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Libros escritos por Sai Baba

40. Él deshace los maleficios

EL DESHACE LOS MALEFICIOS

El rey, que escuchaba la emocionante narración de la gratitud de Krishna hacia su gurú, repentinamente abrió sus ojos y viendo al santo ante él, le dijo: °¡Ah, los lilas de Krishna! Sus actos, plenos de admiración, superan cualquier milagro y misterio. Dios está preparado a asumir cualquier carga a fin de corregir y mejorar el mundo; en esta forma El proclama su genuina grandeza y poder. No obstante, el oscuro humo de maya se asienta firmemente sobre los ojos del hombre y lo hace incapaz de reconocer a la Divinidad. Por lo tanto, éste ignora el significado interno de estos lilas".

Suka entendió el trabajo de la mente del rey y le contestó: "Rey, la engañosa influencia de maya es la consecuencia de actividades acumuladas en vidas previas. Uno puede escapar de maya a través de buenas acciones; uno sucumbe a ella si los actos son perniciosos. Si las buenas obras han caracterizado las vidas previas, cualquier tendencia pecaminosa en esta vida será superada por las tendencias virtuosas y se obtendrá la fe en Dios y en la Divinidad; uno se apegará a la Divinidad y vivirá tomando como base a la Divinidad.

Por otro lado, aquellos que han cometido crímenes horribles en sus vidas pasadas tienen terriblemente oscurecida la visión, lo cual les impide ver a la Divinidad. Dicha gente nunca recuerda a Dios y su obra, nunca !o anhela para su propio bien y el bien de !os demás; él ve !as cosas en falsa perspectiva: se regocija en la maldad y se enfrasca en actos viciosos. I a fe en Dios es la cosecha de las semillas plantadas en vicias previas; no puede ser sembrada y cosechada repentinamente, en un momento".

Al escuchar estas palabras el rey se puso ansioso de saber aun rriás cerca de méritos adquiridos por medio de !as buenas acciones, e! demérito adquirido por medio de malas actividades y su impacto en la vida de los hombres, por !o cual le suplicó al santo Suka que le contara un incidente más en la vida de Krishna, que tratara sobe una maldición y su expiación, ilustrando el principio del destino.

Suka rió con esta pregunta y dijo: "Rey, son innumerables las curas que Krishna efectuó sobre aquellos afectados por maleficios. Los Rakshasas que mató cuando aún era un niño y después, cuando era un muchacho, tal como te lo he contado, fueron maldecidos para nacer como tales como un castigo debido a sus malas acciones, y cuando encontraron la muerte a manos de El fueron liberados de la maldición". El rey sugirió algo en ese momento: "He escuchado que el desarraigamiento de dos árboles fue un asombroso incidente de enorme importancia; si pudieras narrármelo me darías una profunda alegría". En ese momento Suka inició la historia, pues siempre estaba dispuesto a complacerlo.

"Rey, a pesar de que no había escasez de sirvientes, Yashoda era el ama de casa, quien, de acuerdo con la costumbre tradicional, hacía todos los quehaceres y labores de la casa. Ella personalmente hacía todas las actividades de hervir la leche, cuajarla, batirla y preparar la mantequilla. Un día, se despertó como de costumbre al inicio de las horas propicias (4:30 de la mañana), tomó su baño y se puso a trabajar en sus quehaceres de la madrugada y más tarde puso la vasija de la leche delante de ella y empezó a batir el contenido vigorosamente, tirando de las cuerdas que mantenían firme sobre el líquido al rodillo batidor, todo esto mientras cantaba himnos a Dios.

En esos instantes, Gopala se acercó al lugar con pasos lentos pero firmes y se colocó donde su madre estaba batiendo y cantando y le dio un fuerte tirón a una punta de su sari; Yashoda se sorprendió ante este tirón inesperado, volvió su cabeza y fue muy gratamente sorprendida al encontrar que era el travieso niño Krishna. Dejó de batir y tomó a Krishna entre sus brazos y lo acarició: 'Querido hijito, todavía no ha amanecido, ¿por qué te has levantado de la cama tan temprano? Vete a dormir un poco más, querido mío'. Sin embargo, el Divino niño empezó a balbucear más cautivadora mente que tenía hambre y empezó a sollozar conmovedoramente, para confirmar su ansia de ser alimentado. El corazón de la madre se enterneció ante esto, puso a un lado el rodillo batidor, cubrió el recipiente, y colocó después a Krishna en su regazo, permaneciendo en el mismo lugar en donde estaba. Mientras le daba el pecho, suave y tiernamente le daba palmaditas en su cabeza. En esos precisos instantes escuchó el ruido de una olla cayéndose del fuego, en el interior de la cocina; ella pensó que se trataba de las travesuras del gato. Levantó al niño de su regazo y lo dejó en el suelo para poder correr a ver lo que había sucedido. Cuando Yashoda desapareció en la habitación contigua, Krishna se enojó por el abandono de ella, pues lo había dejado a la mitad de su comida. Vio la olla ante sus ojos y desquitó su enojo con ella. Le dio un gran golpe con el rodillo de batir y cuando la leche cuajada se esparció en el suelo, recogió la mantequilla, se la introdujo en la boca y corrió fuera del cuarto para evitar el regaño. Cuando Yashoda regresó al cuarto, vio la olla rota, la leche cuajada en el suelo, que ya no había mantequilla y que Krishna ya había huido. Sabiendo que esto era obra de Krishna, lo buscó en cada rincón y escondrijo.

Ella no lo encontraba por ningún lugar. Fue a las casas vecinas y preguntó si alguien lo había encontrado. Todos le dijeron que no lo habían visto y que no sabían dónde podría estar. Yashoda estaba en verdad asustada. Se decía dentro de sí: `Debe haber huido temiendo el castigo por haber roto la olla y tirado su contenido. ¡Pobre niño, ha corrido en la oscuridad!' Buscó casa tras casa en la calle; finalmente lo sorprendió en el acto de bajar una olla de mantequilla del colgajo donde el ama de casa había puesto una serie de ollas de leche, yogurt y mantequilla. ¡Krishna había puesto boca abajo un mortero para poder alcanzar la olla de mantequilla, bajarla en forma segura y compartirla con sus compañeros!"

"Al ver esto Yashoda gritó: `¡Oh, tú ladronzuelo! ¿Te has estado comportando así en todas las casas? Cuando las pobres gopis se quejaban conmigo de tus hurtos, yo solía regañarlas sin comprobar sus acusaciones y las mandaba de regreso a sus casas. ¡Pero ahora lo he visto con mis propios ojos! Apenas puedo creer lo que ellos ven. ¡Oh, cuán equivocada estuve todos estos días! No puedo dejarte escapar de aquí en adelante. No, si te dejara salir con la excusa de que eres un niño, más tarde esto podría llevarte a fechorías peores. Ahora tengo que castigarte en forma efectiva y no perdonarte de ninguna manera. Cuando el niño de una gran familia se convierte en ladrón, es una desgracia para todo el clan. La mala fama no puede borrarse fácilmente, y la reputación de nuestra familia sufrirá'. Su sufrimiento estaba más allá de cualquier descripción. Nunca antes ella había pasado por una vergüenza mayor y se dejó llevar por un fuerte sentimiento de ira. Trajo una larga y gruesa cuerda y se aproximó a El con el propósito de atarlo a un pesado mortero.

Sabiendo sus intenciones, Gopala se escurrió por todas las puertas y hacía fallar todos los intentos por atraparlo. La madre corrió detrás de El por todas las calles y caminos. Como nunca antes había corrido tan rápido, pronto quedó exhausta, en poco tiempo sus zancadas se hicieron muy lentas y empezó a jadear al respirar. Los hombres, mujeres y niños que veían esto empezaron a reírse de los vanos intentos de su persecución tras el niño. Disfrutaban esa graciosa escena y tuvieron tanta diversión de la travesura de Krishna como del fallido intento de su madre por atarlo".

"Gopala es Omnisciente, nada está escondido para El. Así que se dio cuenta de que su madre estaba demasiado cansada para continuar y El mismo se dejó atrapar. ¡Yashoda no pudo ni levantar su mano para pegarle! Ella lo tomó firmemente de la mano y le decía: `¡Vamos a casa, ladrón! No sería propio si te castigara en la calle, te daré una lección pero en casa". "Lo llevó hasta su casa y de ahí lo llevó hasta un enorme mortero de piedra, para poder atarlo con una fuerte cuerda. Pero la cuerda que ella había traído resultó ser demasiado corta, por lo cual fue en busca de otra para añadirla a la primera. Ella tuvo que hacer esto una y otra vez pues, no importara el largo de la cuerda, Krishna parecía crecer tanto que ésta no alcanzaba a darle la vuelta. Siempre hacía falta justamente un poco más de largo para poder atarlo. La madre estaba maravillada ante este asombroso fenómeno. ¿A qué se le podía atribuir este milagro? Ella no lo sabía. Finalmente, de alguna forma se las arregló para hacerle un nudo, dejándolo atado al mortero. Yashoda se fue al interior de su casa y se dedicó a sus acostumbrados deberes de ama de casa".

"Mientras tanto, Krishna arrastró el mortero y llegó al jardín con el mortero rodando detrás de El. En aquel lugar había crecido un gran árbol con troncos gemelos muy cerca el uno del otro. El mortero se atascó entre los dos troncos y cuando el niño Divino le dio un ligero tirón para salvar el obstáculo, ¡arrancó de cuajo el árbol! el cual cayó con un fuerte y retumbante estruendo. El ruido atrajo a todos hacia la casa de Yashoda, en donde había caído el árbol, pues no había lluvia ni tormenta. Yashoda corrió para ver qué pasaba y se quedó atónita de lo que vio. Gopala estaba en medio del follaje caído entre las enmarañadas ramas. Dio un fuerte chillido y se acercó al niño. Aflojó la cuerda, cargó al niño y se sintió muy aliviada de que El hubiera escapado de otra terrible desgracia.

`¿Te asustaste, hijo mío? ¡Qué mala he sido!', se lamentaba la madre a viva voz. Pero, mientras se quejaba así, surgieron del árbol dos Formas Divinas, ambas masculinas, que cayeron a los pies de Gopala, después permanecieron de pie con las manos juntas en actitud de plegaria y le dijeron: `¡Oh Señor! Nosotros somos los hijos de Kubera, somos hermanos gemelos, Nalakubara y Manigriva. A causa de una maldición del santo Narada nos convertimos en este árbol y existíamos como tal. Este día la maldición ha visto su fin a través de tu gracia. Si nos lo permites, nos iremos a nuestros respectivos hogares'. Al terminar de decir esto, las dos Formas Divinas desaparecieron. La gente de Gokula quedó desconcertada ante esta visión, pero después se llenaron de gran gozo".

"A pesar de que ellos escucharon la glorificación de Gopala como Dios, a pesar de que tuvieron una evidencia concreta de su Divinidad, regresaron a la maya, concluyendo sus conversaciones de Gopala como el niño que era hijo de Nanda y Yashoda y sintieron que El era su amiguito pastor. Fueron atrapados en las espirales de la ilusión".

Cuando Suka dijo esto, el rey interrumpió con una pregunta: "Maestro, ¿cómo le hizo esta maya para adquirir un poder tan avasallador? ¿Quién dotó a maya con la capacidad de esconder la gloria del propio Madhava (Dios)? ¿Cuál es exactamente la verdadera naturaleza de maya? Por favor, dímelo". Entonces Suka le explicó: "Oh rey, esta maya no es algo separado de su propia Forma. Dios es comprensible sólo a través de la envoltura de maya; se hace evidente al usar las vestiduras de maya. La maya obstruye la realidad y es su naturaleza encubrir la realidad y hacerla aparecer como irreal. Solamente aquel que la elimina, la destruye, la destierra, la desgarra, podrá tener una visión de Dios, solamente él podrá alcanzar a Dios. Maya los hace sentir que lo inexistente existe. Muestra agua en el espejismo, les hacer ver como verdadero lo que imaginan o desean. El engaño de la ilusión no puede afectar al hombre si éste es capaz de renunciar a los deseos, a la imaginación y la proyección".

"¿O de qué otra manera podría explicarse que Yashoda, que había visto con sus propios ojos y en muchas ocasiones la Divinidad de Krishna, retornara a la creencia de que El era su hijo? La imaginación y el deseo eran las causas de este engaño. Los cuerpos eran los del hijo y de la madre; pero el verdadero Ser, el Dehi, el que tomó al cuerpo, ése no es madre ni hijo tampoco. ¡La madre cuerpo está relacionada con el hijo cuerpo, pero no existe madre Dehi o hijo Dehi! Si uno adquiere esta fe firme en sí mismo no podrá haber más deseos por los placeres externos. Cuestiónense e investiguen, ustedes sabrán esta verdad. Sin este cuestionamiento, el engaño crecerá y el intelecto será lentamente dominado."

"¡Ah! El rol al que se somete la misma Divinidad produce resultados que son de gran relevancia en verdad. El Vedanta inculca que uno debe penetrar detrás de las manifestaciones: éste es el significado interno. Engañado por su papel, el hombre persigue los deseos; creyendo que el cuerpo que adopta es real y verdadero, el hombre cae en maya. Para aquellos cuya atención está concentrada en el cuerpo, el ser interior no será visible, ¿no es cierto? Las rojas brasas no serán visibles si las cenizas las cubren. Cuando las nubes se hacen densas, no puede verse a la luna ni al sol. El denso musgo que flota sobre un lago dará la impresión de que es tierra firme, sobre la cual hay vegetación. Cuando el ojo tiene cataratas sobre la pupila, no se puede ver nada. De igual manera, cuando la noción del cuerpo predomina como la realidad, el residente del cuerpo no se percibe". "¡Maestro! En verdad que en este día ha caído el velo de mi mente. Tus enseñanzas, al igual que una ráfaga de viento, sacudieron las cenizas de las brasas vivas. La ilusión de que este compuesto de cinco elementos llamado cuerpo es la realidad ha sido totalmente desechada y exterminada. Estoy bendecido, he sido realmente bendecido". Con estas palabras, el Maharaja Parikshit cayó a los pies del gurú Suka.

Mientras tanto, los sabios ascetas y ciudadanos comunes que se habían congregado ahí entraron en una animada conversación. Cuando el tiempo marcha aceleradamente hacia el final, el cuerpo también tiene que estar listo para su eliminación, ¿no es cierto? El cuerpo se derrumba cuando los aires vitales dejan de fluir en él, pero la mente no lo abandonará. Esta es la razón por la cual más y más nuevos cuerpos tienen que ser asumidos hasta que la mente se quede vacía, desprovista de contenidos, libre de deseos. "Este día nuestro Maharaja ha diferenciado su mente de su cuerpo. Ahora él está en una Bienaventuranza tal que ni siquiera los aires vitales pueden hacerle ninguna mella. Cuando la mente se funde para siempre en Madhava (Dios) el cuerpo se vuelve todo Divinidad; no puede identificarse su aspecto humano", decían.

"Las enseñanzas impartidas por Suka este día no están dirigidas solamente a Parikshit; son para todos nosotros, son para todos los afligidos por la ilusión de que son el cuerpo en el cual están encerrados. Este tipo de ilusión es la causa de la esclavitud; sin embargo, la otra creencia, la de que somos el Alma, es el método para la Liberación. Esto es lo que los Vedas y los Shastras declaran. I a mente, que le da la bienvenida a la ilusión o que mantiene la idea de la realidad, es a la vez el instrumento para la Liberación o para la esclavitud. Esta afirmación del Sruti es la verdad." Cavilando acerca de esto por algún tiempo, la gente se sentó con los ojos cerrados, absorta en sus oraciones. Cuando el sol estaba a punto de ponerse, los ascetas caminaron hacia las arenas dei sagrado Ganges, sosteniendo sus ollas de agua y sus bastones en sus manos, para poder ejecutar los rituales de la tarde.