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Libros escritos por Sai Baba

59. Para llegar a Dios, libérate de ilusiones externas e internas

59. Para llegar a Dios, libérate de ilusiones externas e internas

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El aspirante espiritual (Sadhaka) deberá apreciar la diferencia entre la conducta del hombre corriente y la del aspirante. El hombre común es, aquel que carece de fortaleza, tiene egotismo y está lleno de deseos relacionados con el Universo, a través del cual está tratando de tener una existencia feliz. El hombre espiritual es aquel que está pensando que Dios lo es todo, tan incesantemente como las olas del mar, aquel que acumula el tesoro de la igualdad y del amor igual hacia todos, que está contento con el pensamiento de que todo es de Dios y nada es suyo. El hombre espiritual no se doblegará fácilmente ante el dolor o la pérdida, la cólera, la codicia o el egoísmo, el hambre, la sed o la inconstancia, como e1 hombre común.

Hay que dominar todas estas cosas tanto como sea posible y viajar a través de la vida con fortaleza, valor, alegría, paz, caridad y humildad. Dándose cuenta de que la atención del cuerpo no es lo más importante, uno tiene que soportar pacientemente aun el hambre y la sed y empeñarse constantemente en la contemplación de Dios. Por el contrario, reñir por cada insignificancia, perder el control, entristecerse a la más ligera provocación, encolerizarse al menor insulto, preocuparse por la sed, el hambre y la pérdida de sueño, nunca pueden ser las características de un practicante espiritual.

El arroz en su estado natural y el arroz cocida, ¿pueden ser lo mismo? La dureza del arroz natural está ausente en el cocido. El grano cocido es suave, inofensivo y dulce. El grano sin cocer es duro, vanidoso y engañoso. Ambos tipos son almas y hombres, sin duda; quienes están sumergidos en las ilusiones externas y moran en la ignorancia son los "hombres"; los que están sumergidos en las ilusiones internas son los aspirantes espirituales.

Dios no está inmerso ni en unas ni en otras; se encuentra ausente en ambas. Aquel que no tiene ilusiones externas se convierte en un aspirante y cuando además, carece de ilusiones internas, puede ser considerado un dios. El corazón de tal persona se convierte en la sede de Dios.

Por lo tanto, es posible deducir que todo está impregnado por Dios. Aunque, naturalmente, Dios está situado en cada corazón, la práctica espiritual es necesaria para que puedan discernirlo por sí mismos, ¿no es así? ¡No nos es posible ver nuestra propia cara! ¡Debemos tener un espejo para que nos muestre su imagen! Así también, es necesario un sendero básico, un método de prácticas espirituales para llegar a estar carentes de Gunas .