.



 

Libros escritos por Sai Baba

15. Evita el egoísmo, vanidad y orgullo

15. Evita el egoísmo, vanidad y orgullo

* * * * * * * * * * * * * * * * *

El hombre crea y desarrolla en su persona una abundante variedad de hábitos y actitudes egotistas que le causan gran descontento. El impulso para todo esto proviene de la obsesión por el poder, el ansia de acumular autoridad, dominación y mando, la ambición de cosas que nunca pueden ser eternas y completas. En verdad, es imposible para el hombre alcanzarlas hasta el nivel de no desearlas más. La omnipotencia pertenece solamente al Señor de todo lo que existe.

Una persona puede sentirse ensoberbecida al llegar a ser maestro en todas las artes o propietario de todas las riquezas o poseedor de todo el conocimiento o depositario de todas las escrituras sagradas, pero, ¿de quiénes obtuvo todas estas cosas? El hombre debe ser verdaderamente más grande. Aun puede proclamar que obtuvo todo esto a través de sus propios esfuerzos, su trabajo y su afán. Pero con toda seguridad alguien o algunos se lo dieron a él en alguna u otra forma. Esto no puede negarlo. La fuente de quien toda autoridad y todo poder se origina es El Señor del Universo. Ignorar esa omnipotencia, engañándose uno mismo de que el poco poder que se ha adquirido es propiedad de uno, esto verdaderamente es egotismo, vanagloria, orgullo (ahamkara).

Si una persona es un vehículo genuino de poder, puede ser reconocido por las características de verdad, benevolencia, amor, paciencia, dominio de sí mismo y agradecimiento. Donde todas estas moran, el egotismo no puede subsistir, no tiene lugar. Por lo tanto, traten de desarrollarlas.

La refulgencia del Alma (Atma) es oscurecida por el egotismo. Por lo tanto, si se destruye este, todas las penas terminan, todos los descontentos desaparecen y se logra la bienaventuranza. Como el Sol es oscurecido por la niebla, el sentimiento de egotismo cubre la felicidad eterna. Aun si los ojos están abiertos, una pieza de tela o cartón pueden impedir que la vista funcione efectiva y útilmente. Así también, la pantalla del egotismo impide al hombre ver a Dios, quien en verdad está más cerca de él que cualquier otra cosa.