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Discursos dados por Sai Baba

13. ../05/77 Hablar mucho le resta a uno memoria y fuerzas

Hablar mucho le resta a uno memoria y fuerzas

Hablar mucho le resta a uno memoria y fuerzas

Mayo de 1977

El corazón de uno tiene la forma de una raíz para el árbol de su vida.

Cuando se pudre, todo el árbol caerá y se volverá inútil.

Hasta los deseos .sagrados que constituyen las ramas de este árbol,

van a secarse en estas condiciones y no podrán ser cumplidos.

¡Qué otra verdad podría relatarles, oh bravos hijos de Bharat!

¡Encarnaciones del Alma Sagrada!: Cada ser humano en este mundo nace con tres deudas. La primera se refiere a estar en deuda con las deidades protectoras, la segunda a estar en deuda con los sabios y la tercera a estar en deuda con sus padres. Para proteger al cuerpo en contra de la enfermedad y del debilitamiento, hay deidades en diferentes partes. Hay entes protectores en la forma de vitalidad y energía que fluyen por cada órgano del cuerpo humano. Estos "dioses" se sentirán satisfechos sólo cuando podamos usar este cuerpo humano para el propósito de una tarea sagrada.

Cuando podemos participar en una buena labor que le sea útil a la sociedad, se sentirán complacidos los entes que protegen los órganos de nuestro cuerpo y podemos pagar así lo que les adeudamos.

La próxima deuda es para con los sabios. Para que los seres humanos puedan experimentar felicidad y placer tanto en un sentido mundano como en uno espiritual, los sabios de los tiempos remotos han indicado numerosos caminos por los cuales esto puede alcanzarse. Debido a ello es que estamos endeuda. Ellos nos dejaron muchos Códigos Morales para podamos entender qué es la Conducta Correcta. Los sabios eran tan grandes santos que pudieron demostrarnos los magnos ideales que contienen los Vedas y los Shastras. Siguiendo sus pasos, aceptando los ejemplos que sentaron y embebiéndonos en las enseñanzas que nos dejaron, podremos pagar hasta cierto punto las deudas contraídas con ellos. Y aunque no sigamos ni acatemos sus órdenes, al menos equivale a que paguemos nuestras deudas para con ellos el que tratemos de reconocer la grandeza de lo que nos han legado por medio de los Sastras.

La tercera deuda es la que debemos a nuestros progenitores. Han nacido gracias a vuestro padre y él les ha protegido a lo largo de sus vidas. Deben pagarla deuda en que incurrieron con él. Todo hijo habrá de esforzarse por mantenerla dignidad, el honor y la reputación de su padre. Hemos de intentar preservarla fe que han conquistado nuestros ancestros. Fue justamente con la intención de pagar estas tres categorías de deudas que Dasaratha decidió llevara cabo las ceremonias de sacrificio. En la primera decidió realizar el Ritual Ceremonial del Caballo. El caballo representa un elemento sacrificial muy sagrado. Ha de tratarse de un caballo completamente blanco, sin ninguna mancha oscura. Las orejas deben ser bellas y las crines del cuello lisas y hermosas. La cola deberá ser tan larga como para colgar hasta sus cascos. Se requería de algo de esfuerzo para poder localizar un caballo que satisficiera estos requerimientos. Durante el período de primavera se soltaba al caballo y prácticamente transcurría un año hasta que éste volvía al lugar en que se le había dejado. Hemos de notar que ha de ocuparse un períod6 de primavera en la búsqueda del caballo apropiado, otro período en dejarlo libre y un tercer período de primavera se ocupará envolverlo a llevar a su lugar de origen. Por eso es que el Ramayana nos relata que han de emplearse tres años en este ritual.

Después de transcurridos estos tres años para esta ofrenda, Dasaratha decidió llevar a cabo otra. En los días pasados ya se les indicó el significado de la palabra Dasaratha: aquí significa los diez órganos y el cuerpo que los posee. En esta historia, la ciudad de Ayodhya tiene tres entradas. Estas tres entradas han de considerarse como simbolizaciones de los gunas de satva, rajas y tamas.

Mientras se están llevando a cabo estos rituales debemos darnos cuenta de que la primavera dura dos meses en el año. Estos dos meses llevan los nombres de Madhu y Madhava. Durante estos dos meses el Sol es muy brillante y es comúnmente bastante caluroso. Podemos reconocer este período porque el Sol se muestra ardiente e inclemente durante las horas del mediodía, y porque toda el agua que hay sobre la superficie de la Tierra es convertida en vapor debido al calor que irradia.

La naturaleza del Sol durante la época de primavera ha sido comparada con nuestro propio corazón. El sonido primordial que proviene del corazón de uno ha sido llamado el flujo del Universo. Durante este período, el Sol adopta una forma que consiste en cinco divisiones diferentes. En la historia del Ramayana, el Sol siempre ha sido identificado con Rama mismo. Estas cinco divisiones o cinco estratos a que hacemos referencia respecto del Sol durante este período, han sido denominadas: Annamaya Kosa, Pranamaya Kosa, Manomaya Kosa, Vignanamaya Kosa y Anandamaya Kosa. La palabra Annamaya Kosa se refiere al cuerpo humano material. Este cuerpo humano material se construye a sí mismo mediante el material alimenticio, crece gracias al alimento y decae cuando no lo hay. El siguiente estrato que es el que le da fuerzas y protege al cuerpo humano exterior, es el Pranamaya Kosa y es interno. El Pranamaya Kosa depende del calor creado en el cuerpo y permite que el calor circule por el mismo, después de lo cual comienza a circular la sangre por los vasos sanguíneos.

El próximo estrato es el llamado Manomaya Kosa y se relaciona con la mente. Si no existiera, no podrían existir tampoco los anteriores. Este Manomaya Kosa es responsable de todo tipo de pensamientos y deseos. La mente es en realidad un verdadero atado de deseos. Hasta cierto punto, esta mente le ayuda al Pranamaya Kosa y representa un soporte para él. El próximo estrato es el Vignanamaya Kosa que cumple la función de permitirle al hombre poder discriminar y distinguir entre lo bueno y lo malo. Si no existiera este nive1, lo demás estratos serían inertes y no podrían funcionar. Ese Viananiaya Kosa es el que nos faculta para aprender acerca de la naturaleza de la materia y sobre su funcionamiento. Hemos aquí un ejemplo por medio del cual entenderemos el significado interno. Esta es una mesa y está hecha de madera. Golpeo esta materia dura. Cuando describo este acto mío, digo que he golpeado la mesa con mi mano.

Pero ésta no es una descripción completa, puesto que la mesa ha golpeado mi mano con la misma fuerza. Aquella cualidad vuestra que les permite reconocer la conducta de la mesa en este acto, es el Vignanamaya Kosa. Este es el que nos capacita para reconocer cualquier tipo de reacciones o de resonancias que exista en todo el mundo material. Podemos recurrir a otro ejemplo. Cuando abrimos los ojos y vemos el panorama externo, vemos a muchas personas y otras tantas cabezas. Nos preguntamos si es'el ojo el que nos permite ver todo esto o si es la luz en el ojo lo que nos permite verlo. No; la luz que existe fuera del ojo es la que le ayuda a ver todo esto. La reunión de la luz que está presente en vuestros ojos y la luz que está presente fuera de ellos es la que les permite ver todas las cosas. Podemos preguntarnos si sólo por el hecho de haber algo de luz, es ello lo que nos permite ver todas estas materias. No es exactamente así, porque aunque haya luz fuera de los ojos, si los cierran no podrán ver nada de lo que hay fuera de ellos. Si consideramos importante a la luz exterior, resulta que si cerramos los ojos no podemos ver la materia. Si consideramos que es importante la luz en nuestros ojos, resulta que si apagamos la luz exterior tampoco podemos ver nada de la materia. Sólo cuando se encuentran presentes ambas podemos ver las formas. De modo que tanto la visión interna como la externa son responsables conjuntamente por nuestra capacidad de ver. Esta es la función del Vignanamaya Kosa. En verdad, si estamos percibiendo toda la Creación con nuestros ojos, ella está siendo vista gracias a ellos. No hay Creación separada de nuestros ojos. Lo que ve mos en el mundo son todos reflejos de las formas que se es tructuran dentro, a través de nuestra visión interna. Si un artista está pintando un cuadro, no pinta directamente sobre la tela. Primero forma el cuadro en su mente y luego lo tras pasa a la tela con sus pinceles. Cuando un director de cine dirige a varios actores para que hagan esto o aquello, los pasos preliminares que da son el pensar, dentro de su propia mente, la forma en que ve la película y luego hace que los actores se ciñan a las imágenes que ha formado. De manera similar, cada escritor piensa, en su mente, respecto del tema antes de escribirlo y luego comienza a trabajar en el escrito. Son estos pensamientos e ideas que surgen dentro de uno mismo los que han sido denominados Vignana.

Como fuente, todas las cosas tienen al tesoro dador de vida. A él se hace referencia como el Anandamaya Kosa. Podemos concluir que los cuatro kosas anteriores y superficiales surgen todos del Anandamaya Kosa en cuanto base. El espíritu del Alma que representa la base para todo esto es la Bienaventuranza que se encuentra en el fondo de todas estas envolturas.

Vasishta fue un gran santo que tenía la visión de esta Bienaventuranza, la experimentaba y sabía qué era. Por esta razón siempre se le describía como un sabio brahamánico. Vasishta tuvo la enorme fortuna de llevar a cabo la ceremonia del bautizo de Ramachandra, de darle su primer bocado de alimento, de iniciarlo en los estudios y de llevar a cabo su conducción hacia el Maestro. Un gran santo será reconocido; como aquel que ha tenido la visión directa de la gloria del Señor y que ha experimentado esta Bienaventuranza.

En muchas ocasiones, Viswamitra mostraba una gran envidia por Vasishta. Incluso llevó a cabo algunos intentos por matarlo. Así y todo, Vasishta era tan generoso que siempre lo trató con la mayor bondad. Esta paz, este Amor, y esta carencia de envidia y de odio, no pueden aparecer sino en los grandes santos que han tenido una visión directa de la gloria del Señor.

¡Encarnaciones del Alma Sagrada!: No han de pensar que los profetas y los yoguis son personas comunes que no hacen sino presentar una apariencia externa con algún motivo egoísta. Deberían llegar a entender el sentido interno de Vasishta y el significado de comportarse como un servidor ordinario en la casa de Ramachandra, pese a poseer toda clase de fuerzas y poderes. Se quedó entre la servidumbre de atha no por sus riquezas, sino porque tenía una clara con ' ia del hecho de que Dios mismo había venido en la forma humana de Ramachandra Deseaba la compañía de Ramachandra y fueron estos sagrados pensamientos los que le llevaron a ingresar en el servicio. Viswamitra también era así. Sus grandes logros y su coraje resultan indescriptibles por medio de palabras comunes. Tenía muchas armas muy poderosas, pero las guardaba en su casa y no se preocupaba por ellas. Sabía que el mismo Dios había nacido en la familia de Dasaratha y todo lo que hacía se basaba en este conocimiento. Todos los grandes santos sabían muy bien que Ramachandra era la encarnación de Dios. Sin embargo, no le comunicaban esta información a nadie. Se comportaban como para indicar que Ramachandra era un ser humano ideal, que había venido con el propósito de enseñarle ideales al pueblo. Pese a que actuaban respecto a Ramachandra como un ideal humano, sabían muy bien que era Dios mismo. En estas circunstancias, resulta imposible para cualquier ser humano de hoy discutir respecto a lo justo o lo injusto de las cosas que sucedieron en aquellos tiempos. La Divinidad es algo que uno no puede determinar o entender fácilmente.

A nosotros no nos es posible describir a nuestros ancestros que nacieron antes. Para un nieto será imposible describir cómo y dónde nació su abuelo. Este es también el caso respecto de las grandes personalidades que nacieron y vivieron mucho antes de nuestro tiempo. ¿Cómo podríamos describir sa fe en Dios y su relación con El? Se puede hacer un paralelo al respecto. Cuando les preguntan ¿quién es tu padre?, contestarán que tal persona es vuestro padre. ¿Cómo saben que esa persona es vuestro padre? Lo han aceptado debido a que vuestra madre les ha dicho eso. Si no tuvieran confianza en lo que vuestra madre les dijo no habría posibilidad alguna para que creyeran que esa persona es vuestro padre. Del mismo modo en que la evidencia que les da su madre es útil para reconocer y aceptar a cierta persona como vuestro padre, así también los Vedas son la autoridad para reconocer y aceptar la existencia de Dios. Además, si se les pregunta cuándo nacieron, responden indicando la hora, la fecha y el lugar. ¿Cómo pueden saber la fecha en que nacieron? Para esto también vuestros padres, vuestros mayores, les han indicado la fecha de vuestro nacimiento y ustedes lo han aceptado. En todas estas cuestiones, solamente el testimonio que declaran las personas que han vivido desde antes que ustedes puede ser aceptado como autoridad. Ustedes mismos no pueden constituirse en autoridad para estos asuntos. Si consideramos como autoridad a las personas que vivieron antes que nosotros para este propósito, una autoridad similar en lo tocante a Dios puede tenerla únicamente la gente que entiende qué es la Divinidad y que posee en sí el aspecto Divino. Sólo aquella persona que haya saboreado el jugo de la caña de azúcar puede describir su sabor. Por la experiencia uno puede describir, hasta cierto punto, el sabor, pero no podrá describir su forma. Cuando preguntamos ¿cómo es el azúcar?, podemos decir que es como arena blanca. Pero si alguien pide que describamos la naturaleza y la forma de la dulzura en el azúcar, no nos es posible hacerlo. De manera similar, únicamente aquellos que se hayan sumergido en la experiencia de Dios podrán, al menos, tener el derecho de tratar de describir algo respecto de Dios. Otros no lo podrán hacer. Dios está presente en todo lugar en la forma de Alma. Su resplandor brilla en cada corazón. Si esta Alma radiante no estuviera presente, el hombre no podría vivir en este mundo ni por un momento. Está presente en todos y está al mismo nivel en todos los seres humanos. Resulta posible constatar y describir esta clase de Divinidad sólo cuando llegamos a identificarnos con los rasgos divinos. Nuestros nombres, nuestras formas, nuestros gustos, nuestros agrados y nuestros desagrados pueden diferir de una persona a la otra. Estas no son sino diferencias que surgen de nuestros deseos. Aquí va un pequeño ejemplo al respecto.

Preparamos una serie de dulces y en toda esta variedad que saboreamos en diferentes formas y gustos, sabemos que lo que todos ellos contienen no es más que azúcar. Esto equivale al aspecto espiritual. Movidos por el gusto, dicen que quieren el uno o el otro dulce y lo comen. De igual manera, aunque Dios está presente en todas partes, hay circunstancias, sin embargo, en que en un momento y lugar dados, le da a una cierta persona una experiencia en particular. En el cuerpo humano, tenemos manos, nariz, mejillas y lengua y a través de todas estas partes fluye la misma sangre. Aunque sea la misma sangre la que fluya por todas estas partes, ¿podrán saborear un dulce si se lo ponen en la mano? No. Aunque la misma sangre está en todas partes y es un mismo corazón el que la bombea, dependiendo de la parte del cuerpo de que se trate, cada uno de sus componentes experimentará lo mismo de diferente manera. De igual modo, aunque en todos los seres humanos se encuentre el mismo Ser, la misma Divinidad, dependiendo del karma individual, cada cual la experimentará a su propia manera. Para gozar de esta experiencia, uno habrá de hacer un esfuerzo, habrá de llevar a cabo prácticas espirituales. No es correcto que nos sintamos envidiosos cuando vemos que alguien experimenta una alegría en la vida. Este tipo de cualidades negativas no harán sino dañarnos, a nosotros mismos. No resulta ningún bien del sentir envidia. Si la lengua saborea diferentes alimentos y el ojo se sintiera envidioso y diciéndose que también es un órgano del cuerpo por lo que también debería saborearlos, que pongan alimentos en el ojo no desembocará sino en un grave daño para él. El ojo tiene el derecho de ver, pero no ha de tratar de comer. Por otra parte, si la boca piensa que los ojos tienen una gran capacidad para ver y buscara hacer lo mismo, obviamente no podrá hacerlo.

¡Encarnaciones del Alma Sagrada!: Puede que nos parezca que los ojos y la boca son diferentes, pero hemos de ser capaces de reconocer al Espíritu Divino común que hay tanto en los ojos como en la boca. Debemos entender la conexión interna existente entre estos órganos. Vamos caminando y el ojo percibe espinas en el camino, pero son las piernas las que las evitan y saltan por sobre ellas. El ojo no fue a indicarle ni a advertirle a las piernas que había espinas. Tan pronto como el ojo las ve, las piernas se ocupan de evitarlas. Bien podría ser que el ojo tomara la actitud de pensar que hay espinas en el camino, pero que, después de todo, si pasara algo no será sino la pierna la que se lesionará. ¿Por qué habría de preocuparse el ojo? Sin embargo, no es ésta la actitud que asume el ojo. Le ayuda de inmediato a las piernas a localizar las espinas. Podemos considerarlo de manera diferente. La pierna se ha clavado una espina. Tan pronto ésta se clava en la pierna, le causa dolor y el ojo comienza a lagrimear. El dolor está en la pierna, pero las lágrimas asoman a los ojos. Si consideramos con cierta profundidad esta conexión inextricable entre los ojos y las piernas, reconoceremos a la Divinidad que es común a todos nuestros miembros.

De igual manera, hay ciertas conexiones que proceden del espíritu del Alma y que existen sin que lo sepamos. Por eso jamás habríamos de odiar a este espíritu del Alma que se encuentra presente en cada ser humano.

¡Encarnaciones del Alma Sagrada!: Podemos prestarle oídos a muchos discursos, podemos leer muchos libros y podemos oír hablar de la Divinidad en muchos lugares diferentes. Pero nada de ello les producirá beneficio alguno a menos que vuestro corazón sea puro y limpio. Todo ello no será sino como poner algún material de valor en un recipiente lleno de agujeros. Todo lo que pongan en él se escurrirá. Haciendo un esfuerzo consciente, deberíamos tratar de llevar a la práctica al menos una o dos cosas de lo que hemos aprendido. No lograremos la visión de la Divinidad simplemente escuchando palabras. Si tienen una patata y pan en vuestro plato, ello no llegará hasta vuestro estómago porque repitan simplemente las palabras patata pan, patata pan. Si quieren ingerirlos como alimento, tendrán que hacer trabajar algo vuestra mano y vuestra boca. Si realmente quisieran gozar de la dicha de la Divinidad, entonces tendrán que darle trabajo a vuestras manos y a vuestra boca para cantar la gloria del Señor o habrán de emprender aquel tipo de trabajo que sea de utilidad para los demás o prestarán servicio libre de intereses egoístas. Habrán de pronunciar palabras llenas de alegría y de contento. Aunque no tengan el derecho de entender o de experimentar la Divinidad, al menos deben decir una buena palabra. No siempre podrán complacer, pero pueden hablar placenteramente. Sólo cuando puedan pronunciar palabras sagradas con la boca y realizar trabajo útil con las manos, estarán en posición de entender la Divinidad.

¡Estudiantes!: Si no hacen sino pronunciar palabras innecesarias y hablar demasiado, sólo le estarán causando daño a vuestra memoria y desperdiciando vuestra energía. Debido a esto, los sabios de los tiempos de antaño solían observar completo silencio. Al guardar completo silencio, los sabios promovían la Energía Divina en sí mismos. Es cierto que podemos hablar cuando se hace necesario, pero no es necesario hablar ni hacer uso de las palabras cuando no se requiere. El sonido es una forma de Brahman. Del total de las ocho cualidades que se asocian con Brahman, la primerísima es el aspecto del sonido. Si se deciden a ponerlo en práctica y no siguen hablando innecesariamente, se producirá un definido mejoramiento en ustedes.

Gracias a su observancia del silencio, grandes sabios como Vasishta y Viswamitra pudieron alcanzar y gozar de la visión de la Bienaventuranza sentando buenos ejemplos para el mundo.