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Discursos dados por Sai Baba

11. 29/5/90 Conócete a ti mismo

29 de Mayo de 1990

¡Oh Gudakesha, vencedor del sueño, Arjuna!

Yo soy el Atma que reside en todos los seres.

También soy el principio, el medio y el fin

de todos los seres.

Gita (cap. X, versículo 20)

¡Encarnaciones del amor divino!

En el anterior versículo del Gita, Krishna le dice a Arjuna: "Yo soy el Atma que reside en todos los seres; también soy el principio, el medio y el fin de todos los seres". Es decir, que todo el cosmos formado de objetos animados e inanimados es el Atma; nada existe fuera del Atma o Ser. Lo que requiere el hombre de hoy es meditar constantemente en el Ser, realizar al Ser, establecerse firmemente en el Ser y experimentar la bienaventuranza del Ser.

El Atma también se conoce como "conciencia de sí". Esta conciencia de sí es la responsable de la conciencia del "yo" en todos los seres, el cual se llama aham. Cuando este aham se identifica con el cuerpo, se vuelve ahamkara; éste es el falso "yo", no el verdadero. La mente siempre oculta al Atma. Las nubes que se forman debido al calor del sol ocultan al mismo sol; de igual forma, la mente, que es la hija del Atma, oculta al mismo Atma. Mientras la mente esté allí, el hombre ni siquiera comprenderá nada respecto al Ser, y menos aún realizará y experimentará la bienaventuranza del Ser. Ese estado en el cual uno está establecido en el Ser en todo momento y bajo todas las circunstancias, se llama realización del Ser o realización de sí mismo (sakshatkara).

El primer sonido que emanó del Ser es Yo. La creación dio inicio después de la emanación de este sonido Yo. Si no existe Yo, no hay creación. Los términos Yo, Brahman, Atma o Ser son sinónimos. El Yo sin mente es el Atma o Ser en su pureza prístina; el Yo asociado con la mente es el falso ser. Existe sólo un Atma o Ser y ése es el Yo.

La paradoja, sin embargo, es que para experimentar su propia realidad —lo que ya es— el hombre realiza diversas prácticas espirituales. Todas estas prácticas dirigidas a la búsqueda del Ser son actividades que el hombre desempeña sólo en el estado de ignorancia. Al hombre realizado (jñani) jamás lo verán ejecutar esas prácticas, porque para él no existe ninguna distinción entre los medios y el fin. Si el hombre efectúa algunas prácticas espirituales, sólo lo hace para satisfacer a su mente; las prácticas para obtener una satisfacción mental sólo sirven para fortalecer a la mente en vez de destruirla, como se recomienda en las enseñanzas del Vedanta. Si después de todo quieren realizar prácticas espirituales, la única forma correcta de hacerlo es desechando la falsa noción del "no ser". Si en vez de ejecutar esta acción correcta siguen adorando a tres millones de dioses y diosas, sin prestar atención a la verdad común que enseñan todas las escrituras del mundo respecto a que existe un solo Dios, o si prosiguen con toda clase de prácticas para lograr la realización del Ser y la liberación, ¿no indica eso nada más que sus desviaciones, alucinaciones e ilusiones mentales?

Es importante reconocer que mientras la mente esté allí, los deseos no los dejarán; mientras experimenten deseos, la falsa noción del "yo" y "lo mío" no los abandonará, y mientras alberguen esos sentimientos del "yo" y "lo mío", esa errónea identificación con el cuerpo (ahamkara, ego) persistirá, y en tanto ese ego no los deje, la ignorancia tampoco se alejará. En efecto, esto significa que la aniquilación de la mente es el único medio para obtener el conocimiento del Ser (Atma-jñana), la visión del Ser (Atma-darshan) o la bienaventuranza del Ser (Atrnananda), como elijan llamarlo.

La mente, el intelecto (budhi), la memoria (chita) y el ego (ahamkara), ¿cuál es el sustrato del que han emergido, en el cual se sostienen y en el cual se fundirán de nuevo? Este sustrato es Brahman, es el Atina o Ser. Así, ¿de qué les sirve tratar de alcanzar la fuente de su origen e identidad recurriendo a otros caminos en vez de reconocerla? ¡Se ve tan ridículo como un ladrón vestido con uniforme de policía para atrapar al culpable, es decir, a sí mismo!

¿Qué necesidad hay de prácticas espirituales para reconocerse a sí mismos? Al respecto voy a contarles una breve historia. Cierta vez, un grupo de diez tontos tuvo que cruzar un río. Después de pasarlo, uno de ellos quiso verificar si los diez habían llegado a salvo a la otra orilla. Olvidándose de sí mismo, contó a los demás y comenzó a llorar, diciéndoles que uno del grupo se había perdido en el río. Los otros tontos también cometieron el mismo error al repetir el conteo de igual forma, y debido a ello todos empezaron a llorar. Mientras tanto, un lugareño, al ver aquella desesperada situación, se aproximó a ellos y les preguntó la razón de sus lamentos. Cuando le dijeron que uno de los del grupo había sido arrastrado por la corriente al cruzar el río, el transeúnte se percató de su ignorancia y les ordenó que formaran una fila, enseguida los contó en voz alta uno a uno, convenciéndolos de que ninguno faltaba y que su errónea conclusión respecto a la pérdida de un hombre, se debía a que cada uno olvidaba incluirse en la cuenta.

Aquel que se olvida de sí mismo no puede reconocer la verdad acertadamente. Si ustedes mismos son el Atma, ¿lo podrán reconocer orando a otro ser o haciendo otra práctica espiritual? Debido a que "el Uno se ha vuelto muchos" ustedes se han inclinado por la diversidad, olvidando la unidad. Todo lo que ven a su alrededor es su propio reflejo, como en un espejo; pero abandonan al objeto real y corren tras las imágenes reflejadas. Su propio engaño los ata de pies y manos; aquel que está atado por el engaño no puede alcanzar a Dios. Si desean experimentar al Ser, todas sus prácticas espirituales son fútiles, sólo servirán para calmar a la mente; pero la mente tranquilizada se puede agitar de nuevo; lo importante es librarse de ella comprendiendo su verdadera naturaleza.

Las prácticas espirituales idóneas para buscar al Atma son aquellas dirigidas a la destrucción de la mente. Debido a su identificación con el cuerpo, el hombre es lanzado indefenso de aquí para allá por su ego. "Yo hago esto, yo disfruto esto, yo he conquistado esto", hablando de esta manera de sí mismo, el hombre fortalece día a día la ilusión de que él es el hacedor. ¡Estudiantes! Recuerden que el éxito y el fracaso no dependen de sus esfuerzos, prácticas u otras actividades; con ello simplemente están aumentando su ego, engañándose ustedes mismos al pensar que han sido capaces de lograr cosas mediante su propio esfuerzo. Miren a su alrededor y vean las muchas instancias en donde los mejores esfuerzos no han sido coronados por el éxito, mientras que en otras, con poco o ningún esfuerzo, la victoria llegó sin que la buscaran. No se frustren por los fracasos al depender de sus esfuerzos. Con un mínimo o ningún esfuerzo con seguridad podrán obtener éxito si dedican todas sus actividades a lo Divino, considerándolas como el trabajo del Señor y emprendiéndolas con inquebrantable fe en él. Deben tener la firme convicción de que nada acontece debido al esfuerzo humano. La prueba de esta afirmación no tiene que buscarse en algún lugar lejano; puede encontrarse justo en su propio cuerpo. Por ejemplo, ¿acaso ustedes intervienen en el incesante latir de su corazón o en la continua respiración de sus pulmones?, ¿la digestión se efectúa debido a la voluntad de ustedes?, ¿son capaces de vivir o morir por su propia voluntad?, ¿su nacimiento acontece cuando y donde lo deseen? Si reflexionan profundamente en estos puntos, descubrirán. que sus sentimientos del "yo" y "lo mío" son indebidamente alentados por su falso sentido de ser el hacedor y el disfrutador.

En la actualidad nos ocupamos en varias actividades sólo para satisfacer a nuestra mente; pero la mente nunca está satisfecha, no importa lo que hagamos y por cuánto tiempo. La mente solo es maya (ilusión). La mente sólo es deseo. La mente misma es avidya (ignorancia). La mente sólo es Naturaleza (Praktuthi). La mente sólo es ilusión (bhranti o bhrama). Al estar profundamente absortos en este engaño, ¿cómo pueden tener la esperanza de alcanzar a Dios sin librarse del engaño? ¡Al ver su propia sombra tiemblan de miedo! ¡Tienen temor de sus propios sentimientos e imaginaciones! Sin embargo, "la Realidad es una", y ésa es el Atma. Los eruditos describen a Dios como personificación de la existencia, conciencia, bienaventuranza (Sat-Chit-Ananda); esto no es correcto, él es la existencia misma, es la conciencia y la bienaventuranza mismas; estas tres no son diferentes o están separadas de Dios.

"Existe un Gran poder, desconocido por mí, diferente a mí y lejos de mí"; al pensar así, algunas personas recurren a la meditación. "Existe un poder divino secreto y sagrado claramente separado de mí y debo obtenerlo". Al fantasear de esta forma, algunos cumplen muchos votos, llevan a cabo varias ceremonias y emprenden muchas austeridades; todo esto es ignorancia pura. Mientras crean que existe algo diferente de ustedes, estarán sumergidos en la ignorancia. No hay nada en el universo fuera de ustedes o más alto que ustedes. Pensar de otro modo o tratar de comprobarlo de otro modo sólo es engaño mental, el cual se asemeja a un sueño. En sus sueños ven muchas imágenes y experimentan muchas cosas, pero, ¿durante cuánto tiempo son reales? Sólo mientras duran sus sueños; cuando los sueños terminan, todas son irreales y se convierten en míticos castillos creados por su mente. Al confiar en el falso "yo'', rechazan al verdadero y fomentan su ego al pensar continuamente que son el cuerpo.

Si tan sólo comprendieran una pequeña pero sutil verdad, podrían expandir los horizontes de sus pensamientos y sentimientos en cierta medida. No existe nada más que el Ser en el universo, todas las cosas que ustedes ven en el mundo fenoménico sólo son reflejos del Ser único. En las cosas mundanas están presentes el sujeto, el objeto y el predicado, pero en los asuntos espirituales relativos al Atma o Ser sólo existe el sujeto, y ningún objeto o predicado por separado. De hecho, todos estos tres aspectos se fusionan en el principio del Ser que lo permea todo como chaitanya (consciencia ). No hay ningún lugar donde esa conciencia no exista. Esta misma conciencia ha sido dividida, por decirlo así, en los tres aspectos: existencia, consciencia y bienaventuranza, para satisfacción y comprensión de la gente común. Estos tres aspectos, según los filósofos vedánticos, se reflejan mutuamente. Han usado los términos Asti, Bhati y Priyam para existencia (Sat), consciencia (Chit) y bienaventuranza (Ananda), respectivamente, pero estos tres se refieren a la misma y única entidad. Por ejemplo, tenemos un vaso. Existe, por lo tanto es ser (sat); cuando lo vemos, crea en nosotros la consciencia de que es un vaso, así, éste es consciencia (chit); hacemos uso de él, por lo tanto es bienaventuranza (ananda), pero el vaso no se ha vuelto tres; es sólo uno en el cual los tres aspectos están reunidos. Esto ilustra la unidad en la diversidad respecto al Ser. El Ser es informe, pero aparece con formas diferentes. Consideremos el ejemplo del aire: es informe, pero no podemos negar su existencia sólo porque no tiene ninguna forma propia; en realidad asume la forma del recipiente que se use para contenerlo, la forma de un globo, una pelota de fútbol o un cojín de aire; aunque el Ser es informe, posee la virtud de chaitanya o consciencia.

Es difícil comprender la naturaleza de este principio de la consciencia. Existen tres aspectos de ésta, que, a su vez dependen de su asociación con aspectos específicos de la personalidad humana. Cuando esta consciencia está asociada con los sentidos, usamos el término "estar consciente"; cuando está asociada con la mente, la llamarnos "conciencia"; y cuando se asocia con el Ser es "consciencia pura". Estos tres términos se usan en el lenguaje diario por comodidad, del mismo modo que a un doctor lo llamamos cardiólogo, a otro, otorrinolaringólogo, y así sucesivamente, aunque todos ellos son doctores. De igual modo, todos los hombres son personificaciones del único y mismo Ser, aunque se dediquen a diferentes actividades como la agricultura, los negocios, el servicio gubernamental, el trabajo de obrero, etcétera. Mientras tengan el cuerpo, los sentidos y la mente, etcétera, les resultará muy difícil experimentar la unidad del Ser. Sin embargo, esta dificultad no debe ser motivo para que abandonen o cedan en su esfuerzo por experimentarlo, porque vale mucho más que todos sus esfuerzos.

Hasta ahora hemos concebido al cuerpo humano como el carruaje, los sentidos como los caballos, la mente como las riendas y el intelecto como el conductor, pero debemos reconocer que estos tres sólo sirven al amo, el Atma o Ser. Nuestro estado de vigilia representa la modalidad de rajas, el estado de actividad; el estado de sueño profundo simboliza la modalidad de tamas, el estado de inercia; y la transición entre los estados de vigilia y de sueño representa la modalidad de satva, el estado de equilibrio, que es la naturaleza del Ser. Deben comprender qué es el conocimiento de sí mismos para poder valorar la naturaleza del Ser. Mañana discutiremos el tema del autoconocimiento o conocimiento del Ser.