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Discursos dados por Sai Baba

28. 09/10/97 Descubriendo el Atma

Descubriendo el Atma

Descubriendo el Atma

9 de Octubre de 1997

No hay penitencia que iguale a la paz; no hay felicidad más grande que el contento; no hay peor enfermedad que el deseo; no hay rectitud que iguale a la compasión.

¡Encarnaciones del Amor!, ninguna penitencia puede igualar a la paz. La verdadera penitencia no consiste en llevar la vida de un asceta en un bosque, sino en adorar a Dios en pensamiento, palabra y acción. ¿Qué necesidad hay de realizar penitencia alguna para adquirir paz, si esa paz ya está presente en el corazón? La paz puede alcanzarse cuando se dirige la visión hacia adentro.

“No hay felicidad más grande que el contento” (“Na santoshatparam sukham”). ¡Cuántas personas miserables hay en el mundo que poseen todas las comodidades que necesitan! Dritarashtra disponía de todas las comodidades reales y tenía cien hijos, pero no pudo encontrar la paz. Las comodidades materiales no pueden considerarse equivalentes a la paz. Se dice que el contento otorga la felicidad más grande. De esto se desprende que la verdadera felicidad reside en el corazón y todos deberían buscarla allí.

Los deseos excesivos son la fuente de todos los males. Hay satisfacción momentánea cuando se cumplen algunos deseos. Sin embargo, cuando los deseos no se cumplen, el hombre se enferma de muchas formas. No hay en el mundo enfermedad más terrible que los deseos insaciables.

“No hay rectitud que iguale a la compasión” (“Na cha Dharmo Dhaya samah”), por la simple razón de que un corazón compasivo es la morada de la Divinidad. Donde hay compasión, no hay necesidad de otros actos de caridad.

La Conciencia es pura e inmaculada Antiguamente, los sabios indios le otorgaban el lugar de honor y estima más elevado a la palabra Atma. También se la conoce como Conciencia (Eruka). Esta conciencia halla su expresión en el término “Yo” (Aham). Cuando este Aham se identifica con una forma corporal, se convierte en el ego (Ahamkara). Este ego no es el estado natural de Aham. Se convierte en Ahamkara al relacionarse con una forma en particular. Es conciencia pura e inmaculada.

La mente es la que obstaculiza el camino de la correcta comprensión de Aham. Así como las nubes que surgen de los vapores producidos por el sol pueden ocultar a este astro por un tiempo, la mente vela a Aham con sus pensamientos y deseos, a pesar de que la mente surge del Atma. Debe entenderse bien el papel de la mente en relación con el principio Átmico. Ella opera como un obstáculo para la conciencia del Atma.

El término “Yo” (nenu en telugu) se originó en el Atma. El “Yo” es la forma de Aham. Términos como Aham, Dios, Conciencia y Atma son todos sinónimos. Cuando el “Yo” (Aham) es comprendido correctamente, uno se convierte en un conocedor del Ser (Atma-Jñani).

El “Yo” está relacionado con un principio fundamental. El “Yo” no tiene base en el cuerpo. Tiene que reconocer su unión con su fuente primaria.

El Principio Átmico es uno y solo uno Todos los objetos tienen su origen en una fuente primaria que nadie puede crear. Hay una fuente primordial, que es responsable de toda la creación. Amuy pocos les interesa indagar sobre la naturaleza de esta fuente.

Desde el punto de vista mundano, tenemos a un hacedor (Kartha), un deber (Karma) y una acción (Kriya). Sin embargo, desde el punto de vista espiritual, los tres son uno y el mismo: el hacedor, el deber y la acción. Este Principio Átmico es uno y solo uno.

Se dice que Ser-Conciencia-Bienaventuranza (Sat-Chit- Ananda) son los atributos del Ser (Atma). Desde Mi punto de vista, estas no son tres entidades distintas. No son tres estados distintos.

La Conciencia (Chit) y la Bienaventuranza (Ananda) están presentes en Sat como el azúcar que se disuelve en el agua y se vuelve una con ella en forma de almíbar.

Hay un ejemplo que explica por qué es difícil reconocer el Principio Átmico. Una taza contiene jugo de fruta. La taza no es consciente de la naturaleza del jugo. Un hombre utiliza una pajita para sorber el jugo. La pajita no sabe nada acerca del jugo. El Budhi reconoce el gusto del jugo. No lo disfruta. El jugo es enviado al estómago, donde es convertido en tres partes: lo denso, que es excretado; lo sutil, que se convierte en sangre y ayuda a sostener la vida, y lo más sutil, que va a la Conciencia Integrada Constante (Prajna-Shakti), que es sinónimo del Ser. En esta analogía, la taza es el cuerpo, la pajita representa los sentidos.

Prajnana es el Atma.

Prajnana, Conciencia, el “Yo”, Atma, Ananda, Brahman son todos términos sinónimos. Las personas mundanas pueden ver diferencias entre estas palabras, pero en el lenguaje espiritual significan lo mismo.

Dos clases de “Yo”: apegado y desapegado El “Yo” (Aham) es de dos clases. Uno está asociado con el apego al cuerpo, y el otro está disociado del cuerpo. Ambos son “Yo” (nenu en telugu), pero el “Yo” identificado con el cuerpo se convierte en ego (Ahamkara). El ego lleva una forma dondequiera que vaya. Sin embargo, el “Yo” sin forma no identificado con el cuerpo es el Atma. El Atma sin forma no posee atributos, pero, cuando es asociada con una forma, tiene todos los atributos. Hoy las personas experimentan solo el “Yo” (Aham) que se identifica con el cuerpo. No pueden concebir un “Yo” sin un cuerpo. Sin embargo, considerando al cuerpo como la base y dirigiendo la visión hacia adentro, el Atma puede ser experimentada a su debido tiempo. Esto se denomina Percepción Directa del Ser (Atmasakshatkara).

Significa rastrear al “Yo” hasta su fuente. Un hombre que camine dando la espalda al sol lo hará sobre su propia sombra.

Solo cuando invierta su dirección podrá dejar atrás su sombra.

El mismo proceso se aplica a la realización del Ser. El viaje debe ser hacia el Ser interior y distanciándose del mundo externo.

Lo que se necesita hoy es apartar la mente de la preocupación por el mundo externo de la Naturaleza y dirigirla hacia la Divinidad interna.

Este es el sadhana que tienen que realizar. De este modo verán lo Divino en todo en lugar de ver a la Naturaleza como un fenómeno físico. Cuando vean al mundo externo como una manifestación de Dios, no notarán el aspecto fenoménico de la Naturaleza (Prakriti).

Consideren a la Naturaleza una manifestación de Dios.

¿Cómo ha de experimentarse esto en la vida real con sus alegrías y tristezas? Se lo puede comprender mediante un ejemplo.

Cuando duermen, ustedes tienen sueños en los que sienten alegría y tristeza. Estos parecen reales mientras duermen. Al despertar, se dan cuenta de que eran irreales y meros sueños. En el estado de vigilia ustedes tienen otras experiencias. ¿Cuál es la relación entre estas dos categorías de experiencias? Lo que sienten en el estado de vigilia también es un sueño. La realidad es que, en ambos estados –el sueño y la vigilia–, ustedes están presentes como el soñador.

El concepto del Principio Átmico La diferencia entre un sueño en el estado de sueño y lo que ocurre en el estado de vigilia se relaciona principalmente con el factor tiempo. En un sueño una persona puede atravesar todas las experiencias de su vida desde la niñez hasta la ancianidad en unos pocos minutos. El sueño abarca las experiencias de muchos años en unos instantes. Del mismo modo, lo que ocurre a lo largo de muchos años en el estado de vigilia puede parecer unos pocos momentos en la experiencia espiritual.

Nuestra concepción de la realidad se relaciona con el factor tiempo. El tiempo marca una gran diferencia entre lo que es percibido directamente (pratyaksham) y lo que es experimentado indirectamente (paroksham). El Atma es la entidad inmutable capaz de reconocer los cambios producidos por el tiempo.

La conciencia de la realidad inmutable que subyace en el mundo fenoménico de cambios es el Principio Átmico llamado Eruka. Está presente en todos como el Aham. Sin embargo, cada uno ve al mundo desde su circunstancia, antecedentes y experiencia particulares.

El Principio Átmico es explicado o descripto de diferentes modos. No hay conexión entre su realidad y la forma en que es experimentado.

Las analogías usadas para explicar el Principio Átmico tienen sus limitaciones inherentes. Se declara que Dios es omnipresente.

¿Cómo deciden esta omnipresencia? Hay una forma práctica de decidir esto. Somos conscientes de los cinco elementos básicos:

tierra, agua, fuego, aire y espacio, con cinco cualidades: olor, fluidez, luz, tacto y sonido. La tierra posee las cinco cualidades, entre ellas, fundamentalmente, el olor (gandha). El agua posee fluidez (rasa). Es más liviana que la tierra y es móvil. Posee cuatro cualidades. El fuego tiene tres cualidades, de las cuales la forma (rupa) es la más notable.

Es más liviano que el agua. Luego está el aire, que es más liviano que el fuego y posee dos cualidades: tacto (sparsa) y movimiento vibrante (sabda). Por último está el éter o espacio (akasha), que es el más sutil de los cinco elementos y lo satura todo. Trascendiendo el espacio está Dios, que es omnipresente.

El progreso espiritual está relacionado con la reducción de los deseos Cuando realicen su indagación de esta manera, descubrirán que las diferentes cualidades son la razón de los sentimientos y las reacciones. Estas cualidades deben ser controladas. Simultáneamente, uno tiene que reducir las cargas de la existencia mundana y los deseos que llenan la mente. Hoy el hombre está agobiado por la carga abrumadora de los deseos. El progreso espiritual está directamente relacionado con la reducción de los deseos. La gracia de Dios acompaña al esfuerzo humano.

Dos personas hablaron antes acerca de sus experiencias y alabaron el poder de lo Divino (Daiva-shakti). Sin embargo, este poder Divino no opera independientemente del esfuerzo humano. De hecho, cada individuo posee este poder Divino. Ellos invocan el poder Divino como un auxiliar de su propio poder, que proviene de lo Divino.

Al no reconocer su poder Divino inherente, ellos se lo atribuyen a otro.

Algunos devotos tienden a culpar a Baba si sus deseos no se cumplen. Cuando los devotos oran con un corazón puro, su misma pureza les brinda ayuda. Sin embargo, ellos le agradecen a Baba por salvarlos. Baba no está comprometido en ninguno de estos resultados, que son los frutos de los esfuerzos y actitudes de los devotos. En nuestra universidad, hay un letrero que dice: “El Dharma protege a su protector y destruye a su destructor”. Del mismo modo, cuando su fe en lo Divino es total, esa fe los ayudará.

Desarrollen esa confianza en el Ser. El Ser no es visible, así como tampoco son visibles los cimientos de una gran mansión. Sin embargo, sin los cimientos el edificio no puede levantarse. Del mismo modo, la confianza en uno mismo es la base de la satisfacción con uno mismo. El techo de la mansión es el sacrificio. Luego obtienen la realización personal.

Solo el Ser es eterno e inmutable Los hombres deben desarrollar una fe firme. Eso les conferirá todas las experiencias espirituales. Los Upanishads declaran:

“Levántense del sopor de la ignorancia y avancen hacia la conciencia del Ser”.

¡Encarnaciones del Amor!, sin importar qué otras creencias puedan alimentar, tengan fe firme en Dios. Todas las cosas del mundo están expuestas a perecer. Solo el Ser es eterno e inmutable.

Es desafortunado que la vasta mayoría de la humanidad lleve vidas mundanas olvidando a Dios. Hagan que Dios sea la base de su vida. Continúen con sus actividades normales. El deber es Dios.

El trabajo es adoración. Espiritualicen todas sus acciones y consideren que todo lo que ocurre es para su bien. Aprendan a experimentar la bienaventuranza perenne tratando de alcanzar la unión con Dios. Jamás olviden a Dios. No vayan tras las cosas del mundo. No teman a la muerte. Cuando su vida esté arraigada en estas tres máximas, realizarán al Atman.

Discurso pronunciado en el Salón Sai Kulwant, el 9 de octubre de 1997.