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Libros escritos por Sai Baba

21y22. 22=Busca el conocimiento de la Verdad Eterna

21. Escucha, contempla y canta el nombre de Dios

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Los Vedas y los Puranas merecen ser leidos y escuchados. El nombre de Dios debe ser recitado y escuchado. Para algunas dolencias, las medicinas son prescriptas para aplicación exterior, mientras que hay otras para uso interno. Sin embargo, para esta dolencia universal de los recurrentes nacimientos y muertes, se prescriben las medicinas de escuchar y cantar los nombres de Dios y otras, para uso externo e interno. Uno tiene que proferir, así como escuchar, el nombre de Dios. Un aspirante puede ganar la gracia de Dios, la gracia del gurú y la gracia de los devotos de Dios. Pero todas estas no serán de ningún provecho si él no asegura también otra gracia, la gracia de su propia conciencia interior. Sin esta gracia, cae en la perdición, puesto que todo el resto, cualquier cosa que sea, no tiene ningún valor.

La gracia de Dios no se logra fácilmente. El sentimiento del egotismo, el cual le hace a uno decir: "Yo soy el Hacedor", deberá ser arrancado de las raíces del corazón. Cada uno, ya sea letrado o ignorante, deberá sentir la dominante urgencia de conocer a Dios. Dios tiene igual afecto hacia todos sus hijos, porque el iluminar es la naturaleza de la luz. Utilizando esa iluminación, algunos pueden leer buenos libros y otros pueden hacer sus tareas diarias, cualesquiera ellas sean. ¡Así también, pronunciando el nombre de Dios, uno puede progresar en la realización de Dios; otro puede, no obstante, hacer acciones malvadas! Todo depende de cómo utilicen la luz. Pero el nombre de Dios seguirá sin mancha, siempre puro, eternamente.

22. Busca el conocimiento de la Verdad Eterna

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¿No se han entrenado los hombres por sí mismos en incontables artes, habilidades y ciencias? ¿No han inventado multitud de máquinas? ¿No han acumulado muchas toneladas de conocimiento? No obstante, no han logrado la paz mental que es tan esencial para la felicidad. En cambio, con cada día que pasa, esta sabiduría está sumiendo al hombre en aguas cada vez más profundas y la paz se está retirando de él más y más.

La razón puede expresarse de esta manera. Estas artes y ciencias tienen sólo valor transitorio; estas máquinas proporcionan comodidad terrenal; todo este conocimiento es acerca de cosas temporales, transitorias. Esta sabiduría no revela a uno el secreto más íntimo del Universo.

Hay un secreto, que si se conoce, pone al descubierto todos los secretos; si ese problema es resuelto, todos son resueltos; hay un nudo que, si se desata, todos los nudos son desatados. Hay una ciencia que, si se domina, se dominan todas las ciencias. Esa ciencia clave es la Sabiduría Eterna (Sanathana Vidya).

Si ha de ser destruido un árbol, se deben cortar sus raíces; es inútil tratar de aniquilarlo arrancando sus hojas una por una. Eso lleva demasiado tiempo; además, puede ser que no resulte. Los antiguos videntes védicos conocían esta Sabiduría, pero los hindúes se sienten avergonzados de tenerlos como sus parientes y amigos.

Ellos vieron a Dios a través de sus esfuerzos ascéticos y ganaron su gracia. Expusieron la ciencia que tan audazmente descubrieron. Investigadores de otros países estudiaron estos libros y dijeron que la India había iluminado un camino para todo el mundo. Este es un hecho bien conocido. La lámpara ilumina la casa, pero precisamente alrededor de su base forma un círculo oscuro. La India no conoce ni se interesa por ese tesoro. ¿Podemos atribuir esto al juego del destino y quedarnos quietos?