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Libros escritos por Sai Baba

12.LA VERDADERA ENTREGA

Vid es la raíz de la que deriva el término Vidya, con la adición de la sílaba ya. Ya significa "que" y Vid significa luz". De modo que Vidya es "aquello que da luz". Este es el significado básico de la palabra. Debido a ello, resulta evidente que únicamente el conocimiento de Dios merece ser econocido como Vidya. El conocimiento era considerado como luz por los antiguos y la ignorancia como oscuridad. así como la luz y la oscuridad no pueden coexistir al mismo iempo en un mismo lugar, tampoco pueden estar juntos 'idya (iluminación) y avidya (oscuridad). Todos los que transitan por la senda del progreso deben purificar sus conciencias e iluminar su ser por medio del Brahma Vidya.

En la parte sobre el Vibhuti Yoga, el Gita nos informa: Yo soy Adhyatma Vidya (el Brahma Vidya) entre todos los 'idyas", declara el Señor. Todos los demás Vidyas o sistemas de conocimiento son como ríos y el Adhyatma Vidya es orno el océano. Y así como todos los ríos llegan a su pieniid al fundirse en el océano, también todos los Vidyas se in!gran al océano del Adhayatma Vidya, que representa su meta final. Y ello no es todo. Cuando los ríos se juntan y se mezclan con el océano, pierden sus nombres y formas partiulares para asumir el nombre y la forma del océano mismo. de manera similar, los variados Vidyas que se ocupan del mundo objetivo exterior renuncian a sus nombres y formas idividuales cuando llegan a confluir con el vasto océano del rahma Vidya.

"Mediante educación y disciplinas espirituales, el hombre es transformado en un Alma purificada". Se puede considerar que Vidya tiene dos aspectos: Bahya Vidya y Brahma Vidya. El Bahya Vidya es lo que provee los medios para la subsistencia humana. El hombre puede estudiar muchos temas, puede ganar valiosos diplomas, puede alcanzar cargos cada vez más altos y lograr pasar su vida sin preocupaciones ni temores. Este tipo de Vidya le ayuda al hombre en cualquier trabajo que desempeñe, ya sea de peón o de primer ministro. El Brahma Vidya, por otra parte, dota a todos los seres humanos de la fuerza que los capacita para cumplir exitosamente con el deber que tienen consigo mismos. Establece la senda que conduce tanto hacia la alegría en las relaciones humanas, como hacia la bienaventuranza en la vida del más allá. Es por ello que el Brahma Vidya es muy superior a todos los demás Vidyas que se encuentran al alcance del hombre en la Tierra. El Brahma Vidya contiene el divino potencial que puede liberarlos de la esclavitud, poder que el Bhaya Vidya no posee. El Brahma Vidya les hace conscientes del Ser omnímodo, Absoluto, del Supremo y tapas (disciplinas espirituales) les posibilita el fundirse en Aquello. Vidya es el proceso de adquirir conocimiento, tapas es lo conocido. Esto último es el medio. Lo primero es la meta, el fin.

Gurú significa, literalmente, la "persona grande". Es decir, el gurú debe haber llegado a dominar tanto Vidya como tapas. Cuando uno desea lavar la suciedad acumulada en la ropa que usa, necesitará tanto de agua como de jabón. Del mismo modo, cuando uno está ansioso por remover la suciedad que se haya adherido a la mente, resultan esenciales tanto Vidya como tapas. Sólo cuando se hace uso de ambos se pueden purificar por completo los niveles de conciencia. Ningún vehículo se puede mover con menos de dos ruedas, ni hay ave alguna que pueda volar con sólo un ala. Así, tampoco ningún hombre puede ser santificado o purificado sin Vidya y tapas.

Tapas no significa pararse de cabeza y levantar las piernas en el aire quedando como un murciélago. Ni es tampoco el renunciar a posesiones y bienes, mujer e hijos, ni matar de hambre al cuerpo, ni apretarse la nariz para regular la respiración. No. Acciones físicas, afirmaciones orales y resoluciones mentales son tres cosas que deben marchar al unísono. El pensamiento, el lenguaje y la acción deben ser puros. Este es el tapas real. Y también deben ser coordinados, mas no por la compulsión del deber, sino que se trata de un esfuerzo que deberá emprenderse para satisfacer un anhelo interior de uno. Esta lucha personal constituye la esencia de tapas.

El Gita retrata al gurú ideal y al discípulo ideal. El discípulo es el adhijaramurthi y el preceptor es el avataramurthi. Arjuna se ha ganado el derecho de aprender; Krishna ha venido como hombre a enseñar al hombre. El discípulo es narothama (el mejor de los hombres); el preceptor es purushothama (el mejor entre las encarnaciones físicas). El discípulo maneja el arco; el preceptor maneja el secreto de todas las destrezas: ¡el Yoga! El es yogeswara. Arjuna es dhanurdhari. Cuando estos dos se encuentran, el Vidya se transforma en Brahma Vidya.

Arjuna, el discípulo, después de embelesarse con la enseñanza de Krishna, dice: "Haré lo que tú ordenes". Y luego lanzó lejos, no su arco llamado Gandiva, sino su propio gran ego, el que lo mantenía en el engaño. El gurú era el director del drama. El discípulo, Arjuna, era el personaje en el drama. El discípulo no deberá sentirse orgulloso porque se le haya confiado un deber, porque mientras sea soberbio le será imposible conseguir a un gurú. Cuando el gurú les acepte, su orgullo desaparecerá.

Cuando uno lo entrega todo, no deberá sentirse grande ni orgulloso por ello, ni vanagloriarse de su sentido de renunciamiento. El verdadero renunciamiento consiste en entregarse uno mismo. Entonces el gurú le hará entrega de la libertad de seguir su propia voluntad, como lo hiciera Krishna: "Mi querido Arjuna, actúa según tu voluntad, piensa correctamente y haz como quieras". Lo que quería significar con esto es que él ya le había entregado todos los consejos que podía necesitar y había también aceptado aquel ego que Arjuna había descartado. De este modo, podía entregarle a Arjuna la libertad para actuar según su propia voluntad, porque esa voluntad había llegado a ser suya. A todo individuo que haya alcanzado ese nivel, ha de concedérsele la libertad; el gurú no deberá aprovecharse del hecho de que el discípulo se haya entregado por completo a él, para seguir manteniéndole inmisericordemente sojuzgado. Tanto el gurú codicioso como el discípulo indolente están condenados a la perdición. El gurú no debe convertirse en un vithapahari, una persona que roba riquezas. ¡Deberá ser un hridayapahari, una persona que roba corazones! El gurú ha de ser alguien que funcione como reloj despertador: deberá despertar a todos aquellos que duermen en el sueño de la ignorancia y deberá recompensarlos con las enseñanzas sobre el Atmajñana: el conocimiento de su realidad del Alma.

Un viajero que recorría el territorio de pueblo en pueblo llegó hasta un río cuyo caudal estaba creciendo rápidamente y cada vez con mayor fuerza. Se sintió desamparado, ya que no sabía cómo cruzar a la otra orilla. Miró hacia todos lados hasta que, no muy lejos, divisó a dos hombres sentados en cuclillas bajo un árbol y se dirigió hacia ellos. Se dio cuenta de que uno era lisiado y el otro ciego, de modo que supuso que ninguno de ellos podría saber en qué lugar era profundo y en qué lugar se podía vadear el río. Volvió sobre sus pasos sin preguntarles nada, ya sabía que sus respuestas de nada le servirían.

El preceptor que no haya llegado a dominar los Shastras (escrituras), que son los depositarios de la experiencia acopiada por los buscadores del pasado, es representado en esta historia por el viajero. El lisiado representa a la persona que no ha llevado a la práctica el conocimiento y no ha llegado ala experiencia personal. Es un hecho que, en su conjunto, el conocimiento de los Shastras y la experiencia adquirida por medio de su aplicación práctica, es lo que hace al hombre cabal. Y sólo un gurú con estas características es el que puede salvar al discípulo gracias a la instrucción que le dé y a su ejemplo. Esta conclusión es la que se explica en el Mundakopanishad.

La tarea de asegurarse un buen gurú es incluso más difícil que el encontrar a un buen discípulo. Y los discípulos pueden convertirse en personas ejemplares sólo cuando los acepta un verdadero gurú. El colmo de la dicha lo constituye, para un gurú, el que se le acerquen discípulos de corazón puro, desinteresados y carentes de egoísmo. Parikshit, el emperador, renunció a todo y decidió buscar a Dios. En ese preciso momento, apareció el maharishi Suka para guiarle directamente hacia su meta. De manera similar, cuando los buenos discípulos logran encontrar buenos gurús, tienen éxito no solamente en alcanzar la bienaventuranza, sino también en conferirle paz, prosperidad y alegría a todo el mundo.