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02. 20/05/95 pm Ciencia y espiritualidad | 1995
Brindavan
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Svabhode Naanyabodhe Cha
Bodha Roopa Atmanah
Sva Deepenya Deepe Cha
Yadaasvaatma Prakaashate
Para buscar una llama,
No se requiere otra luz.
Para conocer el omnipresente y refulgente Atma.
No se requiere otro tipo de conocimientos.
Estudiantes !
No necesitan una llama para encontrar otra llama. De la misma manera, es ignorancia y necedad buscar el Atma, omnipresente y autorrefulgente, usando otras formas de conocimiento. Nadie intenta buscarse a sí mismo en el mundo exterior. De la misma manera, siendo ustedes el Atma, ¿no es pura ignorancia buscar el Atma en otro lugar? Estas puras enseñanzas sobre el Atma han sido propagadas por Bharath desde la antigüedad, era tras era.
Bharath es el lugar de nacimiento de la espiritualidad y la rectitud. La paz y la no violencia también nacieron en Bharath. La búsqueda de la Verdad realizada en Bharath no se ha hecho en ningún otro lugar. Esta tierra es el lugar de nacimiento de los «Sapta Rishis»[1]. Este es el país en el que nacieron el primer poeta, Valmiki, y el compilador de los Vedas, Vyasa. Esta es la supremamente sagrada tierra de la rectitud, en la que Krishna enseñó el Bhagavad Gita. Este es el reino de Rama. Esta es la tierra en la que nació Buda. Bharath siempre ha estado repleta de mentes que indagan en la verdad, manos ocupadas en la rectitud y corazones inmersos en el Señor.
La devoción no tiene distinciones de casta, edad o idioma. Es fácil para todos contemplar a Dios. Dios es tan esencial para la mente como el alimento para el cuerpo. En la devoción de los bharatiyas a veces encontramos situaciones que rayan en lo absurdo, pero los sentimientos espirituales y el amor son las corrientes subyacentes incluso en este comportamiento aparentemente sin sentido. Un estudiante ora a Dios para tener éxito en los exámenes. Un hombre ora a Dios para ganar un caso en los tribunales. ¿Por qué ir tan lejos? ¡La gente ora incluso para conseguir un asiento en un autobús! De esta manera, los bharatiyas dependen de Dios desde las cosas más pequeñas hasta las más grandes. Esto puede llamarse divina locura. Algunos lo llaman necedad. Diga lo que diga cualquiera, cada uno tiene derecho a su propia hambre, su propia fe, su propio tipo de locura. Nadie tiene derecho a negar la fe de otro.
Pero ciertos fundamentos son necesarios incluso para la fe. La presencia del novio no significa que el matrimonio está consumado. Tener dinero no implica que puedan dirigir una empresa. Se requiere algún conocimiento adicional. No pueden considerarse escritores por conocer el alfabeto. Solo quien entiende el significado de las palabras puede ser un autor. De manera similar, no pueden reconocer a Dios con el conocimiento mundano. Es esencial el conocimiento espiritual. Para adquirirlo, indaguen en la verdad.
Todos deben entender el universo y la naturaleza de las almas individuales que viven en él. Aquellos que reconocen los secretos del Cosmos y de los seres que viven en él pueden entender la naturaleza de la Divinidad. Desde tiempos antiguos, los sabios han investigado la naturaleza. El astrónomo Galileo descubrió muchos hechos sobre el universo. La Tierra gira a una velocidad de 29.000 kilómetros por segundo. Da una vuelta al Sol una vez al año. «¿Quién hace girar la Tierra? ¿Por qué gira? ¿Cuál es la causa de su rotación?», preguntó Galileo. Descubrió que la parábola es la base de ese movimiento.
Si hay tal base incluso para los objetos pequeños, debe haber un significado en el movimiento de la Tierra también. Hubo un tiempo en que la Tierra estaba caliente. Le llevó millones de años enfriarse. ¿Por qué debería girar el ardiente planeta? Galileo reflexionó sobre la respuesta a esta pregunta. La rotación causa el día y la noche, que proporcionan oportunidades para que los hombres emprendan acciones. La revolución produce estaciones, que son responsables de la lluvia, la cosecha y el alimento. Cada acto de Dios, grande o pequeño, es para el bien de la humanidad. Hay un poder oculto que lo dirige todo. Galileo lo reconoció y lo llamó Dios. De este modo, un científico natural reconoció este poder inmutable.
Aquello que está presente siempre es la Verdad. Dentro de esta Verdad encontramos tanto el conocimiento mundano como el espiritual. No es posible para nadie conocer este poder, por ningún medio. Conocer el poder inmutable detrás de la naturaleza es conocer a Dios. Esta es la conclusión a que llegó Galileo.
Einstein, el padre de la ciencia moderna, habló sobre la intercambiabilidad de la materia y la energía. Dijo que estas no podían crearse ni destruirse. Pero la energía puede cambiar de forma. ¿Cómo? La energía magnética puede convertirse en electricidad, la electricidad en energía atómica, la energía atómica en luz, y la luz en calor. Los estudiantes deben reconocer un pequeño hecho. Se puede crear agua combinando hidrógeno y oxígeno. Pero, ¿quién creó el hidrógeno y el oxígeno? El agua es el efecto, el hidrógeno y el oxígeno son las causas. Nada puede existir sin una causa. El efecto cambia gradualmente. Aquello que cambia es la ciencia. La causa inmutable es la espiritualidad.
Hablamos de «cultura y espiritualidad». Esta mañana supimos que la cultura es una «forma de vida». Significa herencia. La espiritualidad es necesaria para la transformación. ¿Qué es la espiritualidad? Consideramos como espiritualidad solo la adoración y las buenas acciones. Pero en verdad:
Espiritualidad = Espíritu del Amor.
Ciencia = División del Amor.
La «División del Amor» cambia, pero el «Espíritu del Amor» es permanente. La cultura tiene al amor como base. Sin amor no hay cultura. La cultura y la espiritualidad realmente significan la energía del amor. Esta energía inmutable no puede ser destruida. Esta energía podría ser Dios, dijo Einstein, añadiendo que de nada puede hablarse con igual certeza.
La gente le preguntó a Buda si entendía a la Divinidad. Buda guardó silencio sobre la existencia de Dios. Dijo: «Es una pérdida de tiempo discutir sobre un tema incognoscible como la Divinidad, que está más allá de la mente». Yatho Vaacho Nivartante Apraapya Manasaa Sahaa: «Aquello desde donde regresan las palabras y los pensamientos, incapaces de captar nada, Eso es la Divinidad». Dijo Buda: «Para mí, la Verdad, la Rectitud y la No violencia son equivalentes a Brahma, Vishnu y Shiva».
La Verdad y la rectitud son lo más alto. Síganlas y practiquen en su vida la no violencia. Este es el verdadero esfuerzo espiritual, dijo Buda. No hay Dios más alto que la Verdad. Por esta razón, los Vedas dicen: Sathyam Vada, Dharmam Chara: «Hablen con la verdad y sostengan la rectitud». Dios está presente dondequiera que ambas sean promovidas. Vashishta dijo: Ramo Vigrahavaan Dharmah: «Rama es la encarnación misma de la rectitud», porque Rama nunca dijo una mentira y siempre adhirió al camino de la rectitud. Caminó descalzo por los bosques y sacrificó todo por el bien de la rectitud. Para cumplir una promesa dada por su padre, asumió grandes cargas. Sin vacilar nunca, Rama adhirió inquebrantablemente a la verdad y la rectitud. Por eso es la encarnación de la Divinidad.
Incluso en este Kali Yuga, la gente acudió a Ramakrishna Paramahamsa y le preguntó si había visto a Dios. «Sí», respondió. ¿En qué forma?, preguntaron. Ramakrishna dijo: «Así como los veo a ustedes, he visto a Dios». Cuando le preguntaron cómo era posible, explicó: «Con anhelo. Ustedes se esfuerzan por la riqueza y la familia. Lloran por cosas pequeñas y grandes. ¿Alguna vez han llorado por Dios?».
Yaa Chintaa Bhuvi Putra Mitra Bharanau Vyaapaara Sambhaashane
Yaa Chintaa Dhana Dhaanya Bhoga Yashase Laabhe Sadaa Jaayate
Saa Chintaa Bhuvi Nanda Nandana Pada Dvandvaaravinde Kshane
Kaa Chintaa Yamaraaja Bhima Sadana Dvaara Prayaani Prabho.
«Lloran por esposa, hijos, amigos,
riqueza, negocios, placeres, nombre y fama.
pero si anhelan los pies de loto de Krishna aunque sea un momento,
pueden cruzar fácilmente las terribles puertas de la muerte».
Si desean a Dios, trabajen por Él. Entonces Dios estará fácilmente a su alcance. Ustedes luchan por beneficios mundanos, pero esperan la Visión de Dios. Con tal hipocresía, nunca podrán adquirir a Dios.
Hoy en día, los científicos, los ateos y personas contenciosas exigen la percepción directa de Dios. «Para creer debo ver con mis ojos, tocar con mis manos y saborear con mi lengua». Ellos preguntan: «¿Cómo puedo creer en algo que no puedo ver, tocar ni saborear?». Con tales argumentos, los científicos se burlan de los devotos, llamándolos tontos. Verdaderamente, nadie es más tonto que estos científicos.
¿Por qué? Un ejemplo: Ven a un hombre que mide 1 metro y 68 centímetros, pesa 63 kilos y es calvo. Estas son todas percepciones directas. ¿Son ciertas? Definitivamente. Pero son verdades solo para la visión exterior. El hombre también tiene cualidades como sacrificio, bondad y determinación, que no pueden tocarse ni medirse. ¡Aunque corten al hombre en pedazos, estas cualidades no son visibles! Entonces, ¿niegan su existencia? De hecho, el hombre existe solo debido a estas cualidades. Las cualidades invisibles son la base de los atributos visibles.
Dicen que solo lo que se ve es cierto, nada más. Ustedes han acumulado karma pasado, que los hace sufrir, pero, ¿pueden verlo? Es una necedad negar lo que no es visible o tangible. Ven un árbol con ramas. Los científicos ven los frutos, las ramas y las hojas, que son fácilmente visibles. Pero la espiritualidad percibe las raíces invisibles. Sin raíces, ¿cómo pueden tener ramas? ¿Qué es más importante, las ramas o las raíces? De la misma manera, una fuerza invisible es el fundamento del universo visible. Vemos y experimentamos este mundo solo por el poder de esa fuerza.
Unos ejemplos más. El amor y la fragancia no tienen forma, pero los experimentamos. ¿Pueden negarse porque son invisibles o intangibles? Entonces, ¿por qué creemos en ellos? Es porque incluso las entidades invisibles tienen manifestaciones visibles o tangibles.
El amor no tiene forma, pero la Madre, que da amor, tiene una forma. La fragancia no tiene forma, pero la flor fragante tiene una forma. La felicidad suprema no tiene forma, pero Dios, cuya Naturaleza es la felicidad suprema, tiene una forma.
¿Qué es esta forma de Dios? Es inalcanzable, está más allá de la comprensión. Puede ser cualquier cosa. Por ejemplo, ¿cuál es la forma del viento o del agua? Pueden ver el agua y sentir el viento, pero ellos no tienen formas. ¿Cuándo adquieren formas? Cuando llenan de aire un globo, asume la forma correspondiente. El agua adquiere la forma de su contenedor.
De la misma manera, el Dios sin forma asume la forma que el devoto aprecia. El sentimiento mismo del devoto es la forma de Dios. Esto se ha llamado «bhaava-roopam» en nuestras Escrituras. Para conocer esta forma de Dios, se recomienda la meditación. Dios aparece como la encarnación de los sentimientos sobre los que el devoto medita. Si pensamos en Dios como benevolente, Él aparece así. Si pensamos en Él como destructivo, así aparece. Todas las formas de Dios dependen del sentimiento de ustedes. No es posible limitar la Divinidad diciendo que es «esto» o «aquello».
Sarvatah Paani Paadam, Thath Sarvatokshi Siro Mukham
Sarvatah Srutimal Loke, Sarvamaavritya Tishtati.
«Con manos, pies, ojos, cabezas, boca,
y oídos impregnándolo todo,
Él permea todos los mundos».
Dios está en todas partes como energía. Esto es lo que los científicos llaman energía atómica. Pero incluso el átomo puede subdividirse. No hay nada en este mundo sin una forma. Incluso Karnataka y Andhra Pradesh tienen formas, vistas en un mapa. Por eso los antiguos hindúes adoraban a la Madre Tierra como una manifestación de la Divinidad. Pero los científicos modernos ridiculizan esta práctica.
Los científicos cuestionan: La Tierra es solo suelo y roca. ¿Por qué orarle?
Nuestros antepasados explican: El suelo nos da alimento. El Sol causa la lluvia, el día y la noche. Todo esto es necesario para la vida. Es nuestra cultura adorar a aquellos cuya benevolencia nos sostiene. Nada puede existir sin los cinco elementos, tierra, agua, cielo, fuego y éter. Entonces, ¿qué hay de malo en orarles?
Los científicos dicen: de acuerdo, los cinco elementos están bien. Pero, ¿por qué orar a un ídolo de piedra? ¿Cómo puede ser Dios?
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