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Libros escritos por Sai Baba

17.ALEJEN SUS MENTES DE LAS MALAS TENDENCIAS

La causa básica de todas las ansiedades y calamidades que afectan al hombre es la envidia. En el Bhagavad Gita encontramos la forma en que Krishna le advierte a Arjuna de este peligro. "Arjuna, deberás mantenerte libre de la envidia. No dejes que ella te infecte". La envidia se ve invariablemente acompañada por el odio. Ambos son villanos gemelos. Son pestes venenosas. Atacan alas raíces mismas de nuestra personalidad.

Un árbol puede estar cubierto de flores y frutos, pero cuando las larvas comienzan a atacar y corroer sus raíces, no les será dificil imaginar lo que le sucede a todo su esplendor. Incluso al admirar sus bellas flores podremos ver cómo se marchitan, cómo se caen sus frutos y comienzan a amarillear las hojas, para ser luego barridas por el viento. Por último, hasta el árbol mismo se secará, morirá y se derrumbará. Del mismo modo, cuando la envidia y el odio infectan el corazón y lo corroen, por muy inteligente y educado que sea el hombre, terminará por caer. Se convertirá en un enemigo de la sociedad. Se tornará en blanco de las burlas, porque habrá dejado de ser humano. No podrá ya ser considerado como miembro de la comunidad. Al final, hasta sus amigos más íntimos lo abandonarán y se volverán sus enemigos. Perderá el respeto de su comunidad y no atraerá ni la elemental cortesía de los demás. Terminará pasando el resto de sus días de manera miserable.

No hay enemigo que pueda ser más insidioso que la envidia o los celos. Cuando se observa a una persona con mayor poder, poseedora de mayor conocimiento, mejor reputación, más riquezas o más belleza o incluso mejor vestida, uno se llena de envidia. Encuentra difícil reconocer o aceptar la situación. La propia mente busca los medios para denigrarla y rebajarla en la estimación de los demás. Estas inclinaciones y malas tendencias jamás deberían echar raíces en la mente de los estudiantes o de la gente con educación. No deberían llegar a contaminar su carácter.

Los estudiantes deben aprender a sentirse felices y llenos de alegría cuando a otros se les aclame como buenos y se les respete por sus virtudes y por los ideales que defienden. Deben cultivar la amplitud de miras y la pureza de motivos. Deben mantenerse siempre vigilantes para que no llegue a poseerles el demonio de la envidia. Con toda seguridad este demonio destruirá todo lo valioso que haya en ellos. Arruinará su salud y dañará su sistema digestivo. Les robará el sueño, absorberá su fortaleza física y mental, y les reducirá a un estado de destrucción crónica.

Los estudiantes deberán tomar la determinación de emular a los que sean mejores y buscar ganar una apreciación similar. Deberán empeñarse por adquirir conocimientos y lograr mejores calificaciones, tal como lo hacen los demás. Esto es lo que constituye una ambición correcta. Si, por el contrario, desean la caída de otros para sobresalir como únicos, no harán sino revelar su naturaleza animal. Ello les llevará a la perdición, ya que se trata de un virus mortífero.

El alabarse uno mismo y denigrar a otros representa algo igualmente letal. El tratar de ocultar la propia vileza y maldad, poniéndose una máscara de bondad, el justificar los errores y exagerar los logros, también son rasgos ponzoñosos. Igualmente venenoso es el ignorar lo bueno en los demás y buscar con ahínco sólo sus defectos. Nunca pronuncien palabras que denigren a otro. Cuando somos amigos de alguien y le apreciamos, todo lo que haga nos parecerá bien. Mas cuando cambia el viento y la misma persona llega a desagradarnos, hasta lo bueno que haga nos parecerá malo. Ambas reacciones son equivocadas y no son en absoluto dignas de encomio. En el Sumathi Sathaka hay un verso que enseña esta lección: "¡Oh sumati (persona con una buena inteligencia)!, aprende que lo injusto es justo cuando la amistad es fuerte y lo justo es injusto cuando la amistad se ha perdido".

El estudiante ha de transformarse en un sumati y debe evitar convertirse en un durmati (persona con una inteligencia pervertida o contaminada). Un gran montón de leña podrá ser reducido a cenizas por una pequeña chispa de fuego. Una sola gota de veneno puede volver dañino todo un balde de leche. La envidia y el odio son las chispas que pueden destruir el conjunto de las virtudes que posea el hombre.

Los estudiantes deberán mantenerse siempre alertas respecto de sus sentimientos y reacciones. Deberán mantener alejados de sus mentes al egoísmo, la envidia, la ira, la codicia y todas las tendencias malévolas similares. Todas ellas no constituyen sino redes para atrapar a las personas. Estos vicios arrasan con la santidad del hombre y la someten para que ya no pueda influir en él. La persona se olvidará de quién es y actuará como un individuo alienado, atrapado por la locura. Parloteará según se lo dicte su lengua, sin considerar para nada los buenos o malos efectos que pueda producir. Empleará sus manos en el trabajo que éstas le dicten.

La envidia no se detiene únicamente en esta serie de perjuicios. Nos lleva también a solazarnos en escandalizar a otros. Este es un mal actualmente muy difundido entre la juventud. Es algo que nace naturalmente en ella, ya que representa un signo de la ignorancia. Para liberarse de este hábito, uno deberá dedicarle algún tiempo muy temprano en la mañana y antes de retirarse a dormir a explorar la mente y a identificar y examinar los defectos que puedan haber encontrado un asidero en ella. Uno deberá rezarle a Dios para que le salve de esta tendencia. Cuando uno llegue a ganarse la gracia de Dios, podrá estar seguro de que estos absurdos hábitos no podrán ya deformar su carácter. El estudiante con discernimiento podrá ser reconocido por la buena compañía que le rodea, las buenas obras a que se dedica y las buenas palabras que pronuncia.

Es esta la razón por la cual no ceso de repetir que "los ojos que buscan el mal, los oídos que prefieren el mal, la lengua que ansía el mal, la nariz que se deleita en lo nauseabundo y las manos que se dedican al mal, son todas cosas que hay que evitar°. Cualquier persona que muestre algunas de estas características también deberá ser eludida. En caso contrario, nuestro futuro puede ser desastroso.

Los defectos de los cinco indriyas (sentidos) dan por resultado la destrucción de los cinco pranas (energías vitales) y la muerte de las cinco kosas (envolturas). Es cierto que los sentidos producen placer y alegría momentáneos, sin embargo, como reza el dicho: "La senilidad está al acecho". Los placeres sensoriales traen sufrimientos mucho antes de lo esperado.

Más que ninguna otra cualidad, los estudiantes necesitan fe en sí mismos. La ausencia de confianza en uno mismo marca el comienzo de la ruina y el desastre, y el mundo de hoy los está enfrentando justamente por haber perdido esta confianza. La autoconfianza es capaz, por sí sola, de otorgar la paz y la prosperidad a cada persona. Una persona que la tenga será considerada y mirada en todo lugar con honores y recibirá el bien. Todo lo que toque se convertirá en oro. Y si alguien no tuviera confianza en sí mismo, ¿cómo podría confiar en otros? Incluso teniendo fe en otros, no podrá ser sincero ni firme en ella, a lo sumo será artificial y superficial. Una persona así no confiará ni en su madre, ni en su padre, ni en su esposa, ni en sus hijos. Pretenderá tan sólo creer en ellos y nada más. De modo que se portará traicioneramente e incluso podrá llegar a perjudicar a sus progenitores.

Por esto, la confianza en sí mismo es un deber esencial para cada estudiante. Deberá estudiar libros que hablen de personas que se adhirieron a la justicia y la rectitud y que llevaron vidas consecuentes con ello. Deberá cultivar la fe en los códigos morales establecidos, en lugar de descuidarlos. Los Puranas enseñan ideales fundamentales para nuestro bienestar y progreso.