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Discursos dados por Sai Baba

11. 24/05/00 Ser querido por el Señor

24 de Mayo de 2000

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Anapeksah Sucindaksa Udasino Gatavyathah

Sarvarambha Parityagi Yo Madbhakiah Same Priyah

«Aquel que es totalmente libre de deseos,

absolutamente puro,

firme en su determinación,

completamente desapegado,

inmune a los vaivenes del tiempo,

y que ha renunciado a la pompa y la ostentación;

ese es querido por Mí».

BHAGAVAD GITA: (12.16)

Encarnaciones del amor:

Dios ama profundamente a aquellos que poseen las cualidades enumeradas en este verso de la Bhagavad Gita.

Anapeksha significa que el devoto está más allá de los deseos o expectativas. ¿Es posible que la gente, atada como está al cuerpo y a los sentidos, esté completamente libre de deseos? Difícilmente. Siempre habrá algún deseo u otro. Sin embargo, debemos ejercer control sobre los deseos que tenemos. ¿Qué tipo de deseos están permitidos? Recordemos lo que Krishna dice al respecto. Él afirma que todas las acciones justas son divinas. Así, entre los deseos permitidos, el mejor es el deseo de tyaga o sacrificio. El anhelo por el dharma también es importante. El deseo por Dios es obligatorio. Aunque lo que verdaderamente debe desearse está muy claro, la gente tiene expectativas y deseos muy variados. Mientras que algunos consideran que ser justos es muy importante, otros piensan que alcanzar la grandeza mundana es el mejor de los objetivos. Algunos incluso intentan combinar estos dos propósitos. En verdad, nadie tiene la libertad ni la autoridad para hacer lo que quiera. Debemos hacer exactamente lo que el Señor dice.

El Señor ha declarado claramente que desea que alcancemos el estado de anapeksha. ¿Cómo se logra esto? Lo hacemos restringiéndonos estrictamente a actividades justas, realizando dichas acciones exclusivamente para el placer del Señor y ofreciendo todas esas acciones en su totalidad al Señor. Las acciones realizadas con este espíritu trascienden ampliamente los deseos y expectativas mundanas. Por lo tanto, la palabra anapeksha no debe interpretarse en un sentido muy rígido. Lo que realmente significa es tener el impulso irresistible de trabajar solo para el Señor y para Su único placer. Sin embargo, esto no significa que podamos hacer cualquier cosa. Nuestras acciones deben ser tales que le agraden a Él y obtengan Su aprobación. Si un devoto se conduce de esta manera, se vuelve querido por el Señor.

La segunda cualidad que el devoto debe poseer es shuchi o pureza. ¿Qué tipo de pureza espera el Señor de nosotros? ¿Es pureza exterior o interior? Ambas son necesarias. Dios ama la pureza; la pureza es divindad. Sin embargo, no podemos limitarnos solo a la pureza exterior; la pureza interior también es muy necesaria. De hecho, es de suma importancia. Dios es omnipresente. Está presente tanto en el exterior como en el interior. Entre ambos, primero debemos intentar reconocer el Principio Divino que está dentro.

He aquí un ejemplo. Hay un recipiente de bronce que usamos para preparar sopa. Si el recipiente no está estañado por dentro, la sopa se echará a perder e incluso podría volverse tóxica. Nuestro corazón es como ese recipiente de bronce. Este recipiente debe estar recubierto por dentro con prema. Si se toma esta precaución, el interior estará limpio. La pureza interior es esencial para lograr la pureza exterior. ¿Qué significa exactamente la pureza exterior? No se trata de lavarnos con agua y jabón. Significa realizar un servicio desinteresado a la sociedad y hacer dicha acción para el placer de Dios. Solo tal servicio produce pureza exterior. Si falta la pureza interior, el servicio prestado estará inevitablemente teñido de egoísmo, lo que disminuirá la pureza exterior.

La tercera cualidad que el devoto debe tener es daksha o una determinación fuerte e inquebrantable. ¿Qué tipo de determinación debemos tener? Debemos decir: «Pase lo que pase, no descansaré hasta que logre esto o aquello». Este es el tipo de resolución que debemos tener. Swami dice ocasionalmente:

Habiendo resuelto lo que debe hacerse,

persiste hasta que lo logres.

Esto es determinación.

Habiendo deseado lo que debe ser,

persiste hasta que se cumpla.

Esto es determinación.

Habiendo preguntado lo que debe ser,

persiste hasta que lo obtengas.

Esto es lo que significa determinación.

Habiendo pensado lo que debe ser,

persiste hasta que el pensamiento se concrete.

Tal es la cualidad de la determinación. Al final, ¿qué debería pasar?

¡Por pura insistencia,

el Señor debe ceder a tus deseos!

Persevera, sé tenaz y nunca te rindas.

No es característico de un devoto retroceder,

abandonando su resolución.

¿Qué significa determinación? Significa tener la firme resolución: «Definitivamente, debo ver a Dios, tener a Dios y obtener Su Gracia». Dios ama profundamente al devoto que tiene tal determinación firme.

Luego viene udasina, que significa desapego. Debemos estar totalmente desapegados con respecto a lo que hacemos. Podemos realizar cualquier tipo de trabajo; por ejemplo, podemos estar involucrados en actividades de servicio. Sin embargo, no debemos tener ninguna expectativa de ningún tipo (incluyendo el resultado), ni buscar recompensa, elogios, aprecio, etc., por lo que hacemos. Especialmente cuando trabajamos para organizaciones de servicio, debemos ser muy cuidadosos; no debemos tener ningún anhelo de fama o prestigio. No debemos buscar elogios ni respeto. No debemos lamentar: «¡Estoy trabajando tan duro y haciendo tanto, pero no se menciona nada de esto en los periódicos!». Si realizamos nuestro trabajo con tales anhelos y expectativas, entonces el bien que podríamos estar haciendo se anula, y la santidad del trabajo se destruye. Por lo tanto, debemos realizar el trabajo de servicio con sinceridad, siendo inmunes al éxito y al fracaso, a los elogios y a las críticas.

Después, gatavyatha; esto significa ser impermeables a los altibajos provocados por el tiempo. Adquirir esta particular virtud también requiere una fuerte determinación. No debemos preocuparnos por el pasado ni inquietarnos por el futuro. ¿Por qué todas esas reflexiones inútiles? No importa cuánto pensemos, reflexionemos o nos preocupemos, las penurias del pasado no pueden corregirse ni enmendarse. En cuanto al futuro, nadie puede decir nada definitivo al respecto, ya que es muy incierto. Estamos ansiosos por lograr algo mañana; ¿hay alguna garantía de que estaremos vivos entonces? ¿Estamos seguros de que estaremos vivos? Nadie puede hablar con certeza sobre tales asuntos. Por lo tanto, ¿cuál es el sentido de preocuparnos por el futuro? El futuro está oculto en el seno del tiempo; nadie puede verlo. Entonces, ¿por qué pasar el tiempo imaginando todo tipo de escenarios futuros? En cuanto al pasado, se ha ido y yace enterrado en las arenas del tiempo. El pasado no puede ser revivido, recuperado ni resucitado. El futuro pertenece al tiempo. ¿Por qué, entonces, desperdiciar tiempo reflexionando sobre el pasado y el futuro? Si queremos pensar, pensemos en el presente. La gente no puede vivir sin pensar. Las olas del pensamiento nos asaltan constantemente. Canalicemos nuestro pensamiento hacia el presente. ¿Por qué? Porque tanto el pasado como el futuro están contenidos en el presente. El presente es una semilla que proviene de un árbol llamado pasado. Esta semilla también contiene el árbol llamado futuro. Por lo tanto, el presente es muy importante, siendo la encarnación tanto del pasado como del futuro; por ello, sigamos el presente.

Aquel que habla y se conduce

juzgando correctamente la situación y las circunstancias,

sin lastimar a los demás

y sin ser lastimado,

ese es sabio y bendecido.

No nos preocupemos por el futuro, concentrémonoss en el presente. Si cuidamos adecuadamente el presente, el futuro está destinado a ser brillante; de eso ustedes pueden estar seguros.

Por último, sarvarambha parithyagi, lo que implica una renuncia total. ¿Quién es un verdadero renunciante? Aquel que permanece perfectamente sereno en todo momento y bajo todas las circunstancias. Esa persona está más allá de la pompa y la ostentación. Dios se aleja de la persona ostentosa. De hecho, el exhibicionismo es lo primero a renunciar. La pompa es una señal segura de rajo guna (tendencia a ser impulsivo y agresivo). El anhelo de ostentación es el punto de partida de todos los deseos. Buscar publicidad es un reflejo de deseos mundanos. No persigamos metas mundanas, ya que representan lo temporal y lo evanescente. Evitemos la pompa, el espectáculo y la publicidad. Krishna declaró que tal asceta es querido por Él.

Hoy en día, en todas partes se trata de espectáculo y publicidad. La gente puede gastar solo cinco rupias en caridad, pero está dispuesta a invertir quinientas rupias en publicitar su acto en los periódicos. ¿No es esto un mero espectáculo? Solo aquel que busca fama necesita publicidad; por otro lado, quien está verdaderamente interesado en el servicio no tiene necesidad de ella. No anhelemos publicidad. Mientras estemos detrás de la pompa, nunca podremos experimentar la felicidad suprema del Atma. ¿Cómo puede alguien que es ignorante del Uno Mismo ganarse el amor de Dios? Mientras buscamos la Gracia de Dios, debemos ser muy pacientes en todo y en cada aspecto. Solo entonces se puede decir que estamos transitando el camino espiritual; solo entonces seremos merecedores de la atención de Dios.

Encarnaciones del amor: si desean ser merecedores del amor de Dios, sus acciones deben ser coherentes con el amor. Es imposible asegurar el amor de Dios sin acciones apropiadas y sagradas. ¿Puede alguien que siempre está anhelando recompensas sentirse verdaderamente feliz? La única compensación que debemos buscar es el placer y la alegría de cumplir correctamente con nuestro deber. La alegría del servicio es la verdadera recompensa. Si vamos en contra del mandato de Dios, todo está destinado a salir mal.

Yad bhavam tad bhavati.

«Como es el sentimiento, así es el resultado». Si deseamos el amor de Dios, nuestras accione deben coincidir y ser compatibles con nuestro deseo. Si no queremos el amor de Dios, estamos en libertad de hacer lo que nos plazca. Sin embargo, si el amor de Dios es lo que queremos, debemos actuar de manera apropiada. En este mundo, primero debemos pagar el precio antes de adquirir la autoridad para poseer lo que deseamos. Vamos a una tienda a comprar una toalla. El tendero nos dice que cuesta veinte rupias. Cuando pagamos veinte rupias en efectivo, el tendero envuelve la toalla y nos la entrega. ¡Sin efectivo, no hay toalla! Dios también sigue un procedimiento de «transacción» similar. ¿Qué tipo de «negocio» hace Dios? ¡El negocio divino! Si obedecemos amorosamente el mandato de Dios, estamos seguros de recibir amor. El amor de Dios no tiene limitaciones ni estipulaciones. Solo una condición: primero damos y después recibimos. Como dijo Swami anteriormente:

Ofrece servicio desinteresado,

y recibe amor.

Sin ofrecer servicio desinteresado, ¿cómo podemos esperar recibir el amor de Dios? Para recibir el amor de Dios, debemos estar totalmente libres de deseos mundanos y comprometernos constantemente en el servicio desinteresado. El servicio debe ser de naturaleza agradable. Todas las acciones deben realizarse exclusivamente para el placer de Dios. Para esto, no tenemos que renunciar a nada. Solo debemos seguir cumpliendo con nuestro deber normal de la manera ordenada por el Destino. Desean estudiar; muy bien, háganlo. Pero, ¿de qué manera deben estudiar? Deben hacerlo para el placer de Dios. Están empleados en algún lugar. ¿Cómo deben realizar su trabajo? Háganlo como si estuvieran tratando de complacer a Dios. Díganse a ustedes mismos: «Estoy haciendo este trabajo como una ofrenda para Él». Instalemos este sentimiento en nuestro corazón y hagamos lo que queramos o lo que tengamos que hacer. Sin embargo, antes de apresurarnos a adoptar este curso de acción, hagamos una pausa, reflexionemos y asegurémonos de que Dios realmente estará complacido con lo que estamos tratando de hacer y ofrecerle. No podemos hacer todo tipo de cosas tontas y estúpidas, afirmando que lo hacemos para el placer de Dios. Si actuamos solo según nuestros caprichos, ¿creen que Dios aceptará nuestras acciones como una ofrenda? Cada acción nuestra debe tener tal sello de calidad que sea aceptable para Dios. Sin ese sello, nuestra acción sería una falsificación. Dios debe reconocer que nuestra acción es buena. Cuando ponemos el sello postal adecuado, nuestra carta puede llegar a lugares lejanos. Pero si solo hay una dirección en el sobre y no hay sello, no sirve de nada. Una carta sin sello depositada en el buzón terminará en la oficina de cartas abandonadas. Por lo tanto, si realmente queremos que nuestra ofrenda llegue a Dios, entonces debemos colocar el sello de prema. Solo cuando prema sature cada una de nuestras acciones, Dios derramará Su Gracia. Y lo hará de muchas maneras.

Lenta pero seguramente, debemos desarrollar todas las cualidades enumeradas en el verso del Gita. No abriguemos el temor de que la adquisición de estas virtudes sea imposible.

Frota dos pedazos de madera;

el fuego seguramente surgirá.

Bate la cuajada;

la manteca seguramente se formará.

Dedícate constantemente a la indagación;

la sabiduría ciertamente florecerá.

La brasa se produce cuando se frotan con fuerza dos pedazos de madera. La manteca se forma cuando la cuajada se bate sostenidamente. De manera similar, en la espiritualidad, la indagación sostenida lleva a la Sabiduría y a la Divinidad. Reconocemos la verdad: Tat Twam Asi, «Eso eres tú». ¿Es posible obtener fuego sin frotar y manteca sin batir? El fuego está latente en la madera y no es visible. Hay que frotar con fuerza para hacer que el fuego surja. La manteca está latente en la cuajada, y hay que batir con fuerza para que aparezca. De la misma manera, si queremos el amor de Dios, debemos hacer constantemente un buen trabajo, hacerlo únicamente para el placer de Dios y también ofrecerlo todo a Dios. Solo cuando trabajamos con tal espíritu de entrega nos hacemos merecedores del amor de Dios. La entrega no significa que estamos vencidos y que el otro ha salido victorioso. En la espiritualidad, significa que los dos se fusionan en uno: no se trata de dar ni recibir. Reconozcamos la Unidad Cósmica que lo permea todo. Reconozcamos que este sustrato de Unidad no es otra cosa que Dios. Entonces, automáticamente experimentaremos a Dios.

Estudiantes: todo esto puede parecer muy difícil de practicar. Sepan la verdad: la felicidad suprema solo llega después de un gran esfuerzo. Sin dificultad, no puede haber alegría.

Na sukhat labhyate sukham.

«La felicidad no engendra felicidad». La felicidad nace solo de las dificultades. Si para empezar no hay dificultades, ¿cómo podríamos disfrutar de la dulzura del placer? Por lo tanto, hasta cierto punto deben luchar y enfrentar dificultades. Sin oscuridad, ¿tiene algún valor la claridad? Sin hambre, ¿tiene valor el alimento? De manera similar, debemos descubrir el verdadero sabor y el verdadero valor de la felicidad suprema. ¿De qué manera debemos hacerlo? Descubramos primero el amor dentro de nosotros mismos, y luego usémoslo para recibir el amor de Dios. Una vez que accedamos al amor puro e inmaculado dentro de nosotros, seremos receptores del amor de Dios. Dios incluso pasará por alto y perdonará nuestros errores. Sin embargo, no tomemos esto como garantizado y cometamos errores sin fin. Debemos salvaguardar todos los tesoros que Dios ha depositado en nosotros.

Las gopikas (pastoras) adoraban constantemente a Krishna. Se deprimieron mucho cuando Krishna se fue a Mathura. Estaban tan absortas en el pensamiento de Krishna que lo llamaban constantemente por Su Nombre, sin importar la tarea en la que estuvieran ocupadas. Una vez, una gopika llevaba sobre la cabeza vasijas con leche, cuajada y manteca. Se dirigía al mercado con la intención de vender allí los productos lácteos. Normalmente, el vendedor del pueblo grita en voz alta: «¡Leche! ¡Manteca! ¡Cuajada!», etc., para anunciar los productos disponibles para la venta. Pero esta gopika en particular estaba tan absorta en la contemplación de Krishna que olvidó por completo anunciar el nombre de los productos que había traído para vender. En cambio, vagaba por las calles del mercado gritando: —¡Govinda, Krishna, Madhava…!» Seguía repitiendo el Nombre del Señor. Olvidó por completo todo lo relacionado con la venta, y regresó a casa sin vender nada. Tal era la intensidad de la devoción en aquellos días.

Una gopika le dijo una vez a Krishna: —Oh, Krishna, ¿de qué manera puedo verte? ¿Cómo puedo reconocerte? ¡No es posible! Estás en todo y, sin embargo, eres invisible. Cuando declaramos que eres invisible, de repente te manifiestas. Y cuando decimos que estás presente, de repente desapareces.

Oh Krishna, ¿podemos alguna vez conocerte?

Más sutil que un átomo,

más grande que lo más grande,

estás en cada una de las ochenta y cuatro lakh1 de especies,

y moras en cada ser viviente de cada especie.

¿Podemos alguna vez conocer a alguien como Tú?

La gente en aquellos días creía que había 84 lakh de especies vivientes. Dios está presente como el Morador Interno en cada ser viviente perteneciente a cada una de estas numerosas especies. ¿Cómo es esto? Porque Él es el Uno que se convirtió en muchos. Si las formas de Dios son tan numerosas, ¿en qué forma particular debemos adorar a Dios? ¿Con qué nombre debemos llamarlo? Las formas son el resultado de nuestra percepción física, y los nombres son los que hemos dado a estas diversas formas. Por Sí Mismo, Dios es solo la Verdad.

Aquí hay una flor, un cuaderno y una tela (Swami señala varios objetos en la mesa frente a Él). A los ojos, todos parecen bastante diferentes. La flor es una flor, la tela es tela y el cuaderno es un cuaderno. A pesar de los nombres y formas variados, hay un factor subyacente común: todos existen. Esta existencia es la Verdad básica. Es el sustrato unificador detrás de los diferentes nombres y formas. ¡ES! Lo mismo ocurre con Dios.

Dios ciertamente ES,

Y también es visible.

¡Dios ES, ES, ES! ¡Existe! Ustedes deben tener una fe completa y total en Su existencia. Si tienen esta fe, pueden verlo en todas partes. ¿Cómo es que tenemos fe en nuestra madre? ¿Alguna vez dudamos de si ella es nuestra madre o no? ¡Nunca! ¿Cómo es que tenemos fe en nuestro padre? ¿Alguna vez tenemos dudas de que él sea nuestro padre? Preferimos creer en todas las cosas mundanas, pero no estamos dispuestos a aceptar las verdades espirituales. Este es el mayor error y la debilidad del hombre moderno.

El director (del campus de Brindavan, que habló anteriormente) se refirió al Ramayana. Rama, Lakshmana, Bharata y Shatrughna, representando los cuatro Vedas, nacieron como hijos del emperador Dasaratha. Rama era la encarnación del Rig Veda, Lakshmana representaba el Sama Veda, Bharata representaba el Yajur Veda y Shatrughna representaba el Atharvana Veda. Así, los cuatro Vedas se manifestaron como cuatro príncipes reales. El sabio Viswamitra estaba realizando un yaga (ritual védico). Sabía muy bien que solo Rama, siendo Él mismo la encarnación de los Vedas, podía proteger el ritual que deseaba realizar. Por eso, Viswamitra fue al palacio de Dasaratha para buscar la asistencia de Rama. El emperador estaba muy complacido de ver al venerado sabio y dijo: —Oh sabio, ¿qué te trajo aquí? Viswamitra respondió con una pregunta: —¿Harás lo que te pida? Sin tomarse siquiera un segundo para pensarlo, Dasaratha respondió: — Por supuesto, sin falta. Así, Dasaratha se comprometió y quedó ligado a su palabra.

Nuestras acciones deben coincidir con nuestra capacidad,

deben ser predeterminadas,

tomando en cuenta todos los aspectos,

tanto los buenos como los malos.

Nunca deben hacerse con prisa,

y también deben ser coherentes con la meta.

De lo contrario, pueden resultar peligrosas o mortales.

Antes de dar nuestra palabra, debemos pensar cuidadosamente. No debemos dar nuestra palabra a la ligera o ciegamente, y luego arrepentirnos y retractarnos. Dasaratha hizo una promesa debido a su inmensa fe en el sabio Viswamitra. El sabio dijo: —Oh, rey, quiero que envíes a tu hijo Rama conmigo a la selva para proteger el yaga que estoy realizando allí. Dasaratha quedó atónito. Pensó: «Mi hijo Rama nació para mí después de innumerables oraciones, después de observar muchas austeridades y después de realizar muchos yajnas. ¿Es posible enviar a la selva a un hijo tan querido y tierno, para que luche contra demonios y proteja el yaga? Rama es demasiado joven. Nunca ha visto un demonio. Puede que se asuste de esas terribles criaturas». El amor de Dasaratha por Rama produjo en él una oleada de tales pensamientos. Viswamitra percibió las dudas de Dasaratha y reprendió severamente al emperador: —No tienes idea de quién es tu hijo. Él es la mismísima encarnación de Dios. ¡No lo consideres tu tierno hijo! Es tu apego lo que te ciega a la Realidad Absoluta que es Rama. Abandona ese apego corporal y reemplázalo con la devoción. Viswamitra mandó llamar al sabio Vasishta (el preceptor residente de Dasaratha). Vasishta dijo: —Oh, Dasaratha, ¿sabes por qué estoy sirviendo como sacerdote en tu real hogar? No estoy aquí porque esté enamorado de tu riqueza, fama y poder. Yo sabía que Dios iba a nacer aquí en forma humana. Quería santificar mi vida teniendo el darshan de ese niño divino, pasando el tiempo con Él y experimentando la felicidad suprema. Esa es la razón por la que estoy aquí, no por ganancias mundanas. ¿Por qué tienes dudas sobre Rama? Envíalo inmediatamente a la selva con el sabio Viswamitra. Con gran renuencia, Dasaratha cedió al mandato de Vasishta.

Viswamitra no era un sabio ordinario. Como su nombre lo indica, era un amigo para todo el mundo. ¿Cómo logró este estatus? Al darle a la humanidad el invaluable regalo del Gayatri Mantra. Este gran Viswamitra, que era ampliamente reconocido por sus intensas austeridades, que poseía poderes espirituales extraordinarios y era el gurú de tantos, ahora llevaba a la selva a los jóvenes príncipes reales Rama y Lakshmana. El grupo penetró profundamente en la selva y se acercó al río Sarayu. Era la hora del atardecer, y el sabio les dijo a los príncipes: —Ofrezcan ahora sus oraciones vespertinas. Después de que Rama y Lakshmana lo hicieron, Viswamitra señaló al otro lado del río y dijo: —Vamos hacia allá. Ahí es donde realizaré el yaga. Se está haciendo oscuro, y allí verán demonios terribles. Para asegurarme de que no se asusten, les enseñaré dos mantras: Bala y Athibala. Vengan y siéntense cerca de mí para recibir la instrucción. El sabio enseñó los dos mantras. ¡Vean cómo la ilusión cubre el pensamiento claro! Aquí está el gran sabio que, en la corte de Dasaratha, declaró enfáticamente y aclamó a Rama como Dios Encarnado. Pero una vez en la selva, ese sentimiento había desaparecido. Estaba imaginando a Rama como un tierno joven príncipe, probablemente asustado por los demonios. Esto muestra que sin importar cuán evolucionado sea uno, cuando se tienen relaciones corporales, pueden surgir dudas sobre las Encarnaciones. Tales dudas son el resultado de la ilusión. ¡Bhrama (la ilusión) puede eclipsar a Brahman (Dios)! La ilusión nace de tendencias acumuladas durante muchas vidas. Los sentimientos divinos y la capacidad de reconocer a Dios en forma humana, por otro lado, son el resultado de acciones sagradas ya efectuadas. ¡Qué mar de diferencia separa a bhrama de Brahman! ¡Incluso un gran sabio como Viswamitra podía caer bajo el dominio de bhrama!

Ustedes también tienen ocasionalmente experiencias ilusorias. Surgen preguntas como: «¿Qué es lo Divino? ¿Cómo debemos relacionarnos con la Divinidad? ¿Quién es humano? ¿Qué es un demonio? ¿Qué es un animal?» y así sucesivamente. Las respuestas a estas dudas son simples. La Divinidad es Amor Puro. Aquel que sigue el camino de la rectitud es un humano. La crueldad refleja la naturaleza demoníaca. Y la presencia de cualidades animales en una persona la reduce al nivel de un animal. La Divinidad solo puede experimentarse plenamente a través del amor y de ninguna otra manera. Dios no puede comprarse con dinero, como muchos imaginan tontamente.

Todos conocen la historia de Sathyabhama (una de las consortes de Krishna). Ella quería a Krishna solo para sí misma y no quería que Él fuera a ninguna parte. Le preguntó al sabio Narada cómo podía lograr esto. Narada es quien ofrece instrucción en conocimiento espiritual. Reconociendo que el ego de Sathyabhama era responsable de su deseo irrazonable, decidió darle una lección. Para este propósito, ideó un plan y le preguntó a Sathyabhama: —¿Tienes la riqueza que pueda igualar el peso de Krishna? Ella respondió: —Tengo la joya mágica Syamanthaka. Puedo crear riqueza, y en cualquier cantidad. Por lo tanto, no tengas dudas sobre mi opulencia. Ciertamente podré igualar el peso de Krishna con oro, piedras preciosas y joyas. Narada entonces pidió una balanza grande y envió un mensaje a Krishna para que se reuniera con él. Cuando Krishna llegó, Narada le pidió al Señor que se sentara en uno de los platillos. Luego le pidió a Sathyabhama que apilara en el otro platillo su oro y demás riquezas. Sin importar cuánto oro se colocara, el platillo que llevaba a Krishna permanecía abajo; no mostraba ninguna tendencia a subir siquiera un poco. Sathyabhama se asustó. Ordenó que todas sus riquezas se colocaran en el otro platillo; tapoco hubo efecto. Finalmente, colocó incluso la preciada joya mágica Syamanthaka. Aun así, la balanza permaneció inmóvil. Corrió hacia Rukmini (la otra consorte), gritando «¡hermana, hermana!». Hasta ese momento, nunca se había preocupado por Rukmini ni se había molestado en mirarla a la cara. Era el cumpleaños de Rukmini, pero la celosa Sathyabhama había impedido que Krishna visitara a Rukmini incluso ese día. Rukmini era una persona compasiva. Le preguntó a Sathyabhama: —Hermana, ¿por qué estás tan agitada? ¿Qué pasó? Sathyabhama narró todo lo que había ocurrido y luego dijo: —¡Todo esto es obra de ese Narada! Rukmini dio una vuelta reverente alrededor de la planta de tulsi en su jardín, arrancó una hoja, la mantuvo en su palma y fue con Sathyabhama al lugar donde estaba Krishna. Narada estaba esperando a las dos con una amplia sonrisa en el rostro. Krishna también estaba lleno de sonrisas. Dijo: —Me estoy ofreciendo a la venta, a quien esté dispuesto a comprarme. Rukmini entonces dijo: —Narada, Krishna solo puede ser igualado por Su Glorioso Nombre, no por riqueza material. Por lo tanto, simplemente voy a cantar «¡Krishna!». Narada respondió: —¿Cómo puede uno equilibrar al que tiene Forma con una palabra que es informe? No puedo aceptar este tipo de equilibrio. Debes colocar algún objeto en el platillo vacío para tratar de inclinar la balanza. Sathyabhama intentó poner toda su riqueza, pero fue inútil. ¿Qué vas a colocar tú en el platillo? Rukmini entonces cantó:

Oh, Dios, adorado con hojas, flores, frutos y agua,

si es cierto que te sometes

cuando se te ofrece amor puro en lugar de todo eso,

ruego que seas equilibrado por Tu Nombre,

y luego inclines la balanza con esta hoja de tulsi.

Dicho esto, cantó el Nombre de Krishna y luego colocó la hoja de tulsi en el platillo vacío. La balanza se inclinó inmediatamente, al subir el platillo que llevaba a Krishna. ¡Krishna había sido más que igualado! Narada observó: —El Nombre de Krishna equilibró la balanza, y después la hoja de tulsi fue suficiente para inclinarla.

Dios solo cede ante el amor. Cualquier cosa que le ofrezcamos, no importa cuán insignificante pueda ser en el sentido material, es aceptable para Él si la ofrenda está acompañada de amor puro. Incluso una sola hoja de tulsi es suficiente. Dios no puede ser obtenido con riquezas, sino solo con amor. No hay, de hecho, riqueza mayor que el amor. Por lo tanto, ofrezcamos a Dios el amor. Si le ofrecemos amor puro, entonces Dios estará muy complacido y siempre estará con nosotros. Si queremos ser dignos del amor de Dios y receptores de Su Gracia, debemos obedecer Su mandato. ¿Qué dice Él?

Anapeksah sucirdaksa udasino gatavyathah

Sarvarambha parityagi yo madbhaktah same Priyah

El dice : «Si ustedes tienen todas estas cualidades, entonces serán queridos por Mí». Dios los reclamará como propios fácilmente, si hacen lo que Él dice. Debemos entender completamente lo que Dios quiere de nosotros, y conducirnos en consecuencia.

Encarnaciones del amor: ¿cómo captar las enseñanzas de Dios? ¿Cómo desarrollar y sostener la fe en Él? Mañana Swami hablará con ustedes sobre estos temas.

Bhagavan concluyó el discurso cantando el bhajan «Bhavabhaya Harana».


Traduccion SBd