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Discursos dados por Sai Baba

02. 20/05/93 pm La búsqueda de la divinidad

1993

Brindavan

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Encarnaciones del amor: no necesitamos llevar una lámpara para ver una lámpara encendida, pues la lámpara encendida se ve por su propia luz. En cada persona el Uno Mismo brilla en todo su esplendor por su propia luz; no necesitamos ninguna luz del conocimiento para ver al Uno Mismo. Con la luz del intelecto («buddhi») no es posible ver la luz del Atma, ya que el «buddhi» deriva su luz del Uno Mismo. El intelecto es como el foco y el Uno Mismo es la electricidad. Es la luz del Atma la que brilla a través de los sentidos y los órganos del cuerpo.

La mente manifiesta su influencia en el estado de «jagrata» (vigilia) y «swapna» (sueño). En el estado de sueño profundo, la mente se detiene y brilla como la conciencia supraintelectual. Aunque la conciencia está presente en todas partes, brilla con una luz especial en el ámbito del intelecto, al igual que el fuego asociado con el hierro emite más calor que el fuego común. En este estado de conciencia supraintelectual, la mente se detiene y da paso al estado de supermente. La supermente disfruta de un estado de serenidad constante, sin errores de concepto. Cuando alcanzamos este estado de serenidad firme y sin perturbaciones, podemos llegar a las elevadas alturas de la supramente. No hay cabida para que los pensamientos mundanos entren en este extático estado, de la misma manera que las serpientes y los escorpiones no pueden entrar en habitaciones bien iluminadas.

Mientras la mente persiste, el hombre permanece como hombre. El hombre funciona como hombre mientras la mente funciona. Solo cuando el hombre trasciende el limitado estado de la mente, se convierte en alguien con mentalidad amplia. Por ejemplo, hemos decidido construir un edificio espacioso en un terreno extenso. En esta etapa, el terreno parece amplio y espacioso. Cuando construimos paredes y hacemos apartamentos, los apartamentos parecen pequeños y no son tan espaciosos como el extenso terreno. De manera similar, mientras construimos las paredes del nombre y la forma, todo parece estrecho y limitado. Una vez que desmantelamos las paredes del nombre y la forma, tenemos la visión de la Conciencia Universal.

En el mundo, todo es interconectado e interdependiente. Cada uno es parte del otro. Los cinco sentidos son miembros del cuerpo. Los cuerpos son miembros de la sociedad, la sociedad es un miembro de la humanidad, la humanidad es un miembro de «prakruti» y «prakruti» es un miembro de «Paramatma». El mundo entero está marcado por el principio de «anga angi bhava» (uno es parte del otro). Solo cuando se destruyen los sentimientos de separación, tenemos la visión del Todo y la experiencia de la felicidad suprema.

Estamos acostumbrados a percibir las deficiencias e ignorar los méritos. Por ejemplo, mientras comemos arroz, si una o dos piedras se mezclan con el arroz, nos quejamos amargamente de que toda la comida está llena de piedras, pasando por alto que solo hay una o dos piedras entre miles de granos de arroz. Esto muestra claramente que cerramos los ojos a lo que es bueno y solo estamos atentos a lo que es malo. De manera similar, influenciados por el mal antinatural, ignoramos a la natural Divinidad. En realidad, cada ser humano es una encarnación de la Divinidad. Construimos paredes de «bhrama» (ilusión) entre la humanidad y la Divinidad. Estas paredes crean diferencias y nos engañan, haciéndonos pensar que somos los hacedores. Hemos venido al mundo a cosechar las consecuencias de nuestras propias acciones. El que disfruta es el cuerpo sutil, que está compuesto por las envolturas («koshas») de «pranamaya», «manomaya» y «vijnanmaya». Los Vedas declaran: «Ritam, Sathyam y Bruhatvam». «Bruhatvam» se describe en los Upanishads como «mahatathva». Esto también se denomina «bhooma», que significa «brahmatathva» (el principio de Brahma). Brahman es aquel que está omnipresente en todo momento.

El hombre que se deja esclavizar por sus cinco sentidos cae en profundidades abismales, aunque haya dominado las cinco fuerzas elementales. Quien es esclavo de los sentidos es esclavo de todo lo demás. Mientras el hombre esté atado por sus sentidos, solo cultiva tendencias divisorias. Las cualidades humanas son buenas, nobles, elevadas y sublimes. En el mundo no hay nada más sublime y grande que el hombre. Aunque estamos dotados de una sublime cualidad humana, desatendemos por completo el principio átmico, ya que estamos engañados por «dehabhranthi» (identificar el cuerpo como Uno Mismo). Todos los descubrimientos que hacemos y las máquinas que inventamos están en el ámbito del mundo. Pero estas invenciones mecánicas solo pueden hacer que la vida del hombre sea mecánica y artificial. En la vida artificial no hay cabida para el corazón. El corazón es la morada de Dios. No debemos permitir que cualidades animales o demoníacas entren en esa sagrada morada de la Divinidad. Los miembros y sentidos del hombre están destinados a capturar la Iluminación Divina y brillar con Luz Divina.

Cuando construyen una casa, también construyen puertas. Estas puertas están destinadas a facilitar la entrada y salida de amigos y familiares. Solo se permite la entrada a quienes están autorizados. La puerta no está destinada a que entren perros y burros a la casa. De manera similar, a través de las puertas de los sentidos, debemos permitir la entrada únicamente a pensamientos, sentimientos e ideas sagradas. El Señor no puede ser entronizado en un corazón contaminado por pensamientos, ideas y sentimientos malignos. En el mundo de hoy, el hombre ha contaminado los cinco sentidos, las cinco sensaciones e incluso los cinco elementos. ¿Cómo podemos lograr la srenidad en un mundo donde los cinco elementos están contaminados? Los textos sagrados nos exhortan a alcanzar el estado que va más allá del alcance de los sentidos. Este estado, concebido por las sagradas Escrituras, se conoce como el estado de percibir la Conciencia Interior. Todo lo que enseñamos debe ir hacia el interior y no hacia el exterior. Tal esfuerzo nos permite tomar conciencia de la Energía Cósmica.

¿Dónde está la Energía Cósmica? La Energía Cósmica es omnipresente. Está en ustedes, sobre ustedes, debajo de ustedes y alrededor de ustedes. Ustedes mismos son la Energía Cósmica, pero no logran darse cuenta de ello. Una vez, el sabio Vashista le preguntó al Señor Sri Rama por qué tuvo que exiliarse, si Él mismo era el Señor. El Señor fingió no estar consciente de Su Divinidad. Pareció que el Señor Sri Rama se identificaba con el cuerpo y, por lo tanto, no estaba consciente de Su Divinidad.

Este error de concepto respecto del cuerpo es lo que causa ignorancia en el hombre. Debemos considerar el cuerpo como un instrumento divino, y mantenerlo en buen estado. Comemos para el mantenimiento del cuerpo. Por eso se dice en los Vedas: «Bikashnnam Deha Rakshanardham». Nos vestimos para proteger el cuerpo. El cuerpo del hombre está sujeto a muchas enfermedades. Para la enfermedad de la sed, el remedio es el agua; y para la enfermedad del hambre, el remedio es el alimento. El hombre sufre de la enfermedad del deseo, el apego y la codicia; pero el hombre recurre a métodos cuestionables para curar estas enfermedades. La enfermedad de la codicia es de dos tipos: «perasha» (deseos ilimitados) y «dhrusah» (deseos malignos). No hay nada de malo en desear alimento, ropa y refugio. Pero el deseo que excede todos los límites se convierte en «raga» (apego). Mientras buscan la satisfacción de sus deseos, no deben cultivar deseos de egoísmo, pereza y maldad. El hombre pierde su propia humanidad al albergar sentimientos mezquinos.

Es natural que un pesado bloque de hierro adquiera óxido mientras está enterrado en el polvo. El bloque de hierro, cuando se oxida, pierde su brillo y su fuerza. El mismo bloque de hierro brilla con esplendor cuando es arrojado al fuego. Después de someterse a un severo tratamiento en el fuego, el trozo de hierro se vuelve brillante, blando y fuerte. De manera similar, el deber del hombre radica en la autotransformación. Mediante una autotransformación sincera, el hombre puede transformar incluso lo negro en blanco.

Por ejemplo, un trozo de negro carbón no puede blanquearse frotándolo con jabón ni enjuagándolo en leche. Tanto el jabón como la leche se vuelven negros debido a la compañía del carbón. Por lo tanto, los hombres deben realizar una investigación para descubrir cómo blanquear el carbón. El carbón, que alguna vez fue un trozo de madera, se volvió negro debido a su purificación incompleta en el fuego. No disfruta ni de su estado natural ni de su estado final. Dado que está en un estado intermedio, está marcado por impurezas. Solo arrojando el carbón al fuego y exponiéndolo al calor total de las llamas ardientes puede blanquearse. Solo exponiéndolo a la prueba del fuego, el carbón se vuelve blanco y brillante. La blanca ceniza que queda finalmente es digna de veneración, y se aplica como «vibhuthi» (ceniza sagrada) en la frente.

La ceniza sagrada nos imparte a todos una gran lección y sabiduría: «¡Oh hombre! Todos los objetos del mundo están destinados a terminar como ceniza después de pasar por el proceso de purificación en el fuego». También enseña que todo es temporal y nada es permanente. Lo eterno es la voz del Atma. Este principio átmico es la encarnación misma de la Divinidad y la Santidad. Esta es la excelencia única de los seres humanos. Aunque estamos dotados de una suprema divinidad, no somos capaces de percibir su presencia dentro de nosotros. Un hombre así es como alguien que va a buscar tesoros en otro lugar, cuando el tesoro mismo está escondido bajo sus pies en las entrañas de la tierra. No buscaremos perlas afuera, cuando nos demos cuenta de que hay preciosas perlas en nosotros mismos.

Si hay una lámpara en nuestra casa,

¿por qué ir a mendigar fuego a otro lugar?

¿Por qué deberíamos buscar a Dios, si el Señor de los Señores

está alojado en nosotros?

No necesitamos ir a otro lugar cuando nos damos cuenta

de que el Señor está entronizado en nuestro corazón.

Cuando están establecidos en la verdad de que la Divinidad en ustedes es omnipresente, se sienten enormemente energizados. Darse cuenta de esta verdad borra la diferencia entre ustedes y Dios, mío y tuyo. El Uno Mismo corre como una sola corriente subyacente en todos los elementos del mundo. Ustedes no vinieron al mundo por primera vez. Han cambiado muchos cuerpos, pero el principio átmico en ustedes es la inmutable Realidad. Ustedes son infinitos. Por ejemplo, si van al mar y comienzan a contar el número de olas en el mar, se darán cuenta de que nunca podrán rastrear el comienzo de una ola ni encontrar un fin para las olas en el mar. Mientras existe el mar hay olas. Mientras exista el universo habrá «chaithanya» (conciencia).

El significado mismo de la palabra «manava» resalta el hecho de que el hombre es una entidad eterna y no un recién llegado a la tierra. En la palabra «manava», «ma» significa «no» y «nava» significa «nuevo». Por lo tanto, el significado de la palabra «manava» indica que el hombre no ha llegado por primera vez a este mundo.

El conocimiento que adquirimos del estudio de la física, la botánica, la química, etc., es solo conocimiento artificial, pero no la sabiduría nacida de la visión interior. El conocimiento nacido de la indagación interior y la visión interior es el verdadero conocimiento; lo demás es solo ignorancia.

El hombre está atrapado en los lazos de «maya» (la ilusión). La muerte, el dolor y el placer son todas manifestaciones de esta ilusión. De hecho, «maya» no tiene forma propia; hace que piensen que lo existente es inexistente y que lo inexistente es existente. Cuando vemos una soga en la oscuridad, la confundimos con una serpiente. Cuando se enfoca la luz en ella, la soga se revela como soga. Es la oscuridad la que causa la ignorancia. Ni la serpiente ni la soga han venido ni se han ido. Solo su «bhrama» ha venido y se ha ido. El principio de Brahma ni viene ni se va. No es posible percibir a Brahman mientras están inmersos en «bhrama». Para librarse de «bhrama», hay que convertirse en «amanaska» .

¿Cómo pueden convertirse en «amanaska»? Solo cuando fusionan la mente en la Divinidad se convierten en «amanaska». Cuando vierten plata fundida en un molde de Krishna, la plata fluye hacia los ojos, las orejas, las piernas y las manos de Krishna. De manera similar, cuando la mente se vierte en un molde de divinidad, se vuelve una con la Divinidad. Pero lamentablemente, hoy moldeamos nuestra mente en el molde de «prakruti» en lugar de vertirla en el molde de «Paramatma». Dado que siempre piensan en el mundo, su mente también está envuelta por el mundo. Todo el universo no es más que la manifestación de la mente.

El universo es la encarnación del Señor, no del mundo. El Señor es la causa y el universo es el efecto. El universo surge como consecuencia de la acción y su efecto. Aunque el hombre es radiante con la sublimidad de Sí Mismo, los humanos degradan la importancia de la vida humana. Un mendigo viene a nuestra casa y suplica: «¡Oh madre! Soy “anadi” (desamparado). Por favor, dame limosna». El verdadero significado de la palabra «anadi» es «aquel que no tiene ni principio ni fin». La palabra señala la santidad y pureza de la vida humana.

En una ocasión, Thyagaraja rechazó el tesoro que el rey le había enviado, diciendo que prefería la proximidad del Señor al disfrute de la riqueza. Declaró que deseaba a «Hari» (el Señor), no a «Siri» (la riqueza). Dado que anhelaba a «Hari», encontró la plenitud en la vida al adquirir todo lo que anhelaba.

Kabir era un pobre tejedor que se ganaba la vida tejiendo ropa. Aunque era pobre, siempre estaba lleno de felicidad suprema. Confundiéndolo con un «anatha», el rey del país le envió riquezas a través de sus sirvientes. Kabir, que acababa de regresar de un baño en el río, notó los valiosos artículos frente a su casa. Preguntó a los sirvientes: «¿Quién ha enviado estas riquezas?». «Las ha enviado el rey», respondieron los sirvientes. «¿A quién ha enviado estas riquezas y por qué?», preguntó Kabir. «El rey las ha enviado porque Kabir es “anatha”», dijeron los sirvientes. «¿Quién es “anatha”? No soy “anatha” porque mi “Natha” (amo) es Sri Ramachandra. Dado que tengo amo, no soy “anatha”. Como el Señor Rama no tiene amo, Él es “anatha”, y todas estas riquezas deben ofrecérselas a Él».

Muchos de nosotros no conocemos el verdadero significado de las palabras y las usamos incorrectamente. Al comprender el significado de palabras como estas podemos entender el valor supremo de la vida humana.

Encarnaciones del Divino Atma: mantengan firme la fe en que son el eterno Uno Mismo, no el cuerpo transitorio. En resumen, el cuerpo, la mente, el intelecto y la conciencia son los ropajes del hombre. Algún día, el hombre tiene que desprenderse de estas vestimentas. Por eso Jesús dijo: «La muerte es la vestimenta de la vida». La muerte es un mero cambio de vestidura. No es apropiado que lloremos cuando la persona cambia su vestidura. No hay cabida para la tristeza si creemos firmemente que todas las relaciones son temporales y transitorias.

Estamos llenos de tristeza mientras tenemos apegos. Debemos cultivar el apego hacia Dios, no hacia el mundo. Las cuatro «mahavakyas» proclaman la verdad de que el hombre es verdaderamente divino. El hombre debe estar arraigado en la creencia de que es Brahman, no Ramayya o Krishnayya. Pero la gente se engaña pensando que son el cuerpo. Los padres ponen un nombre al cuerpo de ustedes, pero nadie nace con un nombre. Los cuerpos vienen y van, pero el Atma es eterno.

Los Upanishads han hecho tres afirmaciones al respecto. La primera afirmación es: «Cuando viene, nunca se va». Esta es la Sabiduría o «jnana», que cuando llega, nunca más se va. La segunda afirmación es: «Cuando se va, nunca regresa». Esta es «ajnana» o la ignorancia, que nunca regresa una vez que se va. La tercera es: «No viene ni se va». Esto es el Atma. Muchas personas hacen preguntas ridículas como: «¿Qué le pasa a Uno Mismo cuando el cuerpo muere? ¿A dónde va? ¿Cuándo vuelve a entrar Uno Mismo en un cuerpo?».

Así como una corriente nunca viene ni se va, sino que solo enciende el foco al cual está conectado, Uno Mismo nunca viene ni se va. Dado que Uno Mismo es omnipresente, la cuestión de que entre en un lugar o forma determinados no surge en absoluto. Una vez, Radha cantó:

«Cuando estoy a punto de cerrar la puerta, hay una llamada que me pide que no la cierre, sino que la abra». Siendo todo el universo la mansión del Señor, es ridículo pensar en una puerta por la cual el Señor pueda entrar. Todo lo que pueden hacer es sintonizarse con el Señor y ofrecer las lágrimas de felicidad suprema a Sus pies.

Son estas lágrimas de felicidad suprema las que constituyen los corredores de la mansión de la vida. No hay un «Kailasa» ni un «Vaikuntha». Una vez, Narada dijo: «¡Oh Señor! ¿Dónde está Tu cuartel general?». El Señor respondió: «Madbhaktha Yatra Gayante Tatra Tishthami» (Me instalo donde mis devotos cantan mi gloria de todo corazón).

El Señor tiene una sola Oficina Central, que es el corazón. Todos los demás lugares como «Kailasa», «Vaikuntha», etc., son solo sucursales. Krishna no se presentó inmediatamente frente a Draupadi cuando ella le rezó en su hora de aflicción. Ella llamó al Señor «Dwaraka vasa» (morador de Dwaraka), «Madhurapura vasa» (morador de la ciudad de Mathura), etc. Pero Krishna no aparecía. Completamente agotada, finalmente dijo «Hridaya vasi» (morador del corazón) y Krishna apareció inmediatamente a su rescate. Muchos días después, Draupadi le preguntó a Krishna: «¡Oh hermano! ¿Por qué no viniste a mí en mi hora de humillación, cuando te llamé?».

A esto, Krishna respondió: «Me llamaste “Dwaraka vasa”. Como estoy obligado a probar la verdad de las palabras de mi devoto, tuve que ir a Dwaraka y regresar desde allí. Pero me presenté frente a ti tan pronto como me llamaste “Hridaya vasi”».

Este incidente confirma el hecho de que el Señor es el residente del corazón. El Señor está más cerca de ustedes que sus padres, amigos y seres queridos. No debemos dejarnos afectar por el elogio y la crítica, la censura y el elogio, la ganancia y la pérdida. Chaitanya fue insultado salvajemente por la gente. Pero aun entonces, Chaitanya bailaba en éxtasis. Cuando alguien le preguntó por qué bailaba de alegría a pesar de los viles insultos, dijo: «El vil insulto de la gente no me alcanza en absoluto. Se desvanece en el aire. Por eso bailo de alegría».

Una vez, Uddhava dijo a las gopikas: «Oh damiselas, la gente las critica. Dicen que están enamoradas de Krishna y corren tras Él desoyendo las órdenes de esposos, suegras y suegros». A esto, las gopikas respondieron: «¿Acaso el cuclillo deja de cantar solo porque los cuervos graznan? No tememos a nadie en el mundo, ya que cantamos el nombre del Señor de todo corazón, como los cuclillos. ¿Qué pierden los cisnes cuando las grullas se burlan de ellos? Cuando los perros ladran al ver al elefante, el elefante no pierde nada. ¿Por qué deberíamos temer cuando anhelamos al Señor? Deberíamos temer cuando anhelamos el mundo».

No debemos temer las críticas y censuras lanzadas por la gente.

¿Por qué deberíamos temer cantar el nombre del Señor, que vendrá a rescatarnos en la hora de la muerte, cuando el mensajero de la muerte nos arrastre fuera de la casa?

Encarnaciones del Divino Atma, no teman a las penas, pues las penas son como nubes pasajeras. Nada es permanente, excepto la Divinidad. Debemos alcanzarla con nuestro amor.


Traduccion SBd