.



 

Discursos dados por Sai Baba

22. 07/10/05 Dasara (1º dia) : El Morador es Dios mismo

EL MORADOR INTERNO ES DIOS MISMO

EL MORADOR INTERNO ES DIOS MISMO

7 de Octubre de 2005

Sai Kulwant Hall – Prasanthi Nilayam

Dasara (1º dia)

***************************************************

“Durante la infancia, el hombre desarrolla un interés absorbente en el juego en compañía de otros niños;

En la juventud, bajo la influencia de Cupido él anda infatuado en la compañía de mujeres;

En la edad media está enredado en asuntos mundanos y profundamente absorto en acumular riqueza;

Y finalmente, en la vejez, ansía esto y aquello sin contemplar en Dios ni siquiera entonces.

Incapaz de librarse de los viejos hábitos, y de desarrollar interés por el sendero hacia Dios,

el hombre desperdicia su precioso nacimiento humano,

al estar profundamente enredado en la red del karma.”

(Poema en Telugú)

¡Encarnaciones del Amor!

El hombre pasa su lapso de vida de esta manera, profundamente enfrascado en perseguir cosas efímeras. Él se deja llevar por pensamientos improductivos según la etapa particular de de su crecimiento en la que se encuentra. Al final se da cuenta de que, de hecho, él ha desperdiciado su precioso nacimiento como ser humano en vanos propósitos. ¿Es ésta la verdadera naturaleza de un ser humano? ¿Es esto lo que él debe aprender en la vida? Estas actividades son transitorias como burbujas de agua. No pueden proveerle al hombre felicidad duradera. Es mera necedad el pasar su tiempo en tan fútiles actividades.

Cuando Dios nace en forma humana, la gente duda de si nació como cualquier otro ser humano de la matriz de su madre o de Su Voluntad Divina. El hecho es que cuando Dios toma nacimiento en forma humano, él selecciona a Sus padres. Él sigue con Su misión avatárica con la ayuda de la forma que Él ha asumido. Esto sucede en cada edad. Lo mismo fue el caso con el señor Krishna en al Edad de Dvapara. Él hizo amistad con los Pandavas. De hecho, Él era amigo, filósofo y guía para ellos. Él constantemente los protegía contra las maquinaciones de los malvados Kauravas. Cuando los Pandavas estuvieron ocupados en la guerra de Kurukshetra con los Kauravas, Krishna asumió el rol de auriga (ratha sarathi) del carro de Arjuna y condujo a los Pandavas a la victoria.

Terminada la guerra, el Señor Krishna informó a los Pandavas que Él se iba a Su palacio en Dvaraka. Él quería que uno de los cinco hermanos Pandavas Lo acompañara durante su viaje. Kunti, la madre de los Pandavas, sugirió que Krishna se llevara a Arjuna con Él, ya que ellos dos estaban muy unidos. En consecuencia, Krishna se llevó a Arjuna a Dvaraka y le proveyó todas las comodidades durante su estadía allí. Arjuna estaba algo incómodo de aprovecharse de los servicios que le rendía el Señor Krishna. Él le dijo a Krishna, “¡Oh Señor! ¿Cómo puedo aceptar estos servicios de ti?” Krishna respondió, “¡Arjuna”! Tú te equivocas. ¿A quién estoy sirviendo? ¿Es a tu cuerpo? Hasta tu cuerpo Me pertenece a Mí. No es tuyo. Yo soy el protector de todos los seres en el mundo. Tú, por lo tanto, no debes engañarte pensando que tú eres el cuerpo.

El cuerpo está hecho de los cinco elementos y está destinado a perecer tarde o temprano,

pero el morador interno no tiene nacimiento ni muerte. El Morador interno no tiene apego

de ninguna clase y es el testigo eterno. En verdad, el Morador interno (Dehi) es el Dios de los

dioses (Devadeva) Mismo. (Poema en telugú)

“Yo soy ese Devadeva. Tú te identificas con el cuerpo debido a tu engaño y dices ‘Yo’. Pero ese no es tu verdadero Ser. Tú no eres el cuerpo. Mientras tú te identifiques con el cuerpo, permaneces como el ser individual (jîva). Una vez que sales de ese engaño, tú te vuelves uno con el Ser Supremo (Deva). Por lo tanto, deja el apego al cuerpo. El cuerpo humano es como un muñeco. Sin embargo, uno debe cumplir con todos sus karmas usando el cuerpo como instrumento. El hombre tiene el derecho de actuar, de hacer karma. El mundo entero se mueve debido al karma. Yo soy el Director de este drama cósmico, ¡Oh Arjuna!”, dijo el Señor Krishna.

Los Yadavas con quienes Krishna pasó Su vida entera perecieron debido a su ego y odio. Al final, Krishna Mismo dejó su vestidura humana y se fue a Su morada divina. Observando esos desarrollos sin poder hacer nada, Arjuna lloró inconsolablemente. Incapaz de soportar la separación de su amado Señor, amigo, filósofo y guía, él lloraba, “¡Oh Krishna! Siempre me ha estado protegiendo y cuidando. Ahora que tú te has ido a tu morada divina, ¿con quién puedo buscar refugio?” Finalmente, dándose cuenta de lo fútil que era estar pasando su tiempo afligido, él regresó a Hasthinapura.

La ciudad de Dvaraka presentaba una escena de total destrucción. El clan Yadava entero había perecido. Arjuna no sabía qué hacer en estas circunstancias. Él recordó la posibilidad de que su madre Kunti estuviera preguntando acerca del bienestar del señor Krishna y de los Yadavas. Mil y una preguntas surgieron en su mente, pero él no tenía respuesta a ninguna. Finalmente, Arjuna reunió a las mujeres, las gopikas y salió en su marcha fuera de Dvaraka de acuerdo con el mandato divino. De repente Arjuna y las gopikas fueron rodeados por una horda de nómadas selváticos. Pero, para su total desconsuelo, Arjuna ¡ni siquiera pudo levantar su arco, el Gandiva! ¡Extraño en verdad! El gran guerrero Arjuna que destrozó las filas del ejército enemigo en pedazos con la mayor facilidad en la guerra de Kurukshetra, ¡no pudo entonces siquiera levantar su arco! Se lamentó de su indefensión y le oró a Krishna, “¡Oh Señor Krishna!, ¿Qué ha pasado con mi fuerza? ¿Adónde se ha ido ahora?” De nuevo se contestó a sí mismo, “Aquel que me otorgó este poder ahora lo ha tomado de vuelta”.

Finalmente, en total indefensión y agonía, él le oró al Señor Krishna, “¡Oh Señor! Tendrás que proteger a tus gopikas Tú mismo. Yo estoy indefenso.” Finalmente Arjuna llegó a Hasthinapura con algunas de las gopikas que pudieron salvarse de las garras de los bárbaros por la gracia divina de Krishna. Allí, Arjuna encontró al pueblo con gran desesperación. No podía comprender la razón de su aflicción.

Por su lado, Dharmaraja estaba muy ansioso de saber de Arjuna y acerca del bienestar del Señor Krishna. Arjuna respondió, “Yo te diré todo lo que ha sucedido, en detalle”. La Madre Kunti, sin embargo, estaba muy ansiosa de conocer el paradero del Señor Krishna. Ella preguntó, “¡Hijo! ¡Arjuna! ¿Está mi querido Krishna bien? Por favor, cuéntame en detalle lo que ha sucedido durante tu estadía en Dvaraka”. Ella estaba muy ansiosa de conocer los hechos y Arjuna no podía sino contarle la verdad. Finalmente, se serenó y narró todo acerca de la salida de Krishna para Su morada celestial y los desarrollos subsiguientes. En cuando Arjuna reveló que Krishna había abandonado su cuerpo mortal, la Madre Kunti no pudo soportar el dolor y colapsó en la cama en la que estaba sentada. Dharmaraja se apresuró a su lado y trató de consolarla diciendo, “¡Madre! Lo que estaba destinado a suceder, sucedió. Estos son los divinos lilas (juegos) del señor Krishna. De nada sirve afligirse por estos desarrollos. Por favor, levántate.” Pero, la Madre Kunti no respondía. Se dio cuenta de que ella había fallecido. Él puso su cabeza en su regazo y llamó a sus hermanos. Él dio instrucciones a sus hermanos para la ejecución de las exequias de la madre Kunti. Al mismo tiempo, él dio instrucciones para que se hicieran los arreglos necesarios para la coronación del joven Parikshit, heredero del trono, como Rey de Hasthinapura.

Luego él llamó a Nakula y Sahadeva a su lado y les dijo que hicieran arreglos para la gran marcha (Mahaprasthana) de los Pandavas a los Himalayas. Draupadi, la reina de los Pandavas, que estaba presenciando estos desarrollos no pudo seguir manteniendo su ecuanimidad. No podía soportar la doble pérdida del Señor Krishna por un lado y la repentina muerte de la Madre Kunti por el otro. Dharmaraja llamó a Arjuna y le dio instrucción de hacer los arreglos para la cremación del cadáver de la Madre Kunti. Arjuna cumplió con sus instrucciones. Los hermanos no podían contener su dolor. Lloraban inconsolablemente por dos razones – una por perder a su amado Señor Krishna y por el otro la muerte de su amada madre. Dharmaraja conducía el cortejo fúnebre, llevando el fuego en una vasija de barro. La misma tradición imperaba también en aquellos días. Al proseguir el cortejo fúnebre, el pueblo de Hastinapura no podía contener sus emociones. Finalmente, cuando el cuerpo de la madre Kunti fue colocado en la pira funeraria en el sitio de cremación, Dharmaraja encendió la pira. En pocos momentos, el cuerpo mortal de la madre Kunti fue consignado a las llamas. Los hermanos Pandava regresaron a casa.

El siguiente punto en su agenda era el llevar a cabo la coronación del joven Parikshit. ¡Qué maravilla! Habían perdido a su amada madre; habían perdido su mismo aliento vital, el Señor Krishna; y sin embargo, ahora estaban dispuestos a realizar la coronación de Parikshit con perfecta calma y cordura! ¡El tiempo sigue marchando! Y todas las cosas que deben llevarse a cabo deben seguir su curso. El reino de Hastinapura tenía que ser protegido. Pensando así, los sacerdotes empezaron a cantar los mantras védicos para conducir los rituales relacionados con la coronación de Parikshit. Él fue llevado a la corte y la corona real fue colocada en su cabeza entre los cantos de mantras védicos por los sacerdotes. Parikshit, sin embargo, estaba muy infeliz y le rogó a los Pandavas, “¡Oh ¡Mi amados abuelos! Todos ustedes son grandes reyes. Todavía están sanos y fuertes. ¿Es correcto que yo lleve la corona real en su estimada presencia? ¿Merezco llevar esta corona real? ¡Cuán insignificante e inmerecedor soy! Alguno de ustedes, por favor, que lleve esta corona y gobierne al país”. Los hermanos Pandavas trataron de convencer a Parikshit diciendo, “¡Amado hijo! No estaremos aquí para gobernar este reino. Debe haber alguien que cuide del bienestar del pueblo como rey de este gran país. Por lo tanto, debes asumir esta responsabilidad. Los asuntos del reino deben ser cuidados. No debes acobardarte e incumplir tu deber de asegurar la continuidad de las obligaciones reales”. Explicando así y convenciendo al joven Parikshit, se sentaron. Después, la coronación de Parikshit como rey de Hastinapura se llevó a cabo según los deseos de Dharmaraja. Parikshit también se inclinó ante los deseos de Dharmaraja y permitió que los rituales de coronación se llevaran a cabo. Sumergieron las cenizas de su madre en el sagrado río Ganges. Después continuaron su marcha hacia los Himalayas, prosiguiendo uno detrás del otro. Dharmaraja, el mayor de los Pandavas, liderizaba la gran marcha. Bhima, Arjuna, Nakula y Sahadeva lo seguían en ese orden. Draupadi, esposa de los cinco hermanos pandava, caminaba detrás de los hermanos.

En la gran marcha de los Pandavas y su reina Draupadi a los Himalayas, Draupadi fue la primera en caer. Después, los cuatro hermanos, Sahadeva, Nakula, Arjuna y Bhima fueron cayendo en ese orden durante el viaje. Ninguno de ellos miró hacia atrás durante su marcha. Para cada uno de ellos, fue un solitario viaje a su morada final. Finalmente, Dharmaraja quedó sólo y él continuó su marcha.

De esta manera, la estancia terrenal de los Pandavas llegó a su fin. Parikshit se afligió cuando supo de su partida de este mundo. Cuando iniciaron su gran marcha, el pueblo no pudo soportar su separación y muchos, por ello, se fueron también de este mundo. Pareciera que el destino no fuera bondadoso con los Pandavas. ¡¿Quién puede comprender sus caminos?! Nadie, excepto Dios, puede saber los giros de los eventos en la vida de uno. Uno puede ponerse túnicas ocres, pero esto no lo capacitará para conocer lo que le reserva el futuro.

Los Pandavas simbolizaban las virtudes y el coraje. Pudieron dejar sus cuerpos mortales apaciblemente ya que habían vivido sus vidas de una manera ideal y habían santificado su tiempo en la contemplación de Dios.

Al igual que los Pandavas, el Rey Parikshit también era un hombre virtuoso y valiente. Aun mientras llevaba a cabo sus deberes reales, él pasaba su tiempo en la recordación del nombre (namasmarana). Cuando asumió las riendas de Hastinapura, algunos reyes mal pensados se unieron y le hicieron la guerra. Subestimaron su fuerza y valor pensando que era joven y sin experiencia. Pero, algunos otros reyes nobles vinieron en su rescate. Con su ayuda, Parikshit venció a los enemigos y reafirmó su supremacía. Él pudo salir victorioso debido a su inquebrantable fe en Dios. Por esto Swami les dice a menudo que Dios es su único refugio dondequiera que se encuentren, así sea en el tope de la montaña o en el cielo o en el pueblo o en la ciudad o en medio del profundo mar.

Cuando Parikshit fue ungido rey, inicialmente la gente estuvo aprensiva de si un muchacho joven podía conducir el destino de un reino. Sin embargo, bajo la capaz guiatura del hijo de Kripacharya, Parikshit resultó ser un rey eficiente. Él siguió en los pasos de los Pandavas. Tomó tiempo de sus deberes reales para ir al lugar donde los Pandavas habían abandonado sus cuerpos mortales. Él llevó a cabo la circunambulación (pradakshina) y se puso el polvo de sus pies sobre la cabeza en señal de reverencia. Él practicó y propagó sus ideales. Los Pandavas son ideales para el mundo entero. Debemos emular sus ideales y santificar nuestras vidas. Podemos tener que enfrentar aflicciones y sufrimientos, pero debemos permanecer irrefrenables ante los obstáculos emocionales. Sólo entonces se manifestarán en nosotros el verdadero poder y fuerza. Si seguimos los ideales de los Pandavas, experimentaremos paz, felicidad y prosperidad.

¡Estudiantes!

Ustedes son jóvenes y tienen una larga vida por delante. Parikshit era mucho más joven que ustedes cuando ascendió al trono. Sin embargo, él asumió el reto con admirable valor y fe en Dios. Él se convirtió en un ideal para la joven generación. Ustedes también deben desarrollar tal valor y fortaleza y esforzarse por el bienestar de la sociedad. Ese es el verdadero ideal. Órenle a Dios para que les dé la fuerza necesaria para cumplir con este ideal. Los Pandavas se fueron de este mundo hacer mucho tiempo pero su ideal es eterno y siempre fresco. Deben atesorar su ideal en sus corazones y tratar de seguirlo al pie de la letra y espíritu.

¡Encarnaciones del Amor! (Estudiantes)

Todos ustedes son altamente virtuosos. Deben ser un ideal para los demás. No le den nunca lugar a la aflicción. Sean siempre valientes e intrépidos. No necesitan ser esclavos de otros. Tengan firme fe de que Dios está siempre con ustedes, guiándolos y cuidándolos. Teniendo a Dios firmemente instalado en su corazón y con el divino nombre en sus labios, deben marchar hacia delante diciendo Jai, Jai Jai, Gloria, Gloria, Gloria.


Traduccion Arlette Meyer

Revision Verónica y Carlos Fazzari