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Libros escritos por Sai Baba

9. Conocimiento y Yoga

IX.- CONOCIMIENTO Y YOGA

P.: Has estado diciendo que el conocimiento es esencial; bueno, ¿cuál es exactamente su función?

R.: El conocimiento te hace realizar la propia forma del Atma (Atmasuarupa), es decir, tu propia realidad.

P.: ¿Y el yoga? Si una persona no tiene ningun yoga, ¿qué sucede entonces?

R.: Es como un hombre cojo.

P.: ¿Y si no tiene conocimiento?

R.: Es como un hombre ciego.

P.: Se dice que el yoga limpia todas las manchas, que borra todas las faltas. ¿Cómo ocurre esto?

R.: ¿Puede el arroz volverse comestible sin ser antes cocido? Mediante el yoga y otras disciplinas la inteligencia se suaviza. Al yoga se le llama por eso tapas, calor; entonces quien lo practica se vuelve tapta, caliente. Además, el yoga y el conocimiento son como el aceite y la llama. El aceite es el yoga y el conocimiento es la llama luminosa de la lámpara.

P.: Swami, perdóname por preguntar esto. Hay ahora tantos que enseñan Vedanta; ¿han realizado todos ellos esta verdad, han experimentado esta realidad?

R.: ¿Cómo podría decirse eso? Ustedes mismos pueden juzgarlos. Vean si tienen pureza de corazón, pureza de pensamiento, pureza de mente y conocimiento del inherente e inmanente Absoluto Universal (Paramatma); sólo ésos tienen derecho a enseñarla, pues solamente ellos pueden experimentar el Vedanta.

P.: La enseñanza de aquéllos que no tienen tales cualidades, ¿beneficiará en algún grado por lo menos?

R.: Una buena descripción de diversos bocadillos deliciosos y platillos sabrosos no saciará al hambriento. El Vedanta no puede enseñarse con palabras como ésas, tiene que ser experimentado para satisfacer. De nuevo digo, el sólo escuchar aun con deseo de aprender tampoco es efectivo, a menos que el maestro tenga desapego por los objetos sensoriales; de lo contrario, su enseñanza será como el parloteo del loro. Aquéllos que vienen a escuchar sin deseo de aprender y de beneficiarse, sólo participan en demostraciones exhibicionistas.

P.: Baba, dices que la pureza del corazón, la pureza de la mente y el conocimiento del Inmanente y Trascendente Absoluto Universal, son esenciales. Entonces, ¿de qué sirve la práctica espiritual? ¿Qué se hace con el cuerpo compuesto de los cinco elementos? ¿No es suficiente que uno adquiera el conocimiento de la auténtica forma de uno mismo?

R.: ¡Bonita conclusión! ¿,Simplemente porque el timón es esencial, ya concluyes que el bote resulta innecesario? ¿Cómo puedes atravesar el río solamente con el timón? Comprende que el Señor te ha otorgado el cuerpo como un bote para cruzar el mar de los nacimientos y muertes y la conciencia es lo principal que hay en el mismo. Ese es el primer paso en el Vedanta. El conocimiento de la verdadera forma de uno es en realidad el timón. Pero eso no es suficiente; los hábitos y las disciplinas físicas también tienen que ser atendidos. Para alcanzar la etapa etérea eterna es importante un cuerpo disciplinado.

P.: Otra duda me aflige, Swami. Hablando de disciplinas fisicas, ¿puedo saber si la sabiduría divina (Brahrnauidya) hace alguna distinción entre hombre y mujer?

R.: ¡Bien, mi muchacho! En este bote no se hace tal distinción. La sabiduría y el sentido común no dependen para nada del sexo. Todos los que están enfermos tienen derecho a ser curados con medicina, ¿,no es así? Del mismo modo, todos los que tienen la enfermedad del nacer y morir tienen derecho a la Sabiduría Suprema, que es la medicina que la cura. Quizás no todos puedan tener acceso a esa maravillosa medicina, pero no se puede alegar que algunos no tienen derecho a ella.

P.: Pero Swami, ¡hay eruditos en Vedanta que dicen que las mujeres no tienen autorización para aprender o practicar la sabiduría. Los botes no son de la misma naturaleza, según parece.

R.: ¡Hijo mío! Como ya dije, ambos tienen igual derecho a la medicina. Pero ambos tienen que seguir un régimen diferente para que la medicina opere en el sistema. La contemplación de la base esencial de uno mismo (Brahmabhauana) es la medicina; junto con ella hay que seguir rigurosamente el régimen requerido del conocimiento Uñana) y renunciación (uairagya). Las mujeres probablemente no puedan observar este régimen disciplinado tan rigurosamente como los hombres, puesto que son más débiles. Quizás la razón por la que esta gente les niega a las mujeres el derecho a esa medicina sea esa debilidad. Pero todos, trátese de hombres o de mujeres, todos aquéllos que puedan observar las restricciones y reglas señaladas, tienen igual derecho a beneficiarse con la medicina de la Sabiduría Suprema. Ese es mi veredicto.