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Libros escritos por Sai Baba

11. Upanishad Thaithiriya

EL TEMA ESPECÍFICO de este Upanishad es el brahmavidya. Consta de tres secciones: Siksha Valli, Ananda Valli o Brahma Valli y Brigu Valli. Para los que buscan el brahmajñana, las dos últimas resultan de especial importancia.

En el Siksha Valli se detallan algunos métodos para superar las pruebas que devas y rishis ponen en el camino de los hombres, así como para lograr la concentración en un solo punto en los esfuerzos de tipo mental. Este valli contiene doce secciones. En los dos vallis restantes también se entrega la misma instrucción, el Varuni Vidya que conduce a la liberación, de modo que, prácticamente, constituyen uno solo, aunque para conveniencia de su estudio el tema se trata en dos secciones.

En el Siksha Valli se tratan temas como el samhita , que no es antagónico al karma, y como el upasana, que se encuentra asociado al karma. Ellos conducen al swarajya, la liberación que proviene del conocimiento del Absoluto. Pero únicamente por intermedio de ellos no se logra la completa destrucción del samsara o flujo de nacimientos y muertes. El upasana coexiste con el deseo, y debido a ello no puede lograr la liberación y esto mismo también sucede con el karma. Todo este samsara es debido al ajñana, y su resultado es la esclavitud. Por eso, cuando se destruye el ajñana, se sueltan las ataduras y se consigue la liberación. El ajñana existe y persiste debido a causas naturales. Es algo muy similar a la ilusión que se produce cuando pasa un tren al lado del nuestro que está detenido; se tiene la impresión de que nuestro tren es el que se mueve. Si sólo observaran el tren propio, descubrirían la verdad; pero si miran el otro tren, se engañan. No tiene ningún sentido indagar sobre la causa de este engaño; sólo busquen escapar de él. Este ajñana, que es la simiente de la que brota el sanisara, sólo puede ser destruido por el brahmavidya.

No hay ningún otro método que dé resultados.

Todo lo causado y todo lo que es resultado de algo tienen vida breve; ello se hace evidente tanto a partir de los Shastras como basándose en la experiencia y la razón. Los Shastras hablan de aspirantes que han rechazado llegar incluso a regiones superiores como los cielos, que pueden alcanzar las personas que llevan a cabo los ritos prescritos, porque la liberación queda más allá del alcance de los que moran en el cielo. El ciclo y el infierno son resultado de las acciones, son objetos producidos y, por lo tanto, no pueden ser eternos; asimismo, están condicionados por nacimiento, desarrollo, decadencia y muerte. No han existido desde el principio, han sido hechos; antes de aquel "acto", no eran. Aquello que no era y posteriormente no será es lo mismo que "nada", incluso en el presente. Los frutos del karma comparten esta característica y, por ende, no pueden brindar alegría eterna.

Ningún esfuerzo podrá dar como resultado la creación de akasha. Nada puede producir nuevamente lo que ya existe. Moksha existe, es autoevidente y no puede ser producida de nuevo por ningún karma. Tan pronto desaparezca el ajñana que la oculta de la experiencia, en ese mismo instante se habrán liberado y conocerán su verdadera realidad; quedarán libres de la esclavitud. Sin embargo, con anterioridad a ese momento ya eran libres, pero se imaginaban atados y se comportaban como si lo estuvieran. ¿Cómo se pueden zafar de la idea de que están atados? Escuchando con atención las enseñanzas de los Vedas y poniendo su fe en ellas. Sólo así dejará de existir el ajñana. Esta es la tarea que se ha impuesto el Brahma Valli en este Upanishad.

Pertenece a la naturaleza de las cosas el que la ignorancia impulse a los hombres a ansiar abundantes frutos obtenidos mediante la realización de acciones. Pero luego se sienten descorazonados al comprobar que esto no ha hecho más que atarlos más, que no los ha ayudado a ser libres. Anhelar los frutos es algo que resulta muy difícil de eliminar, aunque se tiemble de miedo ante este terrible flujo de desarrollo y decadencia.

En este Upanishad se han aplicado con significativa intención las tres palabras, sathyam, jñanam y anantam, a Brahman, con el fin de explicar sus características. Se trata de tres palabras diferentes que implican cualidades, que buscan distinguir al Uno del resto, al Brahman único de los otros tipos de Brahman que no tienen estos rasgos. En otras palabras, no debe confundirse a Brahman con nada que no sea sathyam, jñanam y anantam: verdadero, omnisciente e infinito. Todo lo que es limitado por el tiempo, el espacio y la objetivación es jada o inerte, lo material que aparentemente es distinto de Brahman. Las características sathyam, jñanam y anantam ayudan a diferenciar y a distinguir al Brahman real de fenómenos similares. Cualquiera que sea la forma que una cosa esté determinada a tener, si esa forma es invariable, entonces se hace referencia a ella como sathyam. Si sufre algún cambio, entonces es asathyam. La modificación es el signo de lo no verdadero, la ausencia de modificación es el signo de la verdad.

Brahman es sathyam, vale decir, que no tiene modificaciones. Es nithyam, inafectado por el tiempo. Todo lo que no es Brahman es jagat, sujeto a cambio. Todos los objetos están sujetos al triple proceso del intelecto: lo conocido, el que conoce y el conocimiento. De ahí que se hable del intelecto o budhi como de un guha o caverna en la cual residen estos tres procesos.

En el Taithiriya Brahmana, al igual que en este Upanishad, se habla detalladamente del dharma, el cual tiene tres formas: kamya, naimitika y nithya. Los Shastras rara vez prescriben que haya que seguir el karma, puesto que éste le viene al hombre de manera natural. Kama es el deseo que lo impulsa hacia el karma y como consecuencia el hombre obtiene variados frutos de él. Los Shastras sólo enseñan las maneras de orientar esta actividad natural para conseguir objetivos deseables.

Este Upanishad exhorta a no apartarse del deber de aprender y enseñar. "No te desvíes de lo verdadero y de la verdad", indica. "No es bueno apartarse de lo verdadero, ni de lo recto, ni del bienestar ni de la felicidad, ni de los deberes hacia los dioses y hacia los antepasados. Trata a tu madre como a Dios. Sólo se deben realizar las acciones que estén libres de faltas, ninguna otra". Esto es lo que enseña el Upanishad.

Los tres pasos hacia la realización comprenden escuchar, reflexionar y concentrarse. Escuchar se refiere a los Vedas, que deben ser venerados con fe y aprendidos de boca del gurú; ello confiere el conocimiento de lo incognoscible. Manana o reflexión es la forma de ascetismo que se enseña en el Briguvalli. Gracias a este proceso se puede llegar a fijar en la mente el Brahma Atma swarupa. La concentración permite la atención unidireccional de la mente en el Principio así establecido en ella. En los vallis Brahma y Brigu se expone el brahmavidya o disciplina para asegurar la realización de Brahman. Aquí, el Brahmavalli enseña y el Briguvalli comprueba con la experiencia.

Bhrigu, el hijo de Varuna, le dice a su hijo que Brahman es alimento, prana, los sentidos, manas, vak, etcétera. Pero como el hijo pronto se da cuenta de que todo eso no es Brahman, entonces declara que Brahman es aquello de donde todo eso ha provenido y gracias a lo cual todas las cosas existen y funcionan. Primero había creído que anna o alimento era Brahman, puesto que todos los seres existen gracias a él, pero más tarde sintió que era mucho más. Por eso pidió una enseñanza directa sobre Brahman.

Se le dice entonces que Brahman es tapas, ya que es esto lo que hace que Brahman, la Realidad, pueda ser conocido. A través de tapas descubre que vijñana es Brahman, porque es en el vijñana donde nacen las criaturas y es él quien las hace vivir.

Más adelante se le indica que de todas las disciplinas y temas de estudio, el brahmavidya es el más sagrado, perfecto y esotérico. El anna no debe ser menospreciado ni rebajado y éste debería ser el voto de los sabios. Todos los aires vitales son anna. El cuerpo físico es un regalo del anea. El prana o aire vital tiene al cuerpo como vehículo, de modo que el anna no debería ser descuidado y esto debe constituir un firme propósito. El agua unida al fuego se transforma en alimento en el estómago. En el agua que cae en forma de lluvia, el fuego está presente bajo la forma del relámpago. De modo que todo el que esté establecido en el apojyoti o esplendor del agua está conciente del esplendor de anna y convencido de venerarlo. Anna es el gurú, porque los conduce hacia el conocimiento de Brahman. Por eso no debe ser tratado sin respeto y esto debe constituir un voto del aspirante.

Puesto que el cuerpo físico es la transformación del alimento, tiene un annamayakoshao envoltura del alimento; los aires vitales forman otra envoltura, el pranamayakosha. En la envoltura de la mente, o manomayakosha, es ella la que analiza todo a la luz del bien y el mal, de lo correcto y lo erróneo. Cuando se decide por algo con un propósito a la vista, pasa a ser la función del vijñanamayakosha (envoltura del intelecto). Cuando se saborea la alegría del logro, funciona el anandamayakosha o envoltura de la felicidad plena.

Para avanzar hacia Brahman (tú eres Brahman y no el cuerpo, la mente, etcétera) el primer instrumento lo constituye el pranamaya. Es sutil y algo diferente y separado del cuerpo. Está saturado y activado por vayu. Impregna e inunda todo el annamayakosha. Pueden decir que el pranamaya es el alma del annamaya, puesto que lo hace funcionar desde la cabeza hasta los pies, y no podría sobrevivir sin el prana, el cual es su fuerza motora. Este tiene cinco variedades: prana, apana, vyana, udana y samana. Por medio de la meditación sobre el hecho de que el pranamaya es el atma del annamaya, llegará a desaparecer la noción de que el cuerpo es el Ser. Ustedes se elevan de lo denso hacia lo sutil. El prana es como el metal derretido en el crisol. Mediante el esfuerzo pueden llegar a experimentar el pranamayakosha.

De las cinco variedades de pranas que se presentan en la forma del aliento, prana activa la cabeza, vyana, el lado derecho del cuerpo, udana, el lado izquierdo, samana, la parte central, y apana, las partes inferiores. Prana se mueve desde el corazón y sube a través de los nervios del rostro, de la nariz, etcétera, y llega a la cabeza. Desde allí estimula los distintos nervios que corren a través del cuerpo y que van cambiando de nombre de acuerdo con sus diferentes funciones, y así también varía el nombre del prana. El que funciona en torno al ombligo, por ejemplo, es llamado samana.

Para el manomayakosha, el Yajur Veda es la cabeza; el Rig forma el ala derecha, el Sama, el ala izquierda, el Brahmana es el alma y el Atharvana es la cola. Los mantras del Yajur Veda se usan mucho en los sacrificios, y con ellos también se ofrece alimento ceremonialmente en el fuego del sacrificio; por ello se le considera como la cabeza; el sonido de las fórmulas rituales recitadas durante las ceremonias y ritos de adoración produce modificaciones favorables. Esa es la razón de la importancia que se le atribuye también a los otros Vedas. Todos los mantras provocan modificaciones mentales, las cuales intensifican la luz del Atma. Así, los Vedas y el misterio de sus sílabas pertenecen a la ciencia misma del Atma. De ese modo, han llegado a ser infinitamente valiosos y eternamente existentes. El Atharvana Veda describe varios ritos para liberarse de fuerzas malignas y de enfermedades, y por eso es descrito como la cola.

El kosha así descrito se funde en el vijñanamaya, luego en el anandamaya y, por último, el aspirante también lo sobrepasa para llegar a la región del sat puro.