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Discursos dados por Sai Baba

14. 03/06/73 Los jóvenes deben tener pleno control sobre la lengua

Los jóvenes deben tener pleno control sobre la lengua

Los jóvenes deben tener pleno control sobre la lengua

3 de Junio de 1973

Si alguien logra tener el control de sus sentidos, alcanzará la meta

de la Liberación aunque sea ciego. Por el contrario,

si los sentidos no llegan a ser controlados, uno no llegará

a su Divino Destino aunque sea el mejor de los hombres.

¡Estudiantes!: Deben aprender a hacer uso de los elementos de la Naturaleza para promover el bienestar del hombre. Aun que todo lo que hay en el mundo es creación de Dios, debemos cultivar la Sabiduría que nos lleve a un correcto empleo de las cosas. Nuestros órganos sensoriales, por ejemplo, también han de ser usados correctamente. Cada órgano en particular posee una característica distintiva. Entre ellos, aquel que saborea, va le decir, la lengua, es el de mayor importancia. Resulta imperativo que lo controlemos. Hay veces en que, por satisfacer nuestro paladar, consumimos todo tipo de alimentos, sin percatarnos de que a través de ellos pueden desarrollarse en nosotros cualidades nocivas como la lujuria, la ira, la codicia, el apego, la arrogancia y el egoísmo. Muchos de los variados alimentos que ingerimos se transforman, al menos en su apariencia densa, en material de desecho que no tiene valor alguno y que es excretado. De manera sutil, ese mismo alimento se va convirtiendo en nuestra sangre y músculos. Y parte aún más sutil de él aparecerá como nuestra mente. Es por ello que el alimento que ingerimos será en gran medida responsable ya sea de las distorsiones de nuestra mente o de los pensamientos sacros que se generen en ella. Debido a esto, las cualidades positivas como la Paz, la tolerancia, el Amor y el apego a la Verdad podrán ser promovidas sólo por la ingestión de un buen alimento.

La cultura india, tal como está contenida en los Vedas, nos advierte que el control de nuestros órganos sensoriales y el vivir en base a un alimento puro y bueno, representan caminos para la realización del ser y para su Liberación. Esta es la razón por la cual, desde tiempos inmemoriales en nuestras tradiciones, los hombres sabios ingerían alimentos equilibrados y bebían agua corriente y pura. Mantenían sus mentes perfectamente limpias y fue así que pudieron entender el Espíritu Divino. Deben empeñarse en controlar la lengua mientras son aún jóvenes. Si no controlan la lengua y los demás órganos sensoriales a esta edad, se enfrentarán a muchas dificultades más adelante en sus vidas.

La prosperidad de una Nación no cae del cielo ni surge porque sí de la Tierra. Dependerá de las personas que la constituyan. Deberemos tomar conciencia de que el país no implica sólo el terreno inanimado que nos rodea. El país consiste de un conglomerado de personas y de lo que ellas hacen de él. Para rectificar al mundo y llevarlo por el camino correcto hemos de comenzar por rectificarnos nosotros mismos y nuestra conducta. Si tratan de controlar sus deseos y sus sentidos a una edad avanzada, será incierto que lleguen o no a ganarse la Gracia de Dios. Por otro lado, si llegan a controlar sus órganos a esta temprana edad, no cabrá duda de que lograrán ganarla. Aquí va un pequeño ejemplo para esto. Si van temprano a un restaurant y reservan una mesa, tendrán la seguridad de que más tarde les sirvan la comida a la hora en que lleguen. Si llegan, en cambio, a la hora de la comida, puede que les digan que ésta se ha acabado y no quede nada para ustedes.

Leyendo muchos libros y desarrollando una tendencia argumentadora, resulta muy común hoy en día que los jóvenes se trencen en discusiones entre sí. Hubo una vez un joven de veintidós años que fue a ver a Sankara. Mientras éste le daba lecciones espirituales a sus discípulos, el joven le interrumpió y le preguntó si no había que considerar como iguales a todos los seres humanos del mundo, puesto que por las venas de todos ellos fluía un mismo tipo de sangre. Sankara le sonrió y comentó que la sangre que fluía por sus venas era ardiente y acelerada, de modo que trataba de llevar las cosas hasta un extremo. No le es posible al hombre distinguir entre lo permanente y lo impermanente. Uno puede adoptar la noción del no dualismo o Advaita en su pensar y actitudes, pero, en la práctica, no es posible igualar todas las cosas del mundo.'El joven insistió en que esto no le parecía justo. Declaró que para él lo correcto parecía ser el tratar a todo lo viviente de igual manera. Sankara se dio cuenta de que si le permitía a este joven seguir por ese rumbo, era muy probable que llegara a algunas conclusiones absurdas. Decidió darle de inmediato una lección y le preguntó si tenía una madre. El joven le contestó que sí la tenía y que él la respetaba mucho. Entonces le preguntó si estaba casado. El joven le respondió afirmativamente y le indicó que su mujer venía con él al monasterio. Sankara le preguntó, entonces, si tenía una suegra. El joven asintió, diciendo que estaba bien y sana. Sankara siguió preguntándole si tenía hermanas y el joven le confirmó que tenía dos. Sankara inquirió a continuación si todas estas personas eran mujeres. El joven replicó que no podía ser de otro modo. Sankara preguntó entonces si las trataba a todas por igual y, en especial, si trataba a su madre como si fuera su mujer y a su mujer como si fuera su madre.

En este mundo de multiplicidades, uno ha de reconocer las diferencias cualitativas y las cuantitativas. Cada bombilla eléctrica posee un voltaje y un vatiaje diferentes. Por ello 1a diferencia en la luz que irradian se debe a las diferencias entre ellas y no a la corriente eléctrica. La corriente es la misma, mas las diferencias se producen debido al distinto potencial de las bombillas. El poder de Dios es como la corriente eléctrica y nuestros cuerpos son como las bombillas. La luz en ellos será visible de manera proporcional a nuestra fe. Hay una inmensa cantidad de agua en el océano, mas la cantidad de agua que puedan extraer de él dependerá del tamaño del recipiente que usen. De manera similar, gracias al control de nuestros órganos sensoriales nos será posible expandir nuestros corazones. Si se dejan dominar por sus sentidos, el corazón se contraerá. Analicemos un pequeño ejemplo. Si tenemos un globo, éste se hará cada vez más grande mientras más aire le insuflemos. Así irá inflándose y, cuando llegue a estallar, perderá su forma y se mezclará con la infinitud del aire que le rodea. Así también, en la medida en que pongamos más y más aire de nuestra fe en el globo de nuestro corazón, éste se irá inflando y expandiendo hasta terminar por fundirse con el Alma Suprema que es Omnipresente. Este proceso es el que se denomina la sumersión o el alcanzar el destino final. Si en este globo de nuestro corazón no hubiera aire en forma de fe, no se podría expandir, se quedaría desinflado y no tendría nunca la oportunidad de mezclarse con lo Divino. Por ello, si logramos desarrollar la confianza en nosotros mismos y tratamos luego de dominar nuestros órganos sensoriales, podemos pasar la vida en la proximidad de la Divinidad y la alcanzaremos al final.

En nuestro cuerpo, todos los órganos son controlados por la lengua. Con que lleguemos a controlar nuestro paladar y evitar el comer en demasía, hablar en demasía y nos refrenemos de utilizar palabras que no han de pronunciarse, mejorará nuestra salud y podremos tener paz mental. Es por ello que Sankara enseñó una excelente lección respecto a la lengua, pidiendo que se hiciera sagrada y que pronunciara únicamente palabras divinas y dulces como Govinda, Damodara, Madhava, etcétera.

No debemos acatar irracionalmente los dictados de nuestro paladar cuando nos sintamos con hambre, sino ingerir una cantidad moderada de alimentos como para calmarla. Debemos entrenarnos para que se reduzca nuestro deseo de saciar al paladar. Así también, si sienten el impulso de insultar a otros, refrénense de hacer uso de malas palabras por un largo período después de este arranque. Tratando de este modo a la lengua, ella se dará cuenta de que no están dispuestos a concederle lo que quiere. Si se hace necesario que hablen, deberán preguntarse antes a sí mismos si las palabras que van a usar son sagradas y sólo entonces, pronunciarlas. Es muy necesario que la gente joven logre el control de las palabras que usa si quiere evitar los perjuicios que ocasiona la lengua.

Les he mencionado repetidamente que la paciencia que muestra la lengua no la iguala ningún otro órgano. Si la orientamos por una senda que no sea sagrada, estaremos orientando también a nuestra vida por una senda que no es sagrada. El cuidado y la tolerancia con que se mueve la lengua entre los dientes, por ejemplo, es algo notable. Los dientes son como otros tan tos cuchillos afilados y, si llegamos a entender cómo se mueve la lengua entre ellos, comprenderíamos la tolerancia que muestra. Si llegara a mostrarse aunque sea levemente descuidada y quedara por debajo de uno o más dientes, sufriría un daño inmediato. De igual manera, deberíamos llevar una vida que no sufra percance alguno por causa de los enemigos que puedan estar rodeándonos.

Si queremos saber también de la medida de sacrificio que exhibe la lengua, debemos pensar en que cuando ponemos sobre ella algún alimento apetitoso, ella se lo pasa al estómago para su digestión, y no se lo guarda para sí. Por otro lado, si le entregamos algún alimento que esté en malas condiciones o que no tiene buen sabor, ella lo expulsa de inmediato de la boca. Si consideramos el aspecto del respeto, por otra parte, podremos ver que la lengua lo tiene muy merecido. Se mantiene siempre en actividad dentro de su propia morada y no se comporta como un perro que anda vagando innecesariamente por otras casas. El gran respeto que imponga la lengua resultará también en que su dueño se gane un buen nombre. A1 usar buenas palabras se ganará el aprecio de todos. En cambio, si su lengua no hace sino insultar y hablar mal de otros, el individuo pierde hasta tal punto el respeto de los demás que llegarán a tildarle de animal. Es así que para tener una buena o una mala fama, la causa principal residirá en la lengua. Si llega un cuervo y se posa sobre nuestra casa, tomaremos una piedra y se la lanzaremos para ahuyentarlo. En cambio, si llega un cuclillo y se pone a cantar, todos escucharemos complacidos sus melodiosos trinos. El cuervo nos desagrada y el cuclillo nos agrada, no porque el cuervo nos haya causado algún perjuicio o el cuclillo nos haya hecho algún bien, sino porque uno tiene una lengua que grazna y el otro modula con ella una voz melodiosa. Por ende, esta lengua nuestra ha de usarse para pronunciar palabras dulces. Al emplear estas palabras dulces y suaves nos será posible llevar a otras personas de la sociedad hacia los buenos modos. Es así como deberán pasar estos años de la juventud, pronunciando palabras sagradas y hablando de cosas positivas. Pongo fin a este discurso, exhortándoles a aprender esta lección y a difundirla por el mundo.