corregirnos nosotros y el realizar la labor que se nos asigne, sin dejar de reconocer nunca la divinidad que reside en cada uno.

La ignorancia es muy profunda. Cubre la verdad interior. Cualesquiera sean los esfuerzos que una persona pueda hacer, resulta imposible remover esta espesa ignorancia así como está. Temprano en la mañana, aunque tengamos una altura de sólo 1.50 mts., nuestra sombra tendrá 15 metros de largo. ¿Cómo podríamos reducir el largo de esta sombra? ¿Es posible luchar con ella? Si la amenazamos, ¿nos escuchará? Si la criticamos, ¿se reducirá? Sin que importe lo que hagamos, su largo ¡no disminuirá! Mas como el Sol sigue subiendo constantemente, el largo de la sombra disminuye de manera automática. Una vez que el Sol llegue a su posición en el cenit, la sombra se habrá reducido por sí misma, estará junto a nuestros pies y se habrá fundido con ellos, desapareciendo de nuestra vista.

Puede que midan 1.50 metros, pero vuestra ignorancia ¡mide 15 metros! Es por ello que deberán emprender la indagación interior de manera que se desarrolle vuestra sabiduría. A medida que se vaya levantando el sol de la sabiduría, la ignorancia irá reduciéndose: esta es la manera en que pueden destruir totalmente la ignorancia. Existe aún otro método. Cuando observan que vuestra sombra mide 15 metros, se dan cuenta que no podrán conquistarla volviéndose hacia ella y tratando de correr por sobre ella, nada de lo que hagan enfrentándola hará que se reduzca o que desaparezca. Sin embargo, si en vez de volver el rostro hacia la sombra, lo vuelven hacia el Sol, la sombra quedará automáticamente tras de ustedes y, por muy grande que sea, no tendrán conciencia de ella porque estará continuamente fuera de su vista.

Por ello, en lugar de pensar respecto de esta ignorancia, piensen siempre en el Sol de la Sabiduría, de ese modo mantendrán a la ignorancia detrás de ustedes y al Sol al frente, y la sombra ya no les afectará. Esto significa que deben volver la visión siempre hacia Dios. Ambos métodos deberán emplearse. Vuelvan siempre la visión hacia Dios y utilicen la inteligencia para incrementar vuestra sabiduría. Si no se vuelven hacia Dios ni incrementan su sabiduría, sino continúan volviéndose hacia el mundo, entonces, tal como sucede con la sombra y el sol poniente, vuestra ignorancia aumentará y estarán perdidos.

Por ello, le advirtió Krishna a Arjuna: “Usa tu inteligencia para aumentar tu sabiduría y, de ese modo, será destruida tu ignorancia. En el instante en que sea destruida tu ignorancia, desaparecerá la dualidad. Una vez que desaparece la dualidad, se diluirán tus odios y tus apegos. Y cuando se diluyan tus odios y tus apegos, se desvanecerá también tu conciencia corporal. Y cuando no hay conciencia corporal, no hay pesar".

Vemos entonces que si queremos sobreponernos a la conciencia corporal, el apego y el odio deben eliminarse. Una vez que hayan desaparecido, la dualidad será destruida. Destruida ésta, se desvanece la ignorancia. Es por ello que se ha dicho: Es únicamente por medio de la sabiduría que podemos destruir la ignorancia y alcanzar lo Último. ¿Qué es esta sabiduría que deberíamos desarrollar? ¿Puede logrársela mediante la adquisición del conocimiento secular y mundano? Ella no se refiere a lo externo, sino a lo interno. Solo cuando hemos desarrollado confianza en nosotros mismos podremos tener la capacidad de tener confianza en el Señor."

Una persona que no cree en sí misma, no creerá en Dios. Una persona que tenga fe en sí misma, tendrá fe en Dios. Para creer en uno mismo hace falta la indagación interna. Para que esto les quede muy claro a todos, Swami está repitiendo ciertas cosas. Desde el momento mismo en que una persona se levanta en la mañana y hasta el momento en que se va a dormir en la noche, no hace sino hablar de 'yo', 'yo', 'yo' y de 'a mí' y 'mío'. Mas, incluso cuando está diciendo 'yo', ¿sabe acaso quién es realmente este 'yo'? Dice 'este es mi cuerpo', 'esta es mi inteligencia', 'esta es mi Chittam', 'estos son mis sentidos', 'este es mi Antah-Karana'. De diversas maneras repite todas estas cosas durante el día, pero jamás se pregunta: '¿Quién soy yo?'

Para una persona así, que jamás inquiere en su propia verdad, ¿de qué le sirve toda la educación que haya adquirido? ¿Quién podrá venir para remover todo lo que ha sido escrito en su frente? En lugar de empeñarse en un autoexamen, simplemente le permite la entrada a su cabeza a todo tipo de pensamientos negativos, hasta que todo su pensar se embota y anula. Deberían darse cuenta que, cuando dicen 'este es mi pañuelo', aquello que es el 'yo' difiere del objeto que es el pañuelo. Si dicen 'este es mi cuerpo', estarán declarando que ustedes y el cuerpo son dos cosas separadas y diferentes la una de la otra. Luego inquieren en quién es realmente ese 'yo'. ¿Quién está diciendo esto? Dicen 'este es mi cuerpo', no dicen 'yo soy este cuerpo'. De modo que deben inquirir sobre quien es el morador, en otras palabras, sobre quien es el que posee todas estas cosas. Sólo cuando hay un dueño puede tener algún significado el decir 'esta es mi propiedad, esta es mi tierra'. Sólo el dueño que posee la propiedad se expresaría así. Respecto del cuerpo-mente, este dueño es el morador interno.

Este dueño no sufrirá cambio alguno, jamás les abandonará. Es así que por medio de este inquirir deberían tratar de descubrir y reconocer esta inalterable divinidad que mora en ustedes y que es vuestra verdadera realidad. Cada persona debería dedicarse al Vicharana o indagación interior. La dosis correcta es de 3/4 de indagación y 1/4 de Sadhana. Y sólo en base a estas cuatro partes lograrán los resultados plenos. Únicamente si hacen un uso correcto de su tiempo, si santifican su cuerpo y santifican todas sus acciones, serán capaces de alcanzar la meta. La causa más importante para todos estos pesares es la debilidad de los sentidos. Mantengan a los sentidos bajo estricto control, orienten la mente hacia la senda correcta e impónganse una firme resolución.

El Bhagavad Gita declara que deben controlar sus sentidos, no destruirlos. El Gita no indica que deban renunciar a la acción, sino que deben renunciar al fruto de vuestra acción. De modo que deben llevar a cabo su trabajo. Pese a que no es necesario que el Señor realice algún trabajo en particular, podemos observar que trabaja permanentemente. Y, si Él trabaja constantemente, ¿no deberían trabajar también ustedes? Lleven a cabo sus labores y usen todos sus sentidos correctamente. Úsenlos dentro de los límites justos y para el propósito a que están destinados. Nunca los usen equivocadamente. Este es el principal mensaje del Bhagavad Gita.

Notas del revisor :

[1] Hiranyagarbha (NR) Literalmente el 'útero dorado' o 'huevo dorado', es la fuente de la creación del universo o cosmos manifestado. En los Vedas, el Principio de Amor es Hiranyagarbha. Este Hiranyagarbha está situado en el lado derecho del cuerpo humano y el corazón físico en el izquierdo. El Hiranyagarbha es siempre correcto, inmortal, eterno y omniabarcante. Está presente en todo ser viviente. Los Vedas dicen: "Ishvara Sarvabhuthanam" Dios está presente en todos los seres. Es amor lo que se origina de su Hiranya. Los tres principios de reacción, resonancia y reflejo se han originado en el Hiranyagarbha. (Ver Su Discurso sobre EL PRINCIPIO DE HIRANYAGARBHA brindado el 15/02/1999 https://www.saibabadice.org/32/3.htm)

[2] Daiva-tvam (NR) El principio Divino; la Naturaleza Divina, la Causa Última de todo.

[3] Gopika (NR) “pastora”. Las Gopikas o Gopis eran las vaqueras de Vrindavan, compañeras de juegos y adoradoras de Krishna, la principal de las cuales fue Radha, su esposa. Son símbolo y prototipo del ardiente amor a Dios. El Prema de las Gopis por Krishna era supra físico, el amor del Jivatma por Paramatma. Las personas inmersas en este tipo de amor no ven ninguna otra cosa, no oyen ninguna otra cosa que Dios; Con Krishna, sólo las Gopis eran conscientes de Su condición de Dios, pues eran grandes Rishis antes de nacer como Gopis, que encarnaron como tales.


Traduccion Herta Pfeifer

Revision Marcos Erize