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Libros escritos por Sai Baba

17. CAPÍTULO XVII. Morir recordando a Dios

Recordando a Dios al morir. - Dos tipos de liberación. - Cuatro caminos a moksha. - Tiempos propicios para fallecer.

"Quien está con la mente puesta siempre en Mí, quien está siempre recordándome, ése, seguro que soltará su último suspiro por el centro de la cabeza y me alcanzará. Estoy tan cerca de él como él lo está de Mí. ¡Mi querido Arjuna! ¿Cómo podría Yo olvidar a quien nunca me olvida? Olvidar es una debilidad humana, no una característica de Dios, ¡te lo aseguro! No hay necesidad alguna de yoga o de austeridades, y ni siquiera del conocimiento; ya sea que abandones a éstos por estar demasiado débil o porque a pesar de tener la fuerza necesaria no te sientas inclinado a esforzarte por dominarlos, eso no importa. Yo no pido ni yoga ni austeridades; solamente pido que tu mente esté fija en Mí. Dedícame tu mente, eso es todo lo que te pido.

"Si un aspirante no puede efectuar siquiera este acto de dedicación al Señor, ¿de qué será capaz en su práctica? Si me alegas que no tienes la fuerza mental necesaria, Yo te pregunto de dónde te viene la fuerza para dedicarte, como lo haces ahora, a ideales vacíos, a vanas fantasías ya sean sobre la familia, la fortuna o la fama. ¿Acaso no puedes aplicar esa fuerza a esa suprema dedicación? El hombre ofrece fácilmente todo lo suyo a dañinos placeres sensoriales; ¡pero se retuerce y protesta como si se le viniera encima una montaña cuando se le insta a que dedique sus pensamientos, sentimientos y actos al Todopoderoso! A sus ojos, ¡la salvación es tan barata y tan fácil de lograr como las verduras en el mercado! Quiere escapar a la esclavitud con facilidad.

No es mucho lo que anhela, ¡pero sí quiere ganar mucho en el campo espiritual! Está más hundido en la oscuridad que en la austeridad... Pero desea los frutos que sólo la austeridad puede ofrecer.

"Aquellos que son movidos por un genuino deseo de obtener el fruto tienen que vencer todos los obstáculos y las tentaciones, todas las dudas y desilusiones; y tienen que establecerse en el pensamiento del Señor. Entonces el Señor no se mantendrá apartado; El conferirá a ese aspirante el estado de identidad descripto como `Yo soy tú, tú eres Yo, somos uno' (Aham Brahmasmi). En ese estado el aspirante estará contemplando esta unicidad sin interrupción. A esto se le llama el pensar en el Uno (Ananyabhava). "

Arjuna preguntó: "Tú dices que este hecho de pensar sólo en el Uno, que esta devoción por el Uno es muy fácil de alcanzar y que no hay necesidad de tomarse ninguna otra molestia; también declaras que para aquellos que lo han adquirido, ¡Tú eres fácilmente alcanzable! Bueno, ¿y cuál es exactamente el beneficio de alcanzarte?"

Krishna al oír esto sonrió y replicó: "¡Arjuna! ¿Qué beneficio hay mayor que éste? Esa bendita victoria convierte a un hombre mortal en un mahatma (Gran Alma). Tú podrás hacer también la pregunta: ¿de qué sirve convertirse en un mahatma? ¡Escucha! El mahatma es muy superior al hombre común. Este último está establecido en el cuerpo y el Alma individual; se identifica con el cuerpo y con el aliento, con lo particular, con `la ola'. Por eso es zarandeado por la alegría y el pesar; se eleva o cae con cada experiencia. Entre los ratos de calma y de tormenta muchos ventarrones lo hacen tambalear.

"El mahatma está libre de toda experiencia dual. Está por encima y más allá de ello. Se ha liberado de la identidad con lo particularizado; está en lo Universal, lo Eterno, lo Inmutable, está absorto en el Ser Autoexistente (Brakmabhava) y no en el ser individual (jivabhava). El sabe que el Atma no es una entidad limitada; siente que se extiende más allá de todo límite; está libre de toda mácula de inercia y actividad; no es torpe ni es arrastrado por el deseo; tiene conciencia pura, inafectada por el apego o el odio. Hay muchos que hoy día se consideran a sí mismos como tales, pero no tienen pureza en su corazón y su conciencia está manchada por la vileza. Los puros de corazón no tienen más nacimientos ni más muertes. No tienen obligación de aparecer nuevamente sobre la Tierra. Sin alcanzar esa pureza, ¡no podrás escapar de la ronda de nacimientos y muertes por muchas que sean tus acciones meritorias, por muy elevado que sea tu estado espiritual y por muy glorioso que sea el cielo que hayas alcanzado! Sólo aquellos que están perpetuamente en esta absorción en el Ser Autoexistente (Brahmabhava) pueden alcanzar ese eterno `yo' y ser liberados de la cadena, fundiéndose en Mí."

Después de esto, Arjuna expresó otra duda que le preocupaba. Preguntó: "Si es así, ¿por qué las Upanishads declaran que aquellos que alcanzan el Cielo (Brahmaloka) no necesitan volver a nacer? Por favor, aclárame quiénes son exactamente los que son liberados de este ciclo de nacimientos y muertes".

"¡Arjuna! Hay dos clases de Liberación que se mencionan en las Upanishads: la Liberación instantánea (sadyomukthi) y la Liberación alcanzada paso a paso (kramamukthi). A la Liberación instantánea (sadyomukthi) también se le llama la Liberación con unidad absoluta (kaivalyamukthi). Para ganar ésta, nadie necesita aspirar a cielo alguno. Este se obtiene de inmediato y no por etapas. La Liberación así lograda es una conquista para siempre. Las demás están expuestas al cambio. Cuando el efecto del mérito adquirido se agota, el cielo tiene que abandonarse y la vida sobre la Tierra empieza de nuevo. Tales almas no conocen ninguna fusión; sólo aquellos que logran la unidad absoluta se funden y se vuelven uno con lo Eterno, con lo Universal."

"Es decir", interrumpió Arjuna, "que las almas que logran la unidad absoluta (kaivalya) son destruidas, ¿no es así? ¿O hay alguna diferencia entre la fusión (laya) y la destrucción? (nasam)"

"¡No, Partha! La fusión no es destrucción. La fusión se presenta cuando uno se vuelve invisible."

"Eso es lo que ocurre cuando una cosa es destruida; se vuelve invisible, ya no podemos verla."

"Pero ¿cómo puedes declarar destruida una cosa por el solo hecho de que ya no puedes verla? No. Un terrón de azúcar o un pedazo de sal que se coloque en el agua, desaparece. Ya no puedes verlo; pero ¿puedes decir que ha sido destruido? O bien, ¿dices que se ha fusionado? Está ahí, así lo atestigua el sabor; ha perdido la forma, pero está presente como su característica, su guna. El Alma individual también se funde así en Dios. No se de~. Cuando el Alma individual no se fusiona de esta manera podrá, cuando mucho, vagar entre el Cielo y la Tierra, mereciendo la vida en el Cielo por algún tiempo y descendiendo de nuevo a la Tierra para realizar ulteriores esfuerzos hacia la salvación."

Arjuna todavía se encontraba atribulado por la duda y preguntó: "¡Krishna! Dices que ningún cielo, ni siquiera el más elevado puede salvar al hombre del ciclo de nacimientos y muertes; entonces, ¿cuál es el camino real hacia la salvación? ¿Quieres decir que aquellos que luchan por alcanzar esos cielos tienen que contentarse con ello y nada más?"

Krishna contestó: "¡Partha! Existe un estado que no conoce declinación, que está más allá de todos estos cielos. Hay muchos caminos por los cuales puede alcanzarse ese estado. Inconsciente de estos caminos o de la alegría de aquel estado, el hombre toma otros senderos que son o tortuosos o cómodos. No sabe cómo distinguir entre el camino recto y el equivocado.

"Puedo decirte que hay cuatro caminos que ahora utiliza la humanidad: 1) el que trasciende el karma, que está más allá del karma, inafectado por el karma; 2) el del karma sin deseo alguno por el fruto del mismo, el karma no afectado por ningún anhelo del resultado (nishkama karma); 3) el del karma con la ambición de cosechar y gozar de su fruto (sakama karma) y 4) el de los caídos, el karma que no conoce restricción ni control (karma bhrashta).

"Los que trascienden el karma (karma antas) son los liberados en vida (jivanmukthas); todos sus karmas han sido quemados por el fuego de la Sabiduría (jñana); sus impulsos por actuar han sido reducidos a cenizas por la Sabiduría que han alcanzado. Ya no tienen ninguna necesidad de mandamientos ni de prohibiciones. No necesitan de ninguna práctica espiritual, como la caridad, el Dharma, la vida virtuosa, la austeridad. Todo lo que hagan, sientan o piensen será divino, santo, virtuoso y de beneficio para la humanidad. El mismo suelo que pisan será sacrosanto; cada palabra que pronuncien será la palabra de Dios; su aliento no necesita llevarlos, cuando mueran, a reinos celestiales; ellos se funden en Dios sin demora en cuanto abandonan la vestimenta corporal. Así son los individuos que ahora he descripto como poseedores de la Liberación con unidad absoluta (kaivalyamukthi, Brahmaprapthi o sadyomukthi).

"Luego, el segundo grupo: los adeptos del karma sin deseo por los frutos (nishkama karma). Estos son los deseosos de liberarse de la existencia mundana (mumukshus), alertas en el sendero de Liberación, que se esfuerzan por alcanzarla. Ejecutan cada acto como un paso hacia la realización del Señor. Por eso nunca pueden hacer nada malo; no esperan el resultado; dejan al arbitrio del Señor el que se los otorgue o retenga. No son impulsados por motivos mundanos y ni siquiera por el deseo de obtener los placeres celestiales. Su objetivo es solamente éste: liberarse de la esclavitud del mundo objetivo. Obtienen la Gracia del Señor en proporción a la firmeza de su fe y a la forma en que la practican.

"El tercer grupo, que cree en cosechar y gozar los frutos del karma (sakama karma), ejecuta todos sus actos por el deseo de recibir el fruto de los mismos; como tienen la mirada puesta en la exitosa obtención de ese fruto, se ocuparán únicamente en acciones aprobadas por los Sastras; no ejecutarán ningún acto pecaminoso ni prohibido. Equipararán cada acto con el mérito que haya de conferir, la felicidad que asegurará, el Cielo que ganará. Tales hombres, cuando partan de este mundo, entrarán en las regiones supramundanas, que es el fin que han buscado y por el cual han trabajado, y después de permanecer allí por el tiempo que les corresponda, según sus méritos, tendrán que regresar a la Tierra.

"El cuarto grupo no se guía por ninguna regla de conducta. No tiene normas, ni discrimina entre la virtud y el vicio, lo correcto y lo erróneo, lo propio y lo impropio. ¡No le tiene horror al infiero, no tiene ninguna concepción del Cielo, ningún temor al mal, ninguna reverencia por Dios, ningún respeto por los Sastras, ninguna visión de la Rectitud (Dharma)! La mejor manera en que puede describírseles es como bestias con forma humana. La mayoría de los humanos pertenecen a este desafortunado grupo. Luchan por el placer momentáneo, la felicidad de breve duración, la alegría temporal y el evanescente bienestar. El llamarlos simios con cuerpo humano seria poco, pues el simio solamente salta de rama en rama o de un árbol a otro. Suele soltarse de la rama o árbol antes de caer en la otra u otro. Los hombres son más bien como las orugas, que se mueven de una hoja a otra fijando primero sus patas delanteras en la nueva hoja antes de soltar las patas traseras de la hoja en la que hasta entonces descansaban.

"Es decir, que el hombre por sus actos en esta vida decide su siguiente nacimiento y dónde y cómo ha de ser, aun antes de abandonar este mundo. El nuevo lugar está determinado: sus patas delanteras ya están allí. ¡Es sólo hasta después de asentarse ahí que se suelta de este mundo! Los hombres de esta categoría giran en la rueda de nacimientos y muertes. Para nacer y para morir, uno tiene que tener momentos propicios que garanticen una vida sabia y un final que valga la pena, Arjuna. Los yoguis, por ejemplo, abandonan la vida únicamente cuando disponen de momentos favorables, y no a otra hora. Por eso la gente dice: `La muerte es el testigo de los buenos'. Hasta para el acto de la muerte debe escogerse un momento oportuno."

Arjuna preguntó: "¡Krishna! Dime cuándo debe cederse el cuerpo a la muerte para que uno pueda escapar del ciclo de nacimientos y muertes; dime también qué período de tiempo debe uno evitar". Krishna replicó: "¡Partha! Tu pregunta es muy oportuna y apremiante. A veces me maravillas con tu inteligencia y me haces muy,feliz. En otras ocasiones, me haces reír con tu ignorancia. Tu egoísmo y apego a las cosas ocasionan esta confusión. Pero dejemos eso y vayamos a tu pregunta.

"Los yoguis que practican el karma sin deseo por los frutos (nishkama karma) mueren en la luz durante el día, en la mitad brillante del mes, y dentro del período de seis meses que dura el solsticio de verano (Uttarayana). Su primer estado es agni o fuego. De ahí que su sendero se conozca como sendero de la peregrinación, o sendero de la llama o luz (devayana o archiradimaya). Esos yoguis surgen de la refulgencia (prakasa) y viajando a través de la misma, se funden en ella. Alcanzan a Dios y ya no vuelven a nacer.

"Los yoguis que practican el karma con deseo por los frutos (sakama karma) mueren de noche [en dhuma (humo)], durante la mitad oscura del mes y dentro de los seis meses del solsticio de invierno (Dakshinayana); pasan por el sendero del humo (dhumadimarga) y alcanzan el Cielo y allí disfrutan de los placeres que han añorado y por los cuales han trabajado y cuando se agota su saldo de méritos, nacen de nuevo.

"Estas dos categorías de hombres son llamados yoguis; existirán en tanto haya en el mundo aspirantes e individuos activos y progresistas.

"Aquí puede surgir una duda razonable: ¿cómo es que la mitad brillante del mes es propicia, mientras que la mitad oscura no lo es?

Y de nuevo, ¿qué les ocurrirá a aquellos que mueren cuando no es ni brillante ni oscuro, ni de día ni de noche? Esta es una duda muy legítima y todo el mundo tiene derecho a conocer la respuesta.

"Ahora bien, debes comprender primero lo que quiere decir la Quincena Brillante (Suklapaksha). Es la mitad del mes en que la luz de la Luna aumenta día a día. Pero ¿cuál es la relación de la luz de la Luna con el hombre y su muerte? La Luna es el símbolo de la mente del hombre. `De la Luna nació la mente (manas)' (Chandramaa manaso jaathat). La mitad brillante de la Luna, por tanto, significa el progreso de la mente espiritualmente, en disciplina divina; la Luna llena significa la plenitud de ese logro. La mitad brillante es, de este modo, el período durante el cual se obtiene progreso espiritual. Para el cuerpo, la Luna visible; para la mente, ¡la simbólica deidad que representa la Luna y que preside la mente! Ese creciente esplendor de la mente debido a la también creciente realización de la propia Divinidad es lo que se quiere indicar con la expresión `Quincena Brillante' (Suklapaksha).

"¿Y qué relación hay con respecto al solsticio de verano (Uttarayana)? Líbrate de toda duda en relación con eso también. La adoración que se ofrece conociendo el significado de cada rito y los ejercicios espirituales (sadhana) que se practican conociendo las implicaciones que hay en cada paso que se dé, limpian el corazón con mayor efectividad y sueltan las cadenas de la duda.

"El solsticio de verano (Uttarayana) es el período durante el cual ni una sola nube ni una pizca de niebla manchan la vasta bóveda del cielo y el Sol brilla en toda su gloria. Este es el significado burdo; pero hay también uno sutil. El corazón es el cielo interno. Ahí, el Sol que brilla es la inteligencia (buddhi). Cuando las nubes de la ignorancia, la niebla del egoísmo y el humo del apego flotan en ese cielo interno, el Sol de la inteligencia queda oculto y las cosas se ven lóbregas y se confunden. El verano (Uttarayana) del corazón es cuando el cielo interno está libre de todos estos deméritos y el Sol brilla en todo su esplendor. Habrás oído la expresión 'el Sol de la Sabiduría' (jñanabhaskara). El Sol siempre se asocia con la sabiduría y con la inteligencia. Cuando una persona muere con el refulgente Sol de la Sabiduría en su corazón limpio, ¡ciertamente que puede escapar del renacimiento! El toma el sendero del fuego, agni; el sendero de la llama o luz (archiradi), como ya se dijo, ¡y se funde en Dios (Brahrnan)!

"Aquellos que mueren durante la otra mitad del año, el solsticio de invierno (Dakshinayana), tienen el destino opuesto y su corazón se ve acosado por el humo, la niebla y las nubes. El Sol se oculta y su fulgor no resplandece. Y en la mitad oscura del mes, la Luna decrece, lo que simboliza también la declinación de los pensamientos que se dirigen a Dios. La noche de Luna nueva está envuelta en completa oscuridad; todo impulso espiritual es aniquilado. El denso humo de la ignorancia yace con pesadez sobre la mente. Este es el significado de la expresión `Krishnapaksha'. Aquellos que mueren en ese tiempo tan poco favorable, cosechan un resultado también desfavorable."