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Libros escritos por Sai Baba

3. Dar forma a la mente

La Bienaventuranza es la naturaleza innata del hombre. Pero desgraciadamente él busca en todas partes excepto donde realmente la puede encontrar. La Bienaventuranza no es algo sin vida, inactivo, sino otro nombre para vivir con algún propósito. La regla de Ananda (la Bienaventuranza) prevalece bajo la autoridad de Shanti (Paz); es ella la que regula los límites y las leyes para todas las actividades. Debe hacerse estable de tal manera que no se vea afectada por la mente o por los sentidos, que siempre se encuentran conectados al mundo exterior. Shanti es el tesoro más preciado, pero solamente puede ser experimentada de manera personal y mediante el estado natural de Jñana (Conocimiento). Aquel que alcanza lo que es imperecedero, lo que no puede ser destruido ni modificado, es el que disfruta de la Paz. El, igualmente, no tiene muerte.

Shanti es un océano sin límites; es la luz que ilumina al mundo. El tenerla es tenerlo todo, pues nos confiere el conocimiento de ambos mundos: éste y aquél. Nos conduce a la comprensión de Brahman (Dios) o sea el mismísimo objetivo de la vida humana que la filosofía Vedanta trata de enseñar.

El Amor Puro sólo puede emanar de un corazón sumergido en Shanti, porque ella es una atmósfera que todo lo penetra y purifica. Shanti no es una convicción a la que se llega por medio de la lógica; sino la disciplina de todas las vidas disciplinadas. Cuando el hombre nace su mente es como una hoja de papel en blanco, pero tan pronto como se inician los procesos de pensar, sentir y actuar, la hoja de papel empieza a mancharse. El cuerpo depende del prana (aliento vital), de la mente y de los deseos que la agitan. La justicia y la verdad se confunden con las necesidades de educación, moda, convencionalismos, costumbres, etcétera, y el individuo es lanzado a una multitud donde su soledad es invadida y arrebatada.

Es por ello que la mente debe calmarse y aquietarse primero; solamente logrando esto el cuerpo será saludable y el intelecto agudo. La mente se proyecta hacia un solo objeto en un único instante, no en muchos; pero aun así ésta es un conglomerado de pensamientos, deseos, caprichos, imaginaciones, etc. En pocas palabras, la mente tiene dentro de si la historia entera de la Creación. Por eso es la matriz de maya en el hombre. La mente es el campo de batalla donde lo bueno y lo malo, lo correcto y lo erróneo, compiten por la supremacía. El hierro sólo puede ser compactado por el hierro. De la misma manera, la mente "inferior" tiene que ser moldeada por la misma mente "superior". Uno tiene el deber de hacer fuerte y superior a su mente a fin de lograr la superación personal.

Ese es el propósito de esta "Corriente de Paz Suprema" (Prashanti Vahini). ¡Beban las aguas del río de la disciplina! Sumérjanse en ellas y límpiense; que su frescura alivie sus tristezas y dolores y apague los fuegos del pecado.