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Discursos dados por Sai Baba

07. ../05/74 El karma y la Rectitud llevan a la realización de Dios

El karma y la Rectitud llevan a la realización de Dios

El karma y la Rectitud llevan a la realización de Dios

Mayo de 1974

Entre todas las virtudes, la de la Verdad es la más grande. Esta virtud de la Verdad brillará como la más prominente en todo el mundo. Quien tenga esta virtud en su vida diaria podrá ser tildado de "persona que hace el bien". ¡Encarnaciones del Alma Sagrada! ¡Estudiantes!: Se hace referencia a los Vedas por varios nombres. De entre ellos, "Adhyana" y "Swadhyaya" son dos que hemos de entender bien. Adhyana también significa práctica. Cuando empleamos esta palabra tenemos que entender también qué es lo que practicamos. Lo que practicamos es el "Brahma Yagna" (ofrendas a la Gloria de Dios a través del estudio de las Escrituras). Se ha dicho que el Adhyana comienza por el Brahma Yagna. En nuestro intento por llegar a conocer el sentido interno de la palabra "Adhyana", llegamos a la conclusión de que Veda y Brahmarí son una misma cosa debido a que los pronunciamos juntos. Cuando queremos entender el sentido de la palabra "Swadhyaya", vemos que muchos la consideran para representar la rama que uno sigue. Y al interpretarla con el significado de la rama especial elegida por uno, están malinterpretando el Veda. Si tomamos Swadhyaya como una rama especial de los Vedas, querríamos decir que los Vedas no tratan otros aspectos. Se le ha dado el significado de swasakha al término Swadhyaya, implicando que el Veda tiene la forma de swasakha. Si uno desea sentir que pertenece a una rama o aspecto en particular, no será una acepción aceptada por el Veda. Otros eruditos como Jaimini y Badarayana, han interpretado esta palabra llamándola "investigación sobre la Rectitud" e "investigación sobre Dios", lo que equivale al deseo de aprender el significado de Rectitud y de Dios. Si queremos seguir interpretando el término como una rama en particular, hay que agregar la interpretación de estos dos sabios en cuanto a que, después de leer acerca de una rama en particular, uno ha de seguir también a la Rectitud y a Dios. Cuando decimos que el, conocimiento de los Vedas o de la Rectitud y de Brahman se refiere a todas las ramas del conocimiento, carece en absoluto de sentido considerar al Veda como referido a un aspecto en particular. Son muchos los que han argumentado respecto de este punto también y han dicho que no puede considerársele como una rama o "swasakhadhya". Debemos entender el significado interno de esta palabra "Swa" que, como se nos dice en el "Amnaya", en el que se entrega, está íntimamente relacionada con el Alma. En la vida diaria usamos las palabras "swa" y "bhava" combinadas en una sola "swabhava". En el lenguaje común interpretamos "swabhava" como la condición natural del hombre. Ello no es correcto. Toda idea que emane de la mente de uno no puede ser descripta como "swabhava". Hay otra palabra en la que también aparece este "swa" y que es "swa ichha" (o swechha). Esta palabra no significa, como se cree, que uno puede moverse por todas partes sin control alguno. Swechha puede describirse como "el deseo que proviene de las profundidades del corazón de uno o del asiento del Alma". Hoy en día ya no reconocemos los correctos significados de las palabras "swabhava" ni "swechha". Tampoco nos conducimos de acuerdo a lineamientos correctos. En ambos términos la palabra "swa" ha de ser considerada como implicando algo que se refiere al Alma o a Brahman. Esta debería ser la correcta interpretación en todos los aspectos del Veda. Muchos sabios han señalado la forma en que hemos de considerar el sentido de esta palabra "swa" en los dos términos de "Swasakha" y "Swechha". Ellos indagaron y entregaron luego una respuesta en cuanto a qué gente puede leer los Vedas con respecto a Swasakha y a Swadhyaya. Cuando estamos en el Swadhyaya, debemos entender los Vedas con especial referencia a Mimamsa. Tomaremos el primer mandamiento "La consideración del Dharma". Ante todo habremos de entender los detalles de la metodología y los deberes que van con la palabra Dharma (Rectitud o Acción Correcta). Es claro que el aspecto que lo engloba todo o aquello que vemos a nuestro alrededor, es Dharma. Antes de la investigación sobre la Rectitud y sobre Dios hemos de reconocer la necesidad de la investigación sobre el karma. Sólo cuando entendamos el conocimiento referente al karma, podremos entender lo que es el conocimiento de la Rectitud. Y sólo después de eso, podremos entender el conocimiento de Brahman.

La relación entre karma, Rectitud y Dios puede explicarse mejor por medio de un ejemplo que nos es familiar en nuestra vida diaria. Cuando vamos a preparar un tipo especial de comida y luego ingerir los alimentos, debemos recordar ante todo que reunir las cosas que vamos a necesitar, los diferentes ingredientes, etc., constituye el proceso primordial. Aquí el fuego que se necesita para cocinar, los recipientes y los ingredientes forman parte del funcionamiento del karma. Una vez que los hayamos reunido a todos, podemos comenzar a cocinar. El acto de cocinar será el karma o trabajo. Después de haber terminado con los preparativos, el acto de comer los alimentos preparados vendría a ser como el conocimiento de la Rectitud. Si entonces tratamos de encontrar los méritos o las carencias, como la falta de sal, de azúcar, de pimienta, etc., en los alimentos preparados, esto sería la investigación sobre Dios. Si queremos compararlos con diferentes etapas en otra analogía, nuestro nacer mismo es ansiar la realización del karma. Después de haber nacido, realizar los detalles de la vida y cumplir con los deberes correspondientes al momento y a las circunstancias, es conocimiento de la Rectitud (dharma jignasa). Cuando, después de cumplir con estos deberes, se concluye que el mero cumplimiento del deber no otorga Bienaventuranza o que no la hay en el solo conocimiento de la Rectitud, se hace necesario iniciar la investigación sobre Dios. Si uno no nace, no existe la posibilidad de cumplir con sus deberes y, sin cumplir con sus deberes, uno no tiene la posibilidad de darse cuenta de que no hay Bienaventuranza en esta actividad. En otras palabras, al karma del nacimiento le sigue el llevar a cabo la Acción Correcta, y al cumplir con la Rectitud le sigue el darse cuenta de la falta de Bienaventuranza y de ahí se llega a la búsqueda de Dios. La conexión que existe entre el nacer o karma, con la Rectitud y Dios es muy estrecha y uno ha de seguir al otro. Si tomamos otra analogía, el karma ocupará el primerísimo pétalo de una flor. Lentamente y pasando el tiempo, los pétalos se irán cayendo y no quedará más que el capullo. Cuando hacemos lo que hay que hacer con el capullo, se desarrollará en una fruta. Cuando probamos la fruta verde, nos damos cuenta de que no hay dulzura en ella y la guardamos, haciendo lo que hay que hacer con la fruta hasta que madure por completo y endulce. Es así que, gradualmente, la dulzura reemplaza a lo amargo. En todo este proceso, la flor, la fruta verde y la fruta madura no son más que transformaciones de una misma cosa y no son esencialmente diferentes entre sí. De manera similar, karma, Rectitud y Dios son, simplemente, tres aspectos diferentes del mismo Dios. En las dos primeras etapas del karma y de la Rectitud, puede que haya algunas dificultades, pero en la tercera etapa de Brahman, ya no hay dificultad alguna y uno estará lleno de dicha o Bienaventuranza. Por otra parte, sea cual fuere la senda que uno siga, la meta a la que llegue será la misma.

Hay cuatro metas en la vida humana, que son: Rectitud, Riqueza, Deseo y Liberación (Dbarma, Artha, Kama y Moksha). Tenemos a la riqueza y al deseo, flanqueados por la Rectitud y la Liberación. Deberemos tratar de reagrupar a las cuatro en dos grupos. Si las consideramos como cuatro entidades separadas, no sacaremos beneficio alguno de nuestras acciones. Si combináramos Rectitud con riqueza y deseo con Liberación, nos daremos cuenta de que habríamos de adquirir riquezas para conseguir la Rectitud y deberíamos alterar todos nuestros deseos para adquirir la Liberación. La riqueza no es permanente y el deseo es algo que fluctúa. Tanto la riqueza como el deseo son cosas que no son permanentes y que cambian continuamente. No es posible que el hombre sea feliz con la posesión de estas cosas, que son inestables e impermanentes. En tanto que si se combinan con algo permanente como la Rectitud y la Liberación, llegan a adquirir algo de su santidad y se vuelven un poco más permanentes y verdaderas. Si la riqueza se combina con una Verdad permanente como la Rectitud y el deseo inestable con la Liberación permanente, nos será posible lograr la dicha en el aspecto de Dios. Nuestro propósito habrá de ser el de combinar las cosas no permanentes de la vida con las permanentes. Habremos de movernos desde los aspectos mínimos hacia el de la infinitud.

Cuando tenemos en la mano una gota de agua, no nos parecerá sino que es una pequeña gota. Pero si la llevamos y la fundimos en el océano infinito, la gota también tomará esta forma infinita. La Liberación es algo ilimitado e infinito, al igual que la Rectitud. Nuestro propósito habrá de ser entonces el de tomar todos nuestros deseos temporales que tienen muchísimas limitaciones, para sumirlos en cosas más permanentes como la Rectitud y la Liberación. La palabra Liberación no representa algo agotable que puedan adquirir en una tienda. Se la considera corno una entidad ilimitada. Mientras quede en ustedes algo de apego, el mundo les parecerá permanente. En el loto de vuestro corazón, este apego se moverá continuamente como una gota de mercurio. Esta inestabilidad mercurial habrá de ser eliminada y este proceso llevará a la Liberación. Cuando desaparezca el apego, lo que queda es simplemente bienaventuranza. Y transformar nuestras vidas., hasta cierto punto, por este medio, es lo que constituye la senda de Brahman. Llevando a cabo una adecuada indagación y entendiendo este aspecto de Dios, nos damos cuenta de que Dios se encuentra latente en el karma. El karma o actividad está latente en la Rectitud y la Rectitud está también latente en Dios. Nuestro propio "Yo" es el aspecto de Dios y llegar a reconocer este aspecto en todos y cada uno constituye el estado de dicha que debemos empeñarnos en buscar.

Alguien que siga la senda del karma pensará "Estoy en la luz" y el que siga la senda de la Rectitud pensará "La luz está en inf'. El que haya avanzado hasta el aspecto de Dios y aprendido a vivenciarlo en todo, dirá "Yo soy la luz". De modo que este "Yo soy la luz" es el aspecto de Brahman, en tanto que el "estoy en la luz" es el del karma y el de "la luz está en m" es el de la Rectitud. Mientras digan "estoy en la luz" no serán sino dependientes y no independientes. Al decirlo, implican que dependen de la luz. Si declaraanos "este paño está en mi mano", implicamos que la mano controla al paño. El paño no es una entidad independiente. Cuando declaran "la luz está en mí" ustedes controlan a la luz. Todo esto implica que hay alguien que controla y algo que está bajo control, implicación que introduce un aspecto dual. Tenemos aquí dos cosas, una es la Naturaleza y la otra sigue los mandamientos establecidos por la Naturaleza. Es por ello que decimos "Adhato Dharma Jignasa" ("La Consideración del Dharma"). Sólo cuando la Naturaleza (Prakriti) o el mundo les rodea, requieren de un código del Dharma (Rectitud) para seguirlo.

En este contexto, si llegaran a la conclusión de que los que viven como parte de una familia no tendrían el derecho a seguir la senda de Brahman, sostendríamos una idea equivocada. Para ello hay un buen ejemplo en el Ramayana. La vida familiar es comparable a un carro de guerra. Marido y mujer son los caballos. La Rectitud es el auriga. La familia o el atado de deseos mundanos serían la senda y la Liberación, el destino final. De modo que los caballos, o sea marido y mujer, pueden llevar el carro de la vida hacia la Liberación, si siguen la senda de la Rectitud. No es justo e implica una flaqueza pensar que únicamente los aspirantes espirituales (yoguis), los seguidores del Sendero del Conocimiento (rishis) y los sabios (jnanis) están calificados para alcanzar la Liberación. Este destino está al alcance de todos. Desde el punto de vista de lo que observamos en nuestra vida diaria parecen ser diferentes los estados de celibato, de jefe de hogar, del desapegado y del completo renunciante, pero ellos son una sola cosa en el aspecto de Dios. Los cuatro han tomado, respectivamente, las sendas "de la aflicción", "del buscador de bienes", "de la sincera aspiración" y "del Conocimiento Supremo", pero siguiendo por estos diferentes trayectos, todos alcanzarán la misma meta. Cuando uno aspira a llegar al destino correcto, Dios está siempre listo para responderle a todos con la misma actitud. Incluso está pronto a guiarles hasta el destino correcto. Dios no guarda pensamientos u opiniones diferentes respecto de diferentes personas. Estas diferencias no surgen sino de las distintas ideas que mantenemos. Es un error el atribuirle diferencias a Dios.

Analicemos una pequeña historia al respecto. Un rico comerciante llevaba muy bien sus asuntos. Tenía cuatro esposas. La primera estaba continuamente enferma, sufriendo de una u otra cosa. Otra, se inclinaba hacia los placeres mundanos. La tercera seguía una senda espiritual y siempre ansiaba conocer personas instruidas y aprender sobre aspectos religiosos. La cuarta era una mujer muy saludable y no tenía ni inclinaciones ni deseos de ningún tipo. No tenía sino un anhelo y ése era el de fundirse en lo Divino. El comerciante viajó al extranjero y, poco antes de volver, le escribió a sus esposas para preguntarles qué querían que les trajera. La primera le respondió que deseaba alguna medicina especial para sus dolencias. La segunda le pidió regalos especiales, como saris, joyas, etc. La tercera solicitó libros religiosos de aquel país, y le pidió consultar a los eruditos que encontrara allí sobre su senda espiritual. La cuarta mujer indicó que no tenía nada que pedir, salvo que él regresara sano y salvo. Tan pronto regresó y le entregó sus encargos a las tres primeras mujeres, se fue a la casa de la cuarta. Sintiéndose celosas, las primeras le preguntaron por qué pasaba todo su tiempo con la cuarta, especialmente después de haberse ausentado por tan largo período. El les contestó que a cada una le había entregado aquello que pidiera y, como la cuarta esposa lo había pedido a él, él se había mudado donde estaba ella. De manera similar, Dios es el Señor "de la aflicción", "del buscador de bienes", "de la sincera aspiración" y "del Conocimiento Supremo", y le da a cada cual lo que pide. Al que anda tras la riqueza, le otorgará comodidades para su cuerpo. A quien es un sabio, Brahman le indicará las sendas a seguir para llegar a los estados de dicha o de sabiduría. Para el sincero aspirante se entregará El mismo, puesto que es eso lo que éste desea. Puede haber todo tipo de diferencias en cuanto a la forma en que pedimos o a lo que pedimos, pero no hay diferencias en el aspecto de Dios. Los cambios que se produzcan en la forma de vuestras oraciones o en las plegarias mismas, tienen su origen en ustedes mismos. Ninguno de esos cambios podrá achacársele a Brahman. De ahí el dicho: "Todo objeto es diferente según el punto de vista con que se le mire". Por ende, si vuestros pensamientos son puros y sagrados, cualquier experiencia que resulte de ellos será también pura y sagrada. De estas experiencias puras y sagradas surgirá la Sabiduría.

Mucha gente es incapaz de ver sus propias faltas o trata de ocultarlas y, para hacerlo, le echan la culpa a Dios. No es posible que haya defectos o faltas cerca de Dios. De hecho, Dios es como el fuego y, al igual que todo lo que se acerca al fuego es incinerado, también las cualidades negativas son incineradas en la presencia de Dios. Esta es la razón por la cual a menudo se compara a Dios con el fuego y se le llama "Fuego Divino" (Agni Brahman). Hay una implicancia importante en esto de reconocer a Dios como el Fuego de la Sabiduría. Asociar una impureza con esta Sabiduría radiante no es más que un signo de nuestra propia impureza. Por ello es que debemos purificar nuestros pensamientos e ideas para poder reconocer el aspecto de Brahman. Los Vedas establecen y demuestran los omniscientes aspectos de Dios y cada uno tiene el derecho de estudiar los Vedas. Hay mucho de ignorancia y de concepciones erróneas en el hecho de que se piense que sólo cierta clase de personas pueden estudiar los Vedas. Se nos ha dicho que los Pandavas los estudiaron y tenían un cabal conocimiento de los Vedas. Ello aparece en el Mahabharatha (antiguo poema épico). En el Ramayana (poema épico que relata las aventuras de Rama), mientras Dasaratha realizaba el "Ritual del Caballo", Vasishta le aconsejó invitar al rey Janaka que estaba profundamente familiarizado con los Vedas. Por el Bhagavatha sabemos también que Krishna mismo era versado en los Vedas. Por otra parte, cuando Valmiki terminó de componer su Ramayana y buscaba personas a quienes poder comunicárselo, llegaron de inmediato hasta él Lava y Kusa para aprenderlo, y Valmiki les enseñó todos los Vedas. Si indagamos vemos que todos ellos: Lava, Kusa, los Pandavas, Rama, Krishna, etc., pertenecen a distintos grupos o clases y así llegamos a la conclusión de que todos tienen el derecho de estudiar los Vedas y de embeberse de su contenido. Debido a que todos y cada uno tienen el derecho de estudiarlos y de llevarlos a la práctica, lo primero que han de hacer es reconocer la existencia de tal derecho. De modo que están en la posición de leerlos y también de comunicar su contenido a otros. Esto es lo que espero que serán capaces de lograr.